Por: Redacción/
La antropología social es fundamental para el cambio social y para el desarrollo de políticas públicas, que se diseñaron desde los escritorios, coincidieron estudiantes y egresados del posgrado en Antropología de la UNAM, galardonados con los premios INAH y Nacional de la Juventud 2018.
La antropología social fue clave en la construcción del México del siglo 20, y se debe aprender y llegar nuevamente a la política pública con aportes de primera mano, coincidieron los universitarios. El país vive un momento trascendente para esta disciplina, en la que se trabaja con personas, se escuchan sus voces y se sistematizan, dijeron.
Por documentar a fondo las problemáticas que afectan a diversas comunidades originarias de nuestro país, Perla Liliana Chávez Martínez, Paola Velasco Santos y León García Lam fueron galardonados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia en diferentes categorías, mientras que Miguel Ángel Sosme Campos ganó el Nacional de la Juventud.
Premios INAH
García Lam, quien recibió el Premio Fray Bernardino de Sahagún a la Mejor Tesis de Doctorado en Antropología Social, comentó que en la consulta a pueblos originarios para incluirlos en el Plan Nacional de Desarrollo, pidieron no ser llamados indígenas, por ser peyorativo, sino población originaria, y ser quienes tengan el control de las políticas dirigidas a ellos para detener el error histórico de hacerlos a un lado.
El egresado del posgrado en Antropología fue premiado por su tesis “Entre chinchos y pitacoches, análisis del sistema ritual de los pames septentrionales de Ciudad del Maíz, SLP”, en donde documenta cómo a partir de un cuento para niños, esta comunidad transmite su esencia a las nuevas generaciones.
Los pames, destacó, han sido relegados por mucho tiempo no sólo por las autoridades, sino por otros pueblos originarios, y aunque desde hace más de 80 años se dice que están por desaparecer, sobreviven gracias a su gran capacidad de adaptación.
Los chinchos son los cenzontles, que conocen una gran multiplicidad de cantos, porque imitan a otras especies; de igual manera, el pueblo pame se adapta ante la llegada de extraños, y sin perder su esencia, permanece vivo.
A su vez, Velasco Santos, especialista del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y ganadora del Premio Fray Bernardino de Sahagún a la Mejor Investigación en Antropología Social, destacó la importancia de considerar a la antropología relacionada con temas ambientales que afectan a las comunidades: aquélla que revisa las problemáticas a través de la gente.
Fue galardonada por su libro “Ríos de contradicción, contaminación, ecología política y sujetos rurales”, en donde explora desde la perspectiva social las afectaciones de comunidades que habitan a orillas del río Atoyac.
Hace 50 años, la gente que vivía en su ribera nadaba, tomaba el agua, regaba sus cultivos, pescaba truchas y ajolotes. Hoy en día es el segundo río más contaminado de México y está prácticamente muerto.
El texto narra los cambios en la vida de la comunidad de Nativitas, en Tlaxcala, a donde llega el afluente contaminado. Sin embargo, debido a la pobreza extrema y la falta de oportunidades, utilizan el líquido para regar sus ejidos, lo que tiene importantes implicaciones sociales, económicas y de salud.
“El libro y mis investigaciones fueron un aliciente para que organizaciones civiles de Tlaxcala permitieran que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos hiciera una recomendación a los tres niveles de gobierno por atentar contra sus derechos a la salud, a un ambiente sano y a la información”, resaltó la investigadora.
En tanto, Perla Liliana Chávez Martínez recibió el Premio Javier Romero Molina a la Mejor Tesis de Maestría en Antropología Física, por su tesis “Ecuaciones para estimar la talla fetal al momento de la muerte”, trabajo que podría ser aprovechado como un estándar por expertos de México, Centro y Latinoamérica.
La entrega 33 de los Premios INAH se llevó a cabo el 22 de noviembre, en el Museo Nacional de Antropología, en ceremonia encabezada por Diego Prieto, director general del Instituto, en donde se reconocieron 33 proyectos destinados a preservar la historia y el patrimonio cultural.
Premio Nacional de la Juventud
Para Sosme Campos, quien recibió en octubre pasado el Premio Nacional de la Juventud 2018, “si se desaprovecha la oportunidad que representa la antropología social, será un error histórico”
Él ha trabajado desde hace más de ocho años con comunidades nahuas de la sierra de Zongolica, en Veracruz, que han permanecido relegadas, incluso de otros pueblos nahuas, conservando así gran parte de sus usos y costumbres.
Este galardón se suma a otros que el universitario ha recibido por parte del INAH y de otras instancias federales, por visibilizar principalmente la labor artesanal de las mujeres y sus tejidos de cintura, obras de arte que han sido exhibidas en museos de Londres y otras ciudades europeas y de Estados Unidos, pero que en México no han sido valoradas.
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