Por: Redacción/
El número de cursos, diplomados, maestrías y doctorados sobre mujeres ha crecido de manera extraordinaria a pesar de la resistencia y las múltiples dificultades que tuvieron que enfrentar las académicas de distintos lugares del mundo para poder ocupar un espacio en las instituciones de educación superior (IES), afirmó la doctora Marysa Navarro, investigadora de la Universidad de Harvard.
Durante la conferencia inaugural del Doctorado en Estudios Feministas que inició clases el pasado 15 de enero en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la investigadora sostuvo que los primeros programas llevaron el nombre de women’s studies, denominación que indicaba claramente, por lo menos para ellas, el objeto de estudio.
No se trataba de una denominación como un ser abstracto ausente en las instituciones y la política e invisible en la historia o apenas presente en algunas licenciaturas universitarias, pero excluida de los campos científicos, sino de enorme variedad de féminas que estaba descubriéndose a sí mismas en los nuevos grupos de concientización que surgieron en la década de 1960 en Estados Unidos.
Estas personas nada sabían de su cuerpo y su sexualidad, contaban con vidas desconocidas, silenciadas e ignoradas y se pusieron a pensar lo que significaba para ellas el trabajo doméstico, por qué no se podían cerrar las diferencias salariales con los varones por el mismo trabajo, entre otros temas que querían discutir para poner fin a la opresión que sentía la gran mayoría en su país; “de ahí el concepto de “estudios de las mujeres”, subrayó.
Estas reflexiones las expusieron, desde un principio, sin respetar los límites disciplinarios establecidos, fueron rebeldes, hicieron lo que ellas pensaban que necesitaban y en cada disciplina se propusieron trabajar sobre los temas de un modo diferente respecto de lo que se solía hacer disciplinariamente.
En suma, “proclamaron su interdisciplinariedad, incluyendo una gran cantidad de conceptos y categorías y, como también rechazaron las metodologías definidas por la disciplina, usaron una amplia variedad de metodologías”.
Lo anterior no fue fácil, por el contrario, era un “problema grande cuando en las IES los entonces señores que dominaban ese espacio habían arreglado cómo querían que funcionaran las disciplinas”, mientras las indisciplinadas mujeres “buscaron un lugar en el ámbito docente, pero sin seguir las reglas admitidas, reconocidas en todas las instituciones y en todos los países”.
Los women studies son producto de las transformaciones que tuvieron lugar en Estados Unidos en los años 60 y 70 del siglo pasado, con el ingreso masivo de mujeres a los planteles universitarios, en especial en los doctorados en espacios tradicionalmente reservadas a los varones.
Con estos antecedentes muchas académicas empezaron a desmenuzar la condición de las féminas, lo que pronto daría lugar al mapeo de muchos asuntos que serían abordados en los centros de enseñanza superior con los cursos de estudios feministas.
Las que entraron en las IES desde ese entonces, señaló la doctora Navarro, marcaron el comienzo de un proyecto político educacional que rechazó el statu quo y buscó transformar el entorno que las rodeaba tanto dentro como fuera de la organización docente.
El respeto de la academia a este campo de investigación, sobre todo cuando la teoría se instala en las universidades y las investigaciones de mujeres adoptan la categoría de género y luego de estudios feministas, “siendo este último nombre el que mayores resistencias ha encontrado, por entender muy claramente que lo nuestro siempre ha sido un proyecto político, pero con todo el rigor científico”.
Luego de felicitar al grupo de profesoras que impulsaron la creación del Doctorado en Estudios Feministas destacó que fueron ellas quienes iniciaron la primera maestría, hace 20 años, en Estudios de la Mujer en México y “tienen el orgullo de haber formado a 156 egresados”, al tiempo que inauguran el nuevo posgrado.
Con lo anterior la UAM se incorpora a una comunidad internacional doctoral muy numerosa, iniciada en 1890 en Estados Unidos en la Universidad de Emory; este país tiene más de 100 doctorados y varias centenas de maestrías. Canadá cuenta con 15 doctorados; Alemania 12, Gran Bretaña seis, mientras España, Irlanda, Israel, Japón, Australia, Nueva Zelanda y la India, siete.
“Este es el primero en México y es uno de los pocos en América Latina, pero la comunidad de posgrados universitarios feministas es enorme en el mundo y crece cada día más”.
El Doctorado en Estudios Feministas de la Unidad Xochimilco de la UAM fue aprobado en la sesión 419 de Colegio Académico, celebrada el 9 de junio de 2017. La generación 2018-2021 inició clases el pasado 15 de enero.
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