Por: Redacción
Armados con el arsenal de cuentos de grandes escritores, como Hans Christian Andersen y los Hermanos Grimm, cuatro cuenta cuentos, narradores de historias clásicas, adaptadas o reinventadas, recorren el área de Pediatría del Hospital Juárez de México para distraer, hacer reír y arrancar a los niños enfermos del drama cotidiano que enfrentan en el área de hospitalización, para hacer volar su mente y su imaginación por el mundo de los sueños y la fantasía.
Las historias de reyes y reinas, príncipes y princesas, animan y hacen disfrutar a los más pequeños encamados en los servicios de Oncología, Ortopedia, Nefrología y Cirugía General, refieren las doctoras Ivonne Cárdenas Velázquez, Irma Cruz y Sara Rodríguez, a quienes se unió Patricia Pérez, paciente del hospital, para dar un poco de alegría a los pequeños encamados.
Con versiones modernas, recreadas y adaptadas de “Los Saltarines”, “La Princesa y el Guisante”, “El Tejedor del Emperador”, de Hans Christian Andersen, o “Las Doce Princesas Bailarinas”, de los Hermanos Grimm, entre otras, las cuenta cuentos buscan dar un poco de esparcimiento a los pacientes, más pequeños, que a su corta edad tienen enfermedades que los postran en una cama del hospital.
Aficionadas a la buena literatura, hace un año decidieron dedicar parte de su tiempo a narrar cuentos clásicos e historias modernas a los pacientes internados en el área de Pediatría, para llevarles algo de distracción, para ayudarles a sobrellevar el difícil trance que enfrentan.
“Verlos embelezarse, meterse en la historia, para luego sonreir divertidos cuando les vamos narrando los cuentos, nos da una gran satisfacción, ya que por unos momentos se olvidan de sus males y padecimientos”, refiere Ivonne Cárdenas Velázquez, adscrita al Servicio de Audiología, quien detalló que para dar énfasis a sus narraciones, tienen que inflexionar la voz, reforzar con ademanes y gesticular.
Explicó que luego de tratar en el consultorio a un gran número de pacientes pediátricos con problemas en el oído, decidió ayudarlos mientras estaban hospitalizados, leyéndoles cuentos infantiles.
Contra lo que pudiera esperarse, señaló que la mayor parte de los pequeños enfermos aceptan de buen grado que les cuenten, platiquen o narren alguna historia, que termina haciéndolos gozar. Algunos se muestran huraños y rechazan al principio que les contemos un cuento, pero luego se animan y nos piden más historias.
Dijo que incluso, los padres y familiares que acompañan, también disfrutan de las narraciones que han adaptado, reinventado y modernizado, para los pacientes adolescentes, como Pedro y el Lobo, de Serguéi Prokófiev, o la Caperucita Roja, de Charles Perrault.
Así, los cuentos, historias o narraciones que originalmente fueron escritas para dar un mensaje, una explicación mágica y divertir a los lectores, son adaptadas por las cuenta cuentos para la vida moderna del país, en la que los menores de edad y los adolescentes se tienen que enfrentar a diversos problemas sociales, concluyó.
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