- Los gobiernos de las grandes urbes abogan por reducir la cantidad de automóviles e incrementar los medios para moverse, con la idea de que entre más eficiente sea el sistema mejores serán los resultados.
Por: Redacción/
El maestro Rubén Sahagún Angulo, responsable del Laboratorio de Ecodiseño y Materialoteca de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), diseña un mapa de movilidad para la reorganización de la Ciudad de México que permitiría a universidades, empresas e instituciones del sector público disponer de un diagnóstico para tomar las mejores decisiones en materia de traslado de sus comunidades.
Para el corto plazo, los desplazamientos bajo criterios de sustentabilidad en las metrópolis deben estar apoyados en la reorganización del sistema, más que en la sustitución de medios convencionales de transporte por vehículos eléctricos, entre otros, explicó en entrevista el jefe del Área en Hábitat y Diseño de la Unidad Azcapotzalco de la Casa abierta al tiempo.
Los gobiernos de las grandes urbes abogan por reducir la cantidad de automóviles e incrementar los medios para moverse, con la idea de que entre más eficiente sea el sistema mejores serán los resultados, sin embargo, “nos hemos dado cuenta de que muchas iniciativas relacionadas con modalidades distintas no necesariamente resuelven el asunto”, porque si se sumaran más unidades eléctricas al parque vehicular, por ejemplo, podría resolverse el problema, pero en un lapso de tiempo muy largo.
Una forma de afrontar la situación de inmediato es con la reorganización social del espacio público relacionado con el tránsito, que a diario “originamos todos juntos al utilizar un auto o habitar lejos del centro laboral o de estudio, aunque hay también gente que vive cerca y tiene buenas vías de acceso, lo que afecta mucho menos, no sólo respecto del ambiente, sino del dinero, el tiempo, el esfuerzo e incluso la seguridad”.
Estas circunstancias no están contabilizadas en las investigaciones sobre el movimiento de los ciudadanos y aun cuando son muy complejas deben hacerse, por lo que “nuestro objetivo es iniciar un mapeo de la Universidad y diagnosticar para poder ampliar el análisis a toda la ciudad”, ya que si en algún momento “pudiéramos tener esto en toda la urbe, nos generaría indagaciones particulares de cada escuela o empresa para proponer acciones específicas o a la carta que disminuyan las repercusiones en dinero, tiempo, esfuerzo y medio ambiente”, dijo el maestro Sahagún Angulo.
Esta valoración se fija en variables precisas obtenidas mediante una encuesta a alumnos y personal docente y administrativo sobre el dinero que gastan al día en trasladarse hacia y desde la Institución; la ubicación y la distancia que recorren desde sus domicilios; el tipo de medio que usan al día, y el tiempo que requieren para ir y venir.
La propuesta universitaria parte de que los viajes deben reorganizarse y ese es justo el propósito del proyecto del mapa, el cual tiene ya una base sólida y “si lo logramos en la Unidad Azcapotzalco, podremos aplicarlo en otros lugares para reconocer los problemas particulares de los centros de trabajo y de educación” locales.
Si la UAM entiende el tema a una escala más grande podría organizar sus medios de transporte y crear rutas para los jóvenes; otro ejemplo es promover la educación a distancia, pues ahora que se ha tenido que tomar clase desde casa por causa de la pandemia del COVID-19 se ha constatado la reducción del impacto económico, medioambiental y de tiempo, entre otros factores.
De acuerdo con el estudio –cuyas cifras son aún preliminares– 15 mil alumnos de la citada sede académica generan 879 mil 397 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) que son arrojados a la atmósfera cada mes, sólo por transportarse, de ida y vuelta al campus, lo que para ser compensado requiere la plantación de dos mil 325 árboles.
Además recorren siete millones 520 mil 689 kilómetros en el mismo periodo, correspondientes a 187.6 vueltas a la Tierra; gastan 501 mil 379 horas mensuales, lo que equivale a realizar 11 mil 141 viajes de la Ciudad de México a Montreal en automóvil, y desembolsan 25 millones 909 mil 655 pesos al mes, semejantes a 15 por ciento del presupuesto anual de la Unidad Azcapotzalco.
“Aunque los sistemas que manejamos en el laboratorio permiten identificar 18 categorías de impacto medioambiental que se calculan a través de software especializado, las cifras que se proporcionarán serán sobre el CO2, causante del cambio climático,” junto con otros gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera.
Estos datos se van a confirmar por medio de una encuesta –que el grupo de investigación diseñó– y que será aplicada a los miembros de la referida Unidad; no obstante existen las posibilidades para extender este ejercicio al resto de sedes de la Institución, si así fuera solicitado, o a otras instituciones de la capital para determinar las estrategias que podrían ponerse en marcha para reducir la movilidad.
Las estadísticas que surjan se pondrán a disposición de las autoridades de la Unidad Azcapotzalco; algunos de los interesados en el mapeo son la Facultad de Estudios Superiores Aragón y la Alcaldía Azcapotzalco, pero “nosotros estamos dispuestos a hacerlo en toda la capital”.
El costo calculado por persona es de 50 pesos y se entregaría un mapa interactivo con el potencial de organizar a la comunidad de cada empresa o instancia educativa o de la índole que sea.
Una cartografía como la propuesta brindará un radar para detectar los puntos álgidos o más conflictivos, con el fin de reorganizar a cada colectividad, en relación con la ubicación del centro de trabajo o estudio y, con el apoyo del gobierno, la urbe podría ser reestructurada para –en un proceso posterior– “descarbonizar la movilidad”.
Este proyecto –dado de alta para obtener el doctorado– forma parte del Área Hábitat y Diseño y del Programa de Sustentabilidad de la Unidad Azcapotzalco, e incluso se ha solicitado permiso a la Rectoría de Unidad para aplicar la encuesta, que se haría tentativamente dentro de dos trimestres.
La reorganización de la ciudad a partir del análisis del impacto de escuelas, empresas e instituciones públicas, que concentran la mayoría de los trayectos diarios, permitiría analizar las estrategias necesarias en cada caso y posibilitaría desmaterializar la movilidad, en lugar de esperar la mejora medioambiental a partir de la tecnología utilizada por los medios de transporte. Más información relacionada con el proyecto: mapademovilidad@azc.uam.mx
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