Por: Redacción

Brigadas de apoyo integradas por jóvenes de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM se han dado a la tarea de equipar a poblados rurales de Hidalgo y Puebla con estufas sustentables.

Los grupos de estudiantes —inscritos en el programa Modelo de Intervención Comunitaria de la Dirección General de Orientación y Atención Educativa— buscan con acciones viables, accesibles y económicas beneficiar a gente de bajos recursos. Con este fin trabajaron en comunidades que carecen de drenaje, electricidad o agua, como San Miguel de las Tunas, Jagüeyes Cuates, Los Cides, Cocinillas, Coatlaco y Tlalcruz de Libres.

Por lo general, los habitantes de estos asentamientos cocinan con leña, lo que implica riesgos a la salud: enfermedades respiratorias o problemas de rodillas y espalda; y también al patrimonio, pues podrían provocarse incendios.

Ante este escenario, la FA planteó instalar estufas Lorena (mezcla de las palabras lodo y arena), idea surgida en la India e Indonesia. El proyecto es encabezado por la profesora Ada Avendaño Enciso; supervisado por los asesores y tutores de servicio social Eduardo Ruiz Naves y Anselmo García, y los alumnos Carolina Ávila Espinosa, Vanesa Hernández García, Iván Velázquez Bautista, Luis Alberto González López, Eduardo Santiago Martínez, Juan Soancatl Castellanos e Isaac Acosta Mendoza.

Soluciones prácticas

Las estufas instaladas se adecuan al espacio, al sitio y disponibilidad de los materiales. Permiten ahorrar leña, evitan que los hogares se llenen de humo y conservan el calor por horas. Consisten en una base de bloques de concreto, un dado estable de lodo y arena con tres hornillas y una chimenea con salida al exterior.

Para que pudieran ser replicadas en las comunidades se impartieron talleres teórico-prácticos; además, los alumnos se propusieron construir 10 por brigada para ejemplificar cómo armarlas.

Para Eduardo Santiago la experiencia fue satisfactoria porque “es motivante apoyar sobre todo a las señoras mayores, que suelen ser las que preparan los alimentos”.

Por su parte, el alumno Juan Soancatl Castellanos recordó que al principio las personas parecían indecisas, pero al levantar las encuestas se hizo patente su interés y agradecimiento.

En su oportunidad, Iván Velázquez señaló que desenvolverse en escenarios reales los llevó a resolver retos insospechados, como modificar el prototipo para hacerlo funcional en zonas húmedas en donde la leña se moja. Así, crearon un nicho bajo la estructura para guardar la madera y mantenerla seca con el calor.

Anselmo García se dijo orgulloso de haber resuelto los diversos problemas a los que se enfrentaron.

Para finalizar, Eduardo Ruiz subrayó que la gente quedó feliz y agradecida en la última etapa, mientras que Vanesa Hernández consideró que esta tarea responde al compromiso de la UNAM con la sociedad, y el aprendizaje lo llevará siempre en el corazón.