Por: Redacción/
Con la aprobación del matrimonio igualitario en la Ciudad de México, en 2009, las personas homosexuales han constituido redes familiares que les permiten además la opción de adoptar hijos, sostienen los doctores Andrea Ángulo Menassé y Edgar Jarillo Soto, autores del libroFamilias homoparentales. Una mirada sistemática desde la salud colectiva en México.
Por tal razón cada vez son más las parejas homosexuales que se acercan a las instituciones de adopción y más visibles en las escuelas los niños que viven con madres o padres homosexuales, señalan los investigadores de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Sin embargo no se han estudiado las herramientas con las que cuentan los profesionales de la psicología en esos espacios o en sus consultorios para trabajar con estas familias, pues la realidad homosexual en México sigue estando condicionada por la mirada homofóbica y de heteronormatividad.
En la publicación editada por la citada sede académica de la Casa abierta al tiempo, Ángulo Menassé y Jarillo Soto mencionan que dos de cada mil hogares en el país son de parejas homosexuales, muchas de las cuales cuentan con hijos o tienen la intención de tenerlos.
Estas familias tienen más visibilidad y herramientas para la exigencia de derechos gracias al reconocimiento legal y garantizado en la Ciudad de México.
Los especialistas en Ciencias de la Salud señalaron que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (NEGI) registró, en 2010, 689 matrimonios, de los cuales 380 fueron entre hombres y 309 entre mujeres.
Para el siguiente año los enlaces fueron 802, de los cuales 457 se dieron entre varones y 345 entre mujeres. La mayoría de los matrimonios se contrajo entre personas de entre 25 y 29 años de edad, seguido por aquellas de entre 35 y 39 años.
En este volumen, los profesores del Departamento de Atención a la Salud hacen una crítica a la que denominan medicina hegemónica con la finalidad de contribuir a la construcción de un tamiz básico para abordar este fenómeno en todos sus aspectos.
Para lograr indagar tanto las experiencias que las familias han tenido con esos vínculos como los discursos que los profesionales de la salud han construido en torno a ellos y sus particularidades, los investigadores entrevistaron a familiares de parejas homosexuales y a sus hijos, así como a psiquiatras, psicólogos, orientadores y terapeutas con el fin de examinar los supuestos y creencias que los guían en su práctica cotidiana.
Algunas de las conclusiones que se desprenden de este trabajo son que los profesionales de la psicología no son ajenos a las diatribas y prejuicios que rodean la homosexualidad y la homoparentalidad en la sociedad, ya que al menos una buena parte de ellos mira a estas familias con una perspectiva de déficit, por lo que a su juicio faltan en ellas modelos de género diferenciados.
Además con frecuencia se mostraron planteamientos heteronormativos a la hora de enjuiciar los comportamientos de sus miembros, intentando acercarlos a una supuesta normalidad ajustada al patrón heterosexual, visibilizando y deslegitimando así sus diferencias.
Los profesionales mostraron concepciones y actitudes manifiestamente homófobas, asociando la homosexualidad a abuso sexual o al desorden psicológico y considerando por tanto a los hogares homoparentales como entornos inapropiados para el desarrollo infantil.
Si a estos planteamientos se añade una buena dosis de culpabilidad de las personas homosexuales por episodios de victimización tolerados por ellas o que hayan padecido o puedan padecer sus hijos, es posible entender el grado de sufrimiento propiciado por las propias prácticas profesionales de la psicología.
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