Por: Redacción
En 2050 la población mundial ascenderá a 9,700 millones de habitantes, que serán alimentados con recursos naturales cada vez más escasos, mientras el fenómeno de cambio climático planetario continuará como una amenaza real para los ecosistemas, advirtieron investigadores en el 5to. Congreso y 1ra. Feria técnico-científica del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El maestro Rafael Calderón Arózqueta, académico de la Unidad Xochimilco, señaló que el problema central de la producción de comestibles en México y el resto del planeta consiste en proveer a una población que crece de manera acelerada, en contraste con los recursos naturales, que se agotan a igual ritmo.
El investigador del Departamento de Producción Agrícola y Animal afirmó que desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, plasmada en el discurso básico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y que sustenta la política agrícola del país, si se obtuvieran ingresos por la vía de las exportaciones que permitieran la compra de alimentos, entonces el problema quedaría solucionado. Todo esto es inadecuado.
“El concepto acertado es generado por la vía campesina” y los movimientos rurales que defienden la soberanía alimentaria.
El académico especificó que se contraponen dos formas de orientar la explotación del campo: una consiste en producir más con la inyección de capital y tecnología, lo cual implica el desarrollo de una agricultura de precisión, el uso de organismos transgénicos y el empleo excesivo de insumos externos para intensificar la producción.
Esta opción ha demostrado impactos sociales y medioambientales fuertes, por lo que es necesario preguntar en qué y en dónde innovar, pues “no podemos arriesgar la salud de la población” apostando a los alimentos genéticamente modificados.
Por otro lado está la propuesta de una agricultura respetuosa del hábitat, la cultura y las condiciones sociales y económicas de los trabajadores agrícolas. Si la mayor parte de ellos está formada por campesinos pobres o a pequeña escala, entonces las opciones están en la agroecología, vinculada más al medio ambiente, pues descarta el abuso en el uso de insumos externos para optar cada vez más por los recursos locales.
La situación está relacionada también con el transporte de las mercancías, si se considera que soya cultivada en Argentina es trasladada a China y que llega a México maíz desde Sudáfrica y Estados Unidos, así como trigo y soya argentinos. El país importa más de 40 por ciento de los comestibles que consumen los mexicanos, por lo que cualquier cambio económico, en particular el aumento del precio del dólar, representa un riesgo grave para la alimentación.
El maestro Andrés Hernández Fernández, responsable de las relaciones corporativas de la empresa farmacéutico-veterinaria Elanco, estimó que por el crecimiento de la población mundial la demanda de proteína animal aumentará en 60 por ciento; “si no hay animales sanos, difícilmente habrá alimento”, advirtió.
La Organización de las Naciones Unidas calcula para 2050 una población global de 9,700 millones de personas, lo que supera las perspectivas de hace cinco años, cuando se proyectaba para ese año una cifra de 9,000 millones de seres humanos, expresó.
Además es previsible un crecimiento de la clase media y cuando la gente mejora su nivel socioeconómico, también aumenta su nivel de consumo de proteína animal.
“Todos tenemos derecho a la alimentación, pero cada vez contamos con menos recursos” y debieran considerarse las amenazas a la salud animal, pues con la demanda de comestibles crece el número de especies requeridas.
El movimiento constante de éstas provoca nuevas enfermedades, explicó Hernández Fernández, citando estudios internacionales según los cuales tres de cada cuatro bovinos luchan contra males respiratorios.
Un mundo con seguridad alimentaria implica que todos tengan acceso a los víveres, algo que no ocurre, por lo que es necesario que los alimentos sean asequibles y nutritivos para mejorar, tanto los estándares de salud como los procesos de explotación de recursos, es decir, que “encontremos la manera de producir más con menos”.
Hernández Fernández alertó que “si seguimos utilizando la misma cantidad de bienes naturales acabaremos con el planeta; debemos cambiar las formas de hacer las cosas e innovar”.
El maestro Rey Gutiérrez Tolentino, jefe del Departamento de Producción Agrícola y Animal, recordó que el programa del Congreso –organizado desde 2011– incluyó conferencias magistrales, trabajos orales y carteles vinculados a la producción agrícola y pecuaria, y animales de compañía, entre otras actividades.
Esta edición tuvo como invitada especial la Delegación Xochimilco. La Feria técnico-científica incluyó exposiciones ganadera y de productos primarios y procesados, talleres de neurología e hidroponía casera y la presentación de caballos bailarines. A la inauguración asistieron la doctora Patricia Alfaro Moctezuma, rectora de la Unidad Xochimilco; el MVZ Avelino Méndez Rangel, delegado en la citada demarcación capitalina, y el maestro Rafael Díaz García, director de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de esta sede universitaria.
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