- Uno de los propósitos más importantes, además de crear redes de investigación, es relacionar la administración humanista con los 17 objetivos de desarrollo sustentable 2030
Por: Redacción/
La administración humanista busca un modelo de prácticas organizacionales que privilegie la dignidad del individuo, más que el interés económico que impera en el modelo neoliberal, sostuvo la doctora Consuelo García de la Torre, investigadora del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, al participar en el tercer Foro de Conferencias de Administración y Organizaciones, y segundo Coloquio virtual del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La profesora emérita de la Escuela de Graduados en Administración y Dirección de Empresas, Monterrey, subrayó que de acuerdo con la corriente humanista de la disciplina, cada decisión de los organismos debe privilegiar la protección de la dignidad de los seres, respetando y reconociendo las cualidades de cada uno, “así como su comprensión desde todos los ángulos”.
Dicha corriente surgió en la Escuela de Altos Estudios Comerciales de Montreal, al final de la década de 1970, bajo el liderazgo del doctor Alain Chalnat, quien definió la “escuela de los humanismos” como una visión de respeto a las especificidades de cada país y sus culturas, con un enfoque inclusivo que integra la multidisciplinariedad y el estudio del sujeto desde la antropología, la psicología, la sociología y otras ciencias sociales.
A partir de ahí se inició una diáspora que llevó esta perspectiva a Suiza, Estados Unidos, Gran Bretaña, Brasil, Francia y Arabia Saudita, entre otros países, desde donde empezaron a hacerse publicaciones orientadas a difundir una posición humanista desde las diferentes áreas.
Al dictar la conferencia magistral Administración humanística en América Latina apuntó que en México, Colombia, Perú y Brasil los impulsores de esta idea se han propuesto identificar prácticas endémicas que protejan la dignidad de los grupos de interés y elaborar teorías sobre paradigmas alternativos que generen mayor prosperidad en la región.
Uno de los propósitos más importantes, además de crear redes de investigación, es relacionar la administración humanista con los 17 objetivos de desarrollo sustentable 2030, entre los que destacan los temas de hambre, pobreza, educación, medio ambiente y equidad de género, entre otros, que pueden entenderse y atenderse mejor desde el plano humano, pues todos ellos tienen que ver directamente con las personas.
Otro grupo de metas tiene que ver con la dignificación del planeta, es decir, con las acciones en favor del clima, como las orientadas a abordar la escasez de agua en el corto, mediano y largo plazos, un asunto que afectará a mucha gente.
Si desde las organizaciones “procuramos que el vital líquido sea protegido, dejamos de consumir energías fósiles y trabajamos por disminuir el impacto climático, todo ello favorecerá a las personas que vivimos en el único mundo que tenemos”.
Otra de las aspiraciones es el trabajo decente y el crecimiento económico, donde la reflexión principal es que no se necesita progreso monetario con explotación, desempleo y salarios injustos; “esa perspectiva tiene que parar, porque la empresa no se da cuenta de lo que pierde al desechar, como si fuera una pieza más, a alguien que tiene sentimientos y emociones”. Una corporación no puede prosperar si toda la gente que participa de ella no hace lo mismo”, advirtió.
Respecto del objetivo referente a la industria, innovación e infraestructura afirmó que las compañías no pueden ubicarse en cualquier lugar sólo con la justificación de crear empleos, sino que deben contar con certificaciones que demuestren que sus naves no dañan el medio ambiente y sus trabajadores tienen protección, entre otras acciones.
Otro anhelo es la reducción de las desigualdades para lo cual “es necesario preguntar qué hacemos para salir de éstas”, porque si cada persona, industria, sector o institución toma en cuenta una de las discrepancias que podría atenuar, “podríamos trabajar en conjunto por una sociedad más igualitaria”.
En el caso de las ciudades inteligentes o comunidades sostenibles señaló que ya no es posible vivir en una metrópoli que no fue pensada ni diseñada con urbanismo, por lo que la propuesta es “volver a los tiempos pasados” y repensar las urbes en términos del uso de los espacios y de tecnologías nuevas para hacerlos más habitables.
La producción y el dispendio responsable es otro tema que debe repensarse porque “la forma en que consumimos ya no es sostenible, pues la forma excesiva de generar productos sin ningún control y ejerciendo presión hacia el usuario está provocando un gran daño al mundo.
En la inauguración también estuvieron los doctores Juan Manuel Herrera Caballero, director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades; Roberto Gutiérrez Rodríguez, jefe del Departamento de Economía, y Guillermo Garduño Valero, jefe del Área de Investigación de Estudios Organizacionales.
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