Por: Redacción/
Daniel es un joven de 21 años que actualmente trabaja en una cadena comercial para ayudar a su familia y dejó atrás la angustia y la incertidumbre que vivió cinco años antes cuando fue desahuciado al ser diagnosticado con Angiofibroma Juvenil Nasofaríngeo, un tumor que se presenta en uno de cada 100 varones.
El caso de Daniel fue muy particular, ya que el tumor tenía una invasión intracraneal que comprometía la arteria carótida, lo que ponía en riesgo su vida.
En la cirugía participó un equipo de especialistas de otorrinolaringología, radiología intervencionista, neurocirugía y cirugía maxilofacial, quienes coordinadamente trabajaron para extirpar el tumor
Para el señor Daniel Conde Ramos, papá de Daniel fue un alivio haber llegado al Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”, de la Secretaría de Salud. “Aquí no lo desahuciaron, al contrario, me dieron la esperanza de que podría salvarse y así fue”.
El caso de Daniel, es solo uno de los muchos jóvenes que son atendidos en el Servicio de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello del HGM, a cargo del doctor Jorge Francisco Moisés Hernández, quien conformó un equipo multidisciplinario que ha operado con éxito a 150 pacientes de Angiofibroma Juvenil Nasofaríngeo, en los últimos seis años.
Indicó que el HGM es centro de referencia a nivel nacional para la atención de este tipo de tumores. “Hay tres factores que han influido para la realización de este tipo de cirugías el avance de la ciencia, conformación del equipo multidisciplinario y tecnología de vanguardia con la que cuenta el hospital”.
Actualmente las intervenciones se efectúan en el Quirófano Hibrido, tecnología de última generación que permite embolizar al paciente –que consiste en introducir un catéter para tapar los vasos que nutren al tumor y reducir el sangrado–, e inmediatamente llevar a cabo la cirugía. Hasta el momento, en este quirófano se han practicado 12 intervenciones.
El tumor Angiofibroma Juvenil Nasofaríngeo, que típicamente se presenta en la población masculina adolescente, se origina en la pared lateral nasal. Si se detecta en su etapa temprana, se considera benigno al no ocasionar ninguna alteración grave y se elimina a través de un proceso quirúrgico sin complicaciones, añadió.
Explicó que el tumor está formado por vasos sanguíneos, que tienen un funcionamiento anormal, por lo que cuando se cortan no se contraen para cerrar el flujo sanguíneo.
“Los vasos que forman el angiofibroma carecen de una capa muscular, encargada de contraerse. Esta situación representaba un grave problema porque se corría el riesgo de que paciente perdiera la vida debido a una hemorragia durante la cirugía”, detalló.
También se ha incidido en la reducción de los tiempos de estancia hospitalaria ya que la recuperación es más rápida, sin embargo, un porcentaje importante de pacientes no son diagnosticados oportunamente, lo que ocasiona el crecimiento del tumor e invada de forma masiva nariz y ojo (por su cercanía), y en algunos casos, afecta el cerebro.
Los principales síntomas del Angiofibroma Juvenil Nasofaríngeo son frecuentes hemorragias y obstrucción nasal, dolor de cabeza y alteraciones de la vista.
Moisés Hernández señaló que los pacientes refieren presentar sangrados nasales, que, con el paso del tiempo, son más frecuentes y abundantes, que los pueden llevar a padecer anemia y, en ocasiones, a equivocar el diagnóstico ya que es común que el médico piense que los sangrados se deben a que se rascan la nariz, exposición al sol o la falta de alguna vitamina.
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