Por: Redacción
Estudiar nuestra lengua, describirla, controlar en cierta medida sus irregularidades, y generar herramientas como diccionarios y manuales, es la función de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), que este jueves 13 de abril cumple 142 años de haber sido fundada.
Al respecto, Concepción Company, emérita del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL) de la UNAM, detalló que la AML es la tercera más antigua de Latinoamérica, además de ser una de las 22 academias de la lengua española del mundo, las cuales se agrupan en la Asociación de Academias de la Lengua Española, creada por iniciativa del expresidente Miguel Alemán Valdés, en 1956.
Sobre algunas de las labores que realiza, la universitaria refirió que se encuentran las consultas sobre el uso correcto de la lengua, a lo que respondió que “son las personas, los hablantes quienes acuden a la Academia para que les digan cómo se deben decir las cosas, o cómo hay que escribirlas”.
En este sentido, aclaró que no se dictan reglas, sino recomendaciones. “Se prefiere tal forma o es deseable usar una construcción y no otra. Una pregunta recurrente es: ¿cómo se dice haya o haiga?, y el académico de la AML responde: Ambas formas son correctas, pero si dice haiga en condiciones urbanas probablemente va a quedar marcado, pero si lo dice en un ambiente rural, no pasa nada”.
Esto se debe, entre otros motivos, a que “lo que nos debe regir es el uso. “Hay que estar orgulloso del español de México y estar orgulloso de que hablamos un dialecto distinto de los españoles”, subrayó.
Agregó que contrario a lo que se cree, la Real Academia Española no rige los usos de la lengua en nuestro país: las academias locales, a través de la Asociación, laboran en conjunto en un nivel de igualdad; realizan funciones esenciales como la descripción de la lengua que se habla en cada país, qué las diferencia o qué comparten con el español general, además de crear herramientas de consulta general como el Diccionario de la Lengua Española y los diccionarios identitarios, como el de Mexicanismos.
De igual forma, destacó la labor de miembros indigenistas al interior de la AML, pues a ésta institución también le interesa el patrimonio intangible que significan las 67 familias lingüísticas originarias de México, y que dan vida a casi 300 lenguas diferentes y cuyos vocablos han enriquecido al español mexicano.
Además de estas labores, Company también mencionó una función social primordial de la AML: la adecuada aplicación de la lengua, dependiendo del contexto del hablante.
“Si yo llego a una entrevista de trabajo y digo: ‘Quihubo, ¿cómo estas, qué pasó mi buen?’, el señor que me hace la entrevista no me daría trabajo, porque no estoy usando el código adecuado para la situación comunicativa adecuada. El juego de la lengua es único, pero tiene subjuegos y hay que saber en qué situaciones usarlos”, finalizó.
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