- Con este resolución se garantizan –entre otros elementos– la fundamentación teórica del diseño.
Por: Redacción/
Investigadores de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) entregaron el dictamen técnico de diseño, relativo a la proporción visual de los emblemas de los partidos políticos incluidos en la boleta del proceso electoral federal 2020-2021 para renovar la Cámara de Diputados y otros cargos.
Con este resolución –desarrollada a partir de una solicitud por parte del Instituto Nacional Electoral (INE)– se garantizan –entre otros elementos– la fundamentación teórica del diseño; el análisis de la papeleta recibida por este organismo, y las propuestas alternativas a ésta, con un ajuste óptico aplicado en una muestra con población heterogénea.
Como antecedente de este proyecto, parte del equipo de académicos del Departamento de Investigación y Conocimiento para el Diseño realizó el dictamen técnico en 2015 para responder a una petición similar de la instancia responsable de vigilar el cumplimiento de las disposiciones constitucionales y legales en materia de comicios. Ambos casos fueron canalizados a través de la Rectoría de la citada sede de la UAM.
En esta oportunidad consistió, por un lado, en un apartado de bases del diseño que dieran un soporte teórico a la propuesta y, por otro, dos encuestas para verificar qué formulaciones de boletas funcionarían mejor respecto de la proporción visual idónea.
El maestro Roberto Adrián García Madrid, quien coordinó al grupo de especialistas, precisó que en un principio la problemática era que dos fuerzas políticas tenían una suerte de envolvente irregular en cuanto al planteo cuadrado del resto. El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) maneja un logotipo y Movimiento Ciudadano un rectángulo, por lo que los formatos “se disparaban”, en relación con los demás, que son cuadrados, así que para hacerlos equitativos o que tuvieran una composición visual adecuada se hizo un escalamiento modular, el cual fue sometido a dos sondeos de opinión.
La doctora Blanca Estela López Pérez, quien trabajó sobre los fundamentos teóricos, explicó que los elementos utilizados en el dictamen de 2015 requerían cierta actualización, sobre todo pensando en la experiencia del usuario, en este caso en un medio impreso.
Los expertos esbozaron una prueba que pudiera arrojar datos perceptuales sobre cómo una población, en particular la mexicana, evaluaría sistemas gráficos sobre impresos que, aun cuando fue “replicada digitalmente, no debía dejar una variación significativa, lo que ocurriría si se cambiara de ciudadanos, por ejemplo, si se aplicara en otro país”.
Para los mexicanos fue delineada de modo tal, que se ajustara a las condiciones de la cultura visual, es decir, cómo una persona se enfrentaría a este gráfico en un proceso electoral.
Otro aspecto considerado fue el carácter de selección de la muestra “y en esto nos ayudó mucho el INE”, al contar con sujetos de cinco zonas votantes escogidas de manera aleatoria. El diseño de pruebas tendría que variar, en caso de que los ensayos se aplicaran a boletas digitales, aclaró.
La maestra Martha Ivonne Murillos Islas expuso, por su parte, que a partir del primer acercamiento –en 2015– “vimos que la problemática es la misma” y radica en cómo el ojo puede percibir la parte gráfica, con una diversidad de formas para darle cierta proporción.
“Si vamos a componentes cuadrados no es tan complejo porque se determina su medida y todos parecen iguales, pero ¿qué hacer con aquellos que no corresponden a esa forma?”. De acuerdo con la investigadora se requiere un ajuste óptico para que, dados los contornos de cada emblema, todos estén equilibrados a la vista de un elector y no haya una competencia.
Dadas las características de sus respectivas insignias, los partidos solicitan que todo se perciba equitativamente y para tal propósito el grupo de docentes propuso un sistema modular de crecimiento, en el que las formas cuadradas se identifican en términos del espacio que ocupan, pero en el caso de los componentes irregulares se debe hacer una compensación.
El esquema parte de la base de un documento impreso ya dado: una estructura reticular que albergará los distintos logotipos. Partiendo de esa estructura de la papeleta, una de cuyas características es que para cada partido hay un área determinada por igual, se divide en dos partes, una que muestra la imagen y otra el nombre de la fuerza política y de los candidatos.
También se hizo una equivalencia en la que se ubican ordenados los emblemas cuadrados, pero a partir de la retícula se crecen en sentido horizontal y modular aquellos que son irregulares, pues hay un parámetro de ampliación que permite hacer un ajuste óptico para que todos se vean con el mismo peso y no haya una disparidad, o donde uno de ellos se privilegie ante el ojo del votante.
Las doctoras Alma Elisa Delgado Cuellar y María Itzel Sainz González, quienes trataron el tema de las encuestas, señalaron que éstas se aplicaron en diciembre, durante el desarrollo de la indagación de manera presencial. La pregunta fue en cuáles de las unidades de boletas –se ofrecieron tres esquemas– las imágenes se ven más parejas.
En un primer momento se hizo un sondeo físico, con el respaldo del INE, en el que personas que asistían a realizar trámites a sus oficinas pudieron contestar y constatar en vivo la percepción de la propuesta del documento y además se solicitaron datos sociodemográficos y un acuerdo de confidencialidad para poder relacionar la información.
El equipo de especialistas decidió hacer otro muestreo digital dirigido a la comunidad de la UAM –que “no es un conjunto muy representativo en términos de cantidad, pero sí en lo cualitativo”– lo que permitió cruzar los datos generalizados de las localidades de los cinco estados donde se efectuó el escrutinio con el INE y también con los miembros de la Universidad.
Estos ejercicios “nos permitieron tomar decisiones respecto de lo que sucede con la percepción y en ese contraste derivado de los reportes estadísticos pudimos encontrar los factores que nos permitieron generar las recomendaciones”.
La doctora Sainz González enfatizó que el dictamen de 2015 tuvo repercusión en el proyecto de las papeletas que el INE trabajó desde entonces y ahora el diseño mismo da un piso parejo a los partidos, porque cada uno ocupa un recuadro del mismo tamaño, distribuido de manera que ya hay homologación, como punto de inicio para una percepción por parte de los electores.
En la encuesta con estudiantes de la UAM se consideraron entidades de interés público local que buscan su registro, de modo que se hizo una selección más grande y “pudimos observar diferentes figuras triangulares, circulares e irregulares, e incluimos dos regulares que sirvieron para validar la sugerencia del escalamiento modular” con el fin de que no exista posibilidad alguna de ventaja a partir del diseño preciso de cada uno de los emblemas.
Al comparar modelos de boletas de otros países, “las distribuidas en México por el INE están muy claras, bien estructuradas y son homogéneas”; además, el tipo de ajustes que “estamos encomendando es mínimo y va más sobre el carácter de ampliación o reducción de los imágenes, que de la estructura general.
La ciudadanía puede tener la confianza de que hay un estudio y un conocimiento para ofrecer una papeleta equilibrada, en la que los contendientes políticos se ven representados desde sus elementos gráficos y emblemas, y que esto abona a la democracia de la nación, concluyeron.
No Comment