Por: Redacción
Ahora las comunidades artísticas miran a los otros, a lo que les rodea, para inspirarse en sus obras, trabajarlas de manera transdisciplinar y concientizar a la gente, indicó la doctora Mónica F. Benítez Dávila, profesora-investigadora de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Si bien hay artistas que hablan de sí mismos o realizan piezas autobiográficas, hoy se ha concebido que el conocimiento no puede estar por más tiempo amarrado a lugares concretos y, por lo tanto, hay una búsqueda por crear nuevos vínculos en lo colectivo y activar dinámicas de participación y mediación tecnológicas.
Durante la 38 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería la académica adscrita al Departamento de Artes y Humanidades señaló que analizar las problemáticas sociales y plantear soluciones por medio de propuestas artísticas es una de las líneas que caracteriza al grupo de investigación al que pertenece.
Al presentar el libro colectivo Comunidades y contextos en las teorías y prácticas artísticas contemporáneas explicó que el texto fue el resultado del trabajo emprendido en un espacio interdisciplinar dentro de la Licenciatura en Arte y Comunicación Digitales a partir de unir las nuevas tecnologías con poéticas trazadas por diversos especialistas, entre ingenieros, filósofos, antropólogos y artistas.
El libro editado por la mencionada sede universitaria enfatiza en la visión de extraer al artista contemporáneo del museo o la galería al arte, para obligarlo a realizar una crítica desde el lugar donde se están gestando los conflictos sociales, económicos o, incluso, medioambientales.
Gilberto Esparza presenta en el libro su proyecto Plantas autofotosintéticas, las cuales acumulan agua residual de la Ciudad de Lima, Perú, para reutilizarla como energía. Con ello, y en colaboración con biólogos e ingenieros, estableció un sistema simbiótico que permite la supervivencia de un nuevo ecosistema.
Este ejemplo pone de manifiesto las aperturas de pensamiento en el arte que interconectan los campos científico, tecnológico y social, para luego dar una amplia muestra de una serie de instalaciones y desarrollos de videoartes en el mismo tenor. Los autores participantes abordaron temáticas similares en torno a una colectividad o una región.
Los creadores de los primeros cuatro capítulos estudian situaciones sociales y ambientales concretas, para ello utilizan sonidos, imágenes, videos o medios de telecomunicación como conducto y/o lenguaje creativo. En su conjunto desean incentivar la reflexión en el arte contemporáneo y en el ámbito cultural, al usar el entorno como el eje central de su quehacer con el fin de tornarlo comunitario.
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