Por: Redacción/
Los Paradise Papers son un conjunto enorme de documentos relativos a inversiones en paraísos fiscales, filtrados recientemente, con implicaciones políticas y grandes desafíos. “Es un cúmulo de información que debe analizarse de manera urgente”, expresó Jorge Márquez Muñoz, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
En conferencia de medios, expuso que la capacidad para castigar a las empresas o personas implicadas en estos documentos es un tema fundamental para los gobiernos, así como la búsqueda de aquellos países que son más vulnerables frente a este tipo de prácticas.
Un primer punto a considerar, abundó, es la ausencia de magnates chinos en la lista de quienes ocultan el dinero de esta manera. “Hay que aprender de ese tipo de experiencias”.
Al final de la gestión presidencial de José López Portillo, prosiguió, se publicaron sus memorias, ahí se dio a conocer una lista de más de mil “grandes saca dólares del país”, hombres de negocios, políticos, líderes sindicales que se llevaron su dinero a otros países, en particular hacia Estados Unidos.
“Es impresionante que esa lista haya quedado en el olvido, lo que nos lleva a cuestionarnos si no sucederá lo mismo con estas listas mediáticamente escandalosas que se están dando a conocer”, subrayó.
Los paraísos fiscales no son un problema exclusivo de los países latinoamericanos o del tercer mundo: es un asunto mundial favorecido por la globalización.
Violeta Rodríguez del Villar, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), explicó que al colocar sus fortunas en los paraísos fiscales, los individuos no cometen un ilícito, lo ilegal es no declararlo, por lo que es necesario establecer acciones más profundas y de mayor coordinación internacional, a fin de incentivar la declaración de los ingresos y frenar la elusión fiscal.
En el caso de México, se estima que para 2015 el monto de la evasión ascendió a 574 mil millones de pesos, es decir, una tasa general de evasión fiscal de 23 por ciento, principalmente por ISR e IVA, que representó una afectación de tres por ciento del PIB, explicó.
Los paraísos fiscales ganan inversiones y disponen de recursos frescos que utilizan para especular. “El que gana es el negocio de la especulación; la mayoría de estos países tienen sistemas financieros muy fuertes que trabajan claramente en los mercados más especulativos del mundo para obtener grandes ganancias en el corto plazo”.
No obstante, advirtió, la inversión en paraísos fiscales puede tener efectos negativos para la economía en general, en particular cuando se convierte en delito de evasión fiscal, porque reduce la capacidad del gobierno para impulsar el desempeño económico. Además, genera competencia desleal entre empresas y es susceptible de convertirse en un problema más grave porque podría ocultar un esquema de lavado de dinero.
Al respecto, Mario Humberto Hernández López, de la Facultad de Contaduría y Administración, consideró que no se trata de un asunto que implique a países pobres, “sino una puerta que se abre dentro de los mismos instrumentos de la arquitectura institucional de las finanzas globales, aunque organismos como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) han declarado que debe buscarse freno y combatir esa práctica”.
De casi 200 países, un tercio son destinos de paraísos fiscales (existen 70 en el mundo), y no sólo en el Caribe, Suiza abrió una puerta riesgosa, con medidas que abonan a la opacidad del manejo de recursos, con un sistema bancario propenso a la secrecía y el no cuestionamiento del origen de esos recursos. También los hay en Europa, Islas Británicas, Panamá, incluso en África, abundó.
Al captar esos recursos, las naciones destino no invierten en el desarrollo de infraestructura para sus sociedades –por ejemplo–, los beneficios económicos son para las elites financieras.
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