Por. Redacción/
Para potenciar nuevos vínculos con la lectura marcados por el goce, la efectividad y la capacidad de elaborar significativamente lo leído, resulta imprescindible diseñar estrategias que involucren la sociabilidad como un factor clave para estas prácticas, afirman la artista visual Verónica Gerber Bicecci y la investigadora de la Universidad Alberto Hurtado de Chile Carla Pinochet Cobos.
La idea de sociabilidad no se restringe a aquella dimensión colectiva que es inherente a los libros, sino que se distingue por su independencia frente al interés económico y social, o la incapacidad de reducirlo a ello.
En el artículo Lecturas gozosas en tiempos futuros, publicado en el libro Hacia una antropología de los lectores, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), las especialistas precisan que esa actividad convoca afinidades y contribuye al desarrollo de una comunidad abierta al diálogo, por ello su promoción no puede concentrar todos los esfuerzos en la generación de individuos singulares e introspectivos, aun cuando éstos sigan siendo indispensables.
Por eso resulta preciso complementar las estrategias actuales –lectura como viaje; como herramienta de crecimiento personal y recurso útil; como hábito o como parte de la existencia cotidiana– con nuevos mensajes, pues sirve para conectar con otros, es una experiencia social y colectiva, y desarrolla los valores que sustentan la vida democrática.
Sin duda, uno de los caminos para activar este tipo de perspectivas tiene que ver con el fortalecimiento del espacio público de lectura por excelencia: las bibliotecas. De acuerdo con algunas experiencias internacionales es relevante activar las bibliotecas públicas teniendo presente tres conceptos clave: que se trata de un espacio multimedial; que considera las especificidades de contexto, y que fortalece la interacción de la comunidad a partir de los libros.
Esos espacios deben integrar el vasto repertorio de los contenidos que circulan en la vida contemporánea: si los lectores transitan entre los libros, las películas, la radio y la Internet, también los sitios públicos de la lectura deben admitir estos usos múltiples y no parcelados.
En su estudio Gerber Bicecci y Pinochet Cobos invitan a desarrollar lugares en el barrio o colonia, concebidos como lugares de encuentro, reunión y discusión de sus usuarios, y no sólo como áreas silenciosas y reguladas donde se consultan libros.
La dimensión de sociabilidad que está contenida en la lectura puede encontrar en las bibliotecas públicas un ambiente idóneo para desarrollarse, si es que imagina caminos apropiados para hacer confluir a los ciudadanos y promover la reflexión conjunta.
Los hallazgos de este proyecto sugieren que los ciclos para leer no están completos hasta que sus contenidos desatan una conversación de pasillo, provocando una polémica en las redes sociales o se convierten en el motivo de un programa creativo con otros, concluyen las especialistas.
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