Redacción
El cuerpo humano alberga, en órganos como boca, nariz, tracto digestivo y genitales, un número de bacterias que juegan un papel importante en procesos metabólicos, nutricionales, fisiológicos e inmunológicos.
Por ello, Adrián Ochoa, investigador del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, busca entender la dinámica de la comunidad bacteriana intestinal (microbioma) y el papel que juega en la salud y en diversas enfermedades.
Mediante una tecnología tripartita (metagenómica, transcriptómica y virómica), la investigación se enfocó en secuenciar tanto el ácido desoxirribonucleico (ADN) y el ácido ribonucleico (ARN) e identificar virus en muestras fecales de niños sanos, obesos y obesos con complicaciones metabólicas (diabetes, colesterol, glucosa alta), y conocer la simbiosis humano-bacteria-virus.
“La inestabilidad en el microbioma -detonado por una mala alimentación- provoca que los microorganismos malignos crezcan sobre los benignos. Por ejemplo: si se tiene una dieta rica en carbohidratos y/ o grasas, las bacterias producirán ácidos grasos de cadena corta que conllevarán a una reacción inflamatoria intestinal y, a la larga, a la obesidad”, detalló el investigador.
En el mundo se han explorado la metagenómica, transcriptómica y virómica, como herramientas de análisis por separado, pero “creemos que la conjunción nos permitirá una visión integral del microbioma y así tener resultados más certeros”.
Con el análisis metagenómico se toma una muestra del ADN de las heces fecales de los niños, tanto sanos como obesos, y se realiza su secuenciación. Es decir, se fragmenta el ADN y se amplifica para observar la diversidad de los genes alojados en el microbioma intestinal.
“Se piensa que los virus pueden estar asociados con la obesidad, pues hay personas que controlan su dieta y no adelgazan; por ello, incluimos la virómica, un método que examina la interacción de éstos con los microorganimos”, agregó el investigador.
Trasplante fecal
La intención de la investigación de Ochoa es hacer trabajos preventivos y correctivos, especialmente en niños, pues “todavía se puede incidir en su desarrollo para evitar la obesidad, mientras que los adultos ya tienen un estilo de vida”.
Investigaciones en Europa y Estados Unidos aseguran que el trasplante de materia fecal de una persona “metabólicamente sana” ha sido un correctivo práctico para el desequilibrio del microbioma intestinal.
Y explicó: mediante un lavado exprés se elimina el alimento de la muestra fecal y se conservan las bacterias benignas necesarias para que interactúen con el microbioma del individuo enfermo, para así restablecer la armonía bacteriana.
Algunas compañías han elaborado cápsulas que protegen las bacterias “sanas” hasta que lleguen al intestino; por otro lado, el trasplante por sonda hasta el órgano ha funcionado de manera adecuada.
Para nuestro país sería una excelente opción. Sin embargo, habría que romper el tabú social que esta idea generaría y determinar las regulaciones para su comercialización, concluyó.
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