Por: Mugs Redacción
Un estudio sobre la contribución de la corteza en la supervivencia de las plantas reveló que, más allá de representar un tejido externo pasivo de protección para ellas, es multifuncional y altamente dinámico, involucrado en procesos fundamentales de los ecosistemas.
La investigación, desarrollada por el Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, ha demostrado que tiene un papel trascendente en la supervivencia de las plantas bajo las nuevas condiciones del cambio climático, y en los flujos de carbono y nutrientes.
Evaluar su rol es prioritario para anticipar la respuesta de la vegetación bajo las crecientes condiciones de sequía en muchas áreas del país y del mundo debido a dicho fenómeno.
Un aspecto a considerar en este análisis es la capacidad de ese tejido superficial para almacenar agua y azúcares, “aunque aún no está claro bajo qué circunstancias y qué tan seguido estas reservas de la corteza son usadas por la planta”, indicó Julieta Rosell García, investigadora de esa instancia universitaria.
“Entender las diferentes estrategias que puede utilizar una planta en condiciones estresantes es importante para determinar cómo puede o no hacer frente la vegetación a cambios ambientales bruscos”, agregó la bióloga.
Además de sus funciones de almacenamiento, la corteza es la estructura que protege a los árboles y los arbustos del fuego; éste quema los tejidos de la planta de manera directa e incrementa la temperatura en el tallo necrosando el tejido que produce madera y corteza nueva. La necrosis termina por inutilizar el sistema circulatorio de agua y azúcares.
“El cambio climático traerá situaciones complicadas y retos importantes tanto para las plantas como para nosotros. Necesitamos entender cómo funcionan las cosas para anticiparnos y establecer, hasta cierto grado, predicciones de cómo responderán los ambientes naturales”.
Varias de las funciones de la corteza son cruciales para comprender y predecir la respuesta de la vegetación ante nuevas condiciones ambientales, reiteró Rosell García, cuya trayectoria académica ha sido reconocida por el Programa El Hombre y la Biósfera, de la UNESCO; la Sociedad Americana de Taxónomos de Plantas; con la Medalla Alfonso Caso, y con el Premio Karling, que otorga la Sociedad Botánica de América.
En cuanto a la protección contra el fuego, dijo: “vamos a encontrar sitios en los que será necesario hacer modificaciones en la forma en que manejamos ciertos ambientes; por ejemplo, las reservas. Algunos ecosistemas serán más vulnerables a incendios y un porcentaje importante de las plantas podría verse afectado, entonces necesitamos hacer cambios para resguardarlas”.
Además de almacenar y proteger, la corteza contribuye al sostén mecánico de los tallos de las plantas, y también mueve los azúcares producidos en las hojas hasta todos los rincones de la planta.
De igual manera, es un componente relevante de las plantas, pues ocupa entre el 15 y el 30 por ciento de su biomasa. Esto significa que un porcentaje importante del dióxido de carbono –CO2, gas de efecto invernadero con mayor presencia en la atmósfera– que toman termina capturado en este tejido.
“Debemos mejorar estas cuantificaciones para manejar de manera óptima los flujos de carbono en nuestros bosques, aspecto fundamental para el manejo sostenible de nuestros ambientes naturales”, concluyó la doctora en ciencias biológicas.
No Comment