Por: Redacción/
En una decisión histórica, los Estados miembros de la Asamblea General de la ONU han adoptado este lunes un nuevo marco internacional -conocido como Pacto Mundial sobre Refugiados- que transformará la forma en la que la comunidad internacional responde a los grandes desplazamientos de refugiados, beneficiando tanto a ellos como a las comunidades que los acogen.
El pacto obtuvo 181 votos a favor, dos en contra (los de Estados Unidos y Hungría) y tres abstenciones (República Dominicana, Eritrea y Libia).
“Ningún país debe quedarse solo para responder a una gran llegada de refugiados”, dijo el Alto Comisionado para los Refugiados, Filippo Grandi. “Las crisis de refugiados piden compartir las responsabilidades internacionalmente y el pacto es una poderosa expresión de cómo trabajar juntos en el fragmentado mundo actual”.
El Pacto Mundial sobre Refugiados se basa en el actual sistema legal sobre refugiados, especialmente en la Convención de 1951, y en la legislación humanitaria y de derechos humanos. Es una herramienta no vinculante legalmente para reforzar la cooperación.
El documento se acordó tras dos años de intensas consultas, lideradas por ACNUR, con los Estados miembros, organizaciones internacionales, refugiados, sector privado y expertos.
El acuerdo dará un apoyo más sólido a los países donde viven la mayoría de los refugiados. “El pacto traduce la idea de la responsabilidad compartida en medidas concretas y prácticas para asegurar que los refugiados no sean rehenes de los caprichos de la política”, dijo Grandi. “Reconoce que los países que acogen a muchos refugiados están haciendo un enorme servicio a la humanidad y establece formas en las que el resto del mundo puede ayudar a soportar la carga”.
El pacto llega en un momento en el que hay un número récord de personas desplazadas: más de 68,5 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares en todo el mundo, incluyendo a 25,4 millones que han salido de su país y se han convertido en refugiados.
Casi nueve de cada 10 refugiados viven en países en desarrollo, donde los servicios básicos como la educación y la salud a menudo ya están al límite. El pacto proporcionará más inversiones, tanto de Gobiernos como del sector privado, para fortalecer las infraestructuras y los servicios para los refugiados y para las comunidades de acogida.
El acuerdo también concibe más oportunidades de reasentamiento, a través de la reunificación familiar, becas de estudio y visas humanitarias; aunque señala que el “retorno voluntario”, en condiciones de “seguridad y dignidad”, sigue siendo la mejor solución para la mayoría de los refugiados.
Los progresos en todos estos objetivos se medirán a través de un sistema de seguimiento que incluirá un Foro Mundial de Refugiados, que se celebrará cada cuatro años y en el que los Gobiernos informarán sobre las medidas que están tomando en cuanto a financiamiento, políticas, cambios legales, cuotas de reasentamiento.
La adopción del pacto sobre refugiados, que se ha incluído en una resolución más amplia sobre el trabajo de ACNUR, se produjo justo una semana después de que otro pacto, sobre migración, se adoptara en una conferencia intergubernamental en Marrakech. La Asamblea General votará el Pacto para la Migración Segura, Ordenada y Regular esta semana.
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