- El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde su creación en 1984, por su eficacia y éxito, ha venido tomando un lugar clave como eje de otras políticas públicas.
Por: Redacción/
El diseño de políticas públicas basadas en argumentos y datos sólidos y verificables –cuyos resultados puedan ser medidos a través de indicadores calculables y bien planteados– debe ser la meta para la inversión en ciencia e investigación en México, aseguró el doctor Luis Mier y Terán Casanueva, docente del Departamento de Física de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En su participación en el Foro Interuniversitario Jornadas de reflexión sobre el sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación que demanda el futuro, expresó que “durante el tiempo que me ha tocado estar cercano al tema de indicadores he aprendido a distinguir entre los del tipo nacional, como es el caso del gasto considerado en el Producto Interno Bruto (PIB) –que nunca ha llegado al uno por ciento– y otros con propósitos particulares para medir resultados de programas específicos”.
En ese sentido, el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde su creación en 1984, por su eficacia y éxito, ha venido tomando un lugar clave como eje de otras políticas públicas.
El ex rector general de la Casa abierta al tiempo enfatizó en la necesidad de “dejar de plantear lineamientos diseñados sobre las rodillas, basados sólo en la intuición, quizá con muy buenas intenciones, pero sin incorporar a priori las formas de evaluar los resultados, formas de operación, objetivos y reglas”.
Si bien el SNI tiene defectos que sin duda pueden ser mejorados y sus limitaciones resueltas, “dejar la evaluación en manos de funcionarios gubernamentales o de sus burocracias resulta no sólo ser una pésima idea, sino peligrosa y contraria a la libertad, elemento esencial del acto creativo”, ponderó.
La doctora Giovanna Valenti Nigrini, profesora del Departamento de Política y Cultura de la Unidad Xochimilco, explicó que es necesario plantear el uso, apropiación e impulso del conocimiento ante un nuevo modelo de evaluación; “por lo que el país requiere una política de ciencia y tecnología de largo alcance donde quepa este nuevo esquema, pues de lo contrario podemos caer en seguir haciendo ajustes sucesivos”.
También es preciso recuperar aquellos elementos que, desde hace al menos un lustro, han estado presentes, se tiene ya un Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología e Innovación (SNCTI) “débil, con sesgos, con algunos problemas y avances, pero han cambiado las coordenadas de la producción y el empleo del conocimiento que llevan a hacer una doble reflexión de dónde estamos y hacia dónde queremos llegar en estos nuevos mecanismos”.
La orientación meramente cuantitativa no puede continuar, “debemos pensar en los tiempos y reconocimientos ligados a incentivos económicos mejor articulados y en las nuevas generaciones, porque los que entramos a este sistema estamos próximos a salir de nuestra vida profesional”.
La situación actual demanda deliberar sobre mecanismos específicos, tiempos, procedimientos, orientaciones y la pertinente vinculación con la sociedad, precisó.
La evaluación que plantea la propuesta de la Ley de Humanidades, Ciencia y Tecnología en relación con las decisiones y los programas que desarrolla el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) “está en ciernes, pues los métodos, tiempos y procedimientos no están definidos”, refirió Valenti Negrini en el encuentro moderado por el doctor Javier Jasso Villazul, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De igual manera está la valoración que realiza el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dirigida a los proyectos vinculados con el bienestar social, pues en ambos casos “no está clara a qué están ligadas estas estimaciones o cómo se utilizarán”, toda vez que no se especifica la forma en que se incorporarán los resultados a las determinaciones y al desenvolvimiento de las políticas que se están implementando.
Al clausurar el Foro Interuniversitario, la doctora Gabriela Dutrénit, Profesora Distinguida de la UAM, mencionó que durante cinco días se generó un diálogo entre voces plurales de la comunidad académica sobre las características que debe tener un SNCTI para construir un futuro mejor.
Durante esta jornada de reflexión un conjunto de universidades públicas y privadas abrieron un espacio de reflexión que representó un “hito porque no es común que una asociación de instituciones federales, estatales y privadas se reúna para dialogar en torno a dónde estamos y visualizando el futuro que tenemos por delante”.
El doctor Mier y Terán Casanueva reconoció “que estamos en un momento muy particular de la historia de la ciencia en México en el que resulta fundamental que la sociedad reconozca a la comunidad científica como un grupo con diversidad de intereses que trabaja todos los días por el bien del país, más que como un conjunto de privilegiados”.
En el Foro participaron 61 ponentes y 42 comentaristas de 27 instituciones de educación superior públicas y privadas del país. Las memorias del Foro se publicarán de manera electrónica y se elaborará una declaración que recoja los principales consensos surgidos para ser presentada ante el Congreso de la Unión y entregada al Conacyt.
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