Por: Redacción
En busca de nuevas técnicas de detección temprana, Rosa María Quispe, egresada de la UNAM, ensaya un método fotoacústico para detectar cáncer de mama en mujeres menores de 40 años. No es invasivo y sería complementario a la mamografía.
Esta última técnica de exploración no tiene suficiente resolución porque los senos jóvenes son más densos. Además, es radiactiva, costosa y llega a ser dolorosa, por lo que es impostergable contar con alternativas.
La nueva propuesta surgió cuando Quispe realizó su posdoctorado con la investigación Respuesta fototérmica de lesiones mamarias en matriz poliméricas de alcohol polivinílico, en el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM bajo la dirección de Crescencio García.
El método consiste en incidir luz infrarroja pulsada sobre un simulador de mama real. Al ser absorbida, la energía expande y comprime la lesión, lo que genera vibraciones, es decir, ondas termoelásticas percibidas por un sensor de ultrasonido y registradas por un osciloscopio que despliega señales fotoacústicas.
La también investigadora del Hospital General de México (HGM) Eduardo Liceaga refirió que el seno de polímero cumple con las propiedades de esparcimiento óptico similar al tejido real. En su estancia posdoctoral en el CCADET se emularon tumores con nanopartículas de grafito, plata y sílice (SiO2) para determinar diferentes estructuras.
Los resultados del trabajo de Quispe son alentadores, pues se encontraron no sólo una lesión sino varias: según el tipo de nanopartículas obtuvo diversas firmas fototérmicas representativas de cada muestra. Lo siguiente será probar el método en un tumor de verdad. Las pruebas en biopsias de las pacientes se harán en la Unidad de Investigación y Desarrollo Tecnológico (UIDT), que funciona ahí desde hace tres años vía un convenio entre el hospital y la UNAM.
Quispe es coordinadora de la UIDT por el HGM y Fernando Arámbula por el CCADET. Ella refiere que los exámenes serán sobre material tisular benigno y maligno para “diferenciar fibroadenomas de cancerígenos”. Sería el primer paso, pues hay afecciones mamarias muy complejas y de varios tipos.
Colaborarán Emiliano Terán Bobadilla, de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa, quien trabaja con el método de Monte Carlo para determinar los coeficientes de esparcimiento, y Argelia Pérez Pacheco, investigadora del HGM.
También se estandarizará y calibrará el sistema fotoacústico y se involucrará a oncólogos, patólogos y biólogos del hospital, que estudiarán muestras de las biopsias y cotejarán sus observaciones para ver si coinciden o se complementan con los resultados fotoacústicos. “Ya casi estamos listos”, aseguró.
Patricia González, alumna de Rosa María Quispe que cursa la maestría en Ciencia e Ingeniería de Materiales en el Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM, comenzará a probar este método en hígados de pollo en phantom con diferentes concentraciones de acetato de polivinilo para simular mamas jóvenes y adultas.
A partir del apoyo otorgado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) a jóvenes investigadores, Quispe cuenta con un equipo (láser, osciloscopio, así como una instalación óptica y de sensores) integrado en un sistema fotoacústico para ensayar este método de localización de lesiones mamarias.
De obtener las formas de diferenciación entre “cancerígeno y benigno” (previo a pruebas preclínicas y clínicas para corroborar su inocuidad), la universitaria y sus colaboradores podrían transferir la tecnología a una empresa interesada en fabricar estos tomógrafos para los hospitales de México.
Debido al alto costo de una herramienta con estas características, ese sería el camino más corto para desarrollarla, representa una vía complementaria y no invasiva de detección temprana (la paciente no esperaría a cumplir 40 años), no incómoda (sólo se siente el calor del láser) y accesible a personas de escasos recursos.
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