Por. Redacción/
José Revueltas es ejemplo de pensamiento rebelde, imaginativo, ético y con anhelos democráticos y libertarios que mantuvo una posición de autonomía en un sistema en el que la intelectualidad vivió a la sombra del Estado, expuso el doctor Arturo Anguiano Orozco.
El creador de El Apando habría transitado por un camino político contradictorio influenciado por la admiración a la Unión Soviética y al socialismo que representó Stalin, pero en su actividad creativa fue perfilando elementos críticos contra una visión hegemónica y dogmática, expuso el investigador del Departamento de Relaciones Sociales de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al presentar su libro José Revueltas, un rebelde melancólico. Democracia bárbara, revueltas sociales y emancipación, el profesor precisó que abordó al personaje no sólo desde la literatura, sino como político.
La obra contribuye a descubrir la trayectoria emancipadora de quien empezó a redactar a muy temprana edad y vinculó su experiencia de participación política con su estancia en la cárcel y su formación teórica.
En el texto editado por la Casa abierta al tiempo, el sociólogo aclara que el escritor duranguense denunció al socialismo real como un régimen supuestamente diferente al capitalismo, pero que en el fondo mantenía un proceso de sometimiento y enajenación de la sociedad.
Los acontecimientos históricos que marcaron la posición crítica y teórica de Revueltas fueron la huelga de los trabajadores ferrocarrileros de 1959 y el movimiento estudiantil de 1968, ambos contenidos de manera violenta por el gobierno mexicano. Su participación y análisis en éstos le ayudaron a consolidarse como un actor político, no sólo de la realidad sino también del propio marxismo.
El doctor Evodio Escalante Betancourt, profesor-investigador del Departamento de Filosofía de la Unidad Iztapalapa, señaló que son escasos los estudios acerca de la vida de Revueltas como militante del comunismo, historiador y teórico de la política mexicana. En este libro “Anguiano no oculta su simpatía y su admiración por el personaje, por el intelectual indómito y por el compañero solidario y fraterno”.
Desde muy joven el también autor se incorporó a las filas del Partido Comunista (PC) y se inició en la política a comienzos del Stalinismo cuando el Partido Comunista declaraba la guerra a los gobiernos de burgueses. Durante el Cardenismo vivió los efectos del desarrollismo y el proceso de desestalinización de la Unión Soviética, y fue miembro activo en la huelga de trabajadores ferrocarrileros y del movimiento de 1968.
Escalante Betancourt recordó que como recluso de las Islas Marías y Lecumberry, el también autor de El luto humano conoció a grandes personajes como Heberto Castillo, Eli de Gortari, Raúl Álvarez Garín, Roberta Avendaño y Roberto Escudero, entre otros. Tras enfrentar a sus colegas del Partido Comunista Mexicano (PCM) fue expulsado de la Liga Leninista Espartaco, de la cual fue fundador.
Anguiano sostiene que los acontecimientos en Tlatelolco en 1968 no sólo evidenciaron el agotamiento histórico del régimen posrevolucionario, sino que tuvo injerencia en las revueltas ciudadanas de 1988, en la insurrección zapatista de 1994 y en la caída del Partido Revolucionario Institucional en el 2000.
El doctor Raymundo Mier Garza, académico del Departamento de Educación y Comunicación de la Unidad Xochimilco, sostuvo que las líneas de análisis que aborda Anguiano Orozco en su texto tienen que ver con la lucha de clases emanadas de la Revolución Mexicana, con el comunismo de la Unión Soviética y sus efectos sobre todos los socialismos que surgieron después y con la conformación institucional del régimen partidario.
El filósofo refirió que a través de la vida compleja de Revueltas –quien intervino en muchos ámbitos de la vida política, cultural y estética del país– el autor del texto trata de explicar el escenario del México contemporáneo.
Si no existe una comprensión y análisis de la historia se están condenando al fracaso todos los proyectos políticos, como lo muestra en la actualidad la izquierda mexicana, cuya génesis siempre ha estado sometida a tensiones internas.
La vida personal del novelista se inserta en una realidad llena de contradicciones –tales como la historia de la izquierda europea, las vicisitudes del trotskismo, la naturaleza del centralismo democrático y las formas autónomas de organización– las cuales intervienen en la transformación de su pensamiento.
Sobre esto último Mier Garza precisó que Revueltas dio un giro en sus planteamientos a partir del movimiento de 1968, pues desde entonces reflexionó acerca de la autogestión y el espontaneísmo y su importancia en la organización de la clase oprimida.
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