Por: Redacción/
Al recordar a los empleados de la ONU asesinados, el Secretario General se comprometió, en el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, a mejorar su seguridad, aunque reconoció que el trabajo nunca está exento de riesgos.
Con un minuto de silencio y una corona de flores, el Secretario General António Guterres rindió tributo a los trabajadores humanitarios caídos cumpliendo la misión de las Naciones Unidas.
“La bandera azul de las Naciones Unidas vuela alto debido a la valentía de mujeres y hombres que la llevan a los rincones más remotos del mundo”, manifestó Guterres. “El legado de los trabajadores humanitarios, las fuerzas de mantenimiento de la paz, el personal militar y civil que han dado sus vidas es duradero y estará siempre presente en nuestros corazones”.
En una breve ceremonia realizada este viernes en la sede de la ONU en Nueva York, Guterres postró una corona de flores al pie de la bandera azul que se rescató de las ruinas del centro de operaciones de la organización en Bagdad, que el 19 de agosto de 2003 fue blanco de un atentado terrorista que cobró la vida de 22 empleados y dejó al menos 150 civiles heridos.
La fecha de la tragedia se ha apropiado para que el mundo rinda homenaje a los trabajadores humanitarios que prestan ayuda a las comunidades vulnerables en algunas de las crisis más peligrosas del planeta.
El incomparable Vieira de Mello
Entre los que murieron en el atentado hace 15 años se encontraba Sergio Vieira de Mello, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y jefe de la misión de la ONU en Iraq. Su pérdida, manifestó Guterres, fue personal por la cercanía que tuvo con él, a quien calificó de un líder “incomparable”.
“Tuve la oportunidad de estar en estrecho contacto con él durante su estadía en Timor-Leste, donde jugó un papel absolutamente esencial para garantizar la libertad del pueblo de ese país y una transición sin problemas para su soberanía”, recordó Guterres.
Vieira de Mello fue nombrado Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos el 12 de septiembre de 2002. Originario de Río de Janeiro, destacó en varios cargos que fungió desde que se incorporó a las Naciones Unidas en 1969.
Menos de un año después de que fuera nombrado Alto Comisionado para los Derechos Humanos, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, le pidió a Vieira de Mello que se ausentara temporalmente del cargo para servir en Iraq como Representante Especial de Annan.
El 19 de agosto de 2003, apenas tres meses después de su llegada a Iraq, Vieira de Mello y 22 colegas fueron asesinados en el atentado a la sede de las Naciones Unidas en Bagdad.
15 años y la cuenta sigue
Este año, la conmemoración también marca el decimoquinto aniversario del bombardeo de la sede de la ONU en Bagdad, primera ocasión en la que un cuartel de la ONU fue atacado deliberadamente. Pero esto solo es muestra de que el personal es blanco de aquellos que buscan infundir temor en quienes ejecutan la misión de la organización, apuntó Guterres.
“Desde Argel hasta Kabul, hasta Mogadishu, Abuja y más allá, los terroristas han intentado silenciarnos y desterrarnos”, señaló Guterres. “Me comprometo a mejorar la seguridad de todo el personal de las Naciones Unidas, pero nuestro trabajo nunca estará exento de riesgos.”
El año pasado, 139 trabajadores humanitarios murieron, 102 fueron heridos y 72 fueron secuestrados en el cumplimiento de su deber, marcando el quinto año consecutivo en el que más de 100 trabajadores humanitarios perdieron la vida en el trabajo. Además, es la cifra anual de muertos más alta registrada desde 2013, cuando 156 humanitarios fueron asesinados.
También en 2017, de las 42.972 personas muertas o heridas por armas explosivas, tres de cada cuatro víctimas eran civiles, un 38 por ciento más que el año anterior.
El Secretario General António Guterres señaló en su informe de Protección de Civiles publicado en mayo, que los ataques en solo seis países afectados por conflictos fueron responsables de más de 26,000 muertes o lesiones civiles, enfatizando que para revertir un número tan elevado de bajas civiles, se requería una defensa sostenida .
Además de garantizar el paso seguro y sin obstáculos de los suministros, los gobiernos y los grupos militares no estatales están legalmente obligados a proteger a los civiles y a los trabajadores humanitarios en los conflictos armados.
“Es inconcebible que los civiles y los trabajadores humanitarios que intentan ayudarlos sean asesinados y mutilados en zonas de conflicto con total impunidad”, dijo Mark Lowcock, coordinador de ayuda de emergencia de la ONU y jefe de asuntos humanitarios. “Es imperativo que hagamos responsables a los hombres con armas de fuego y al poder cuando los civiles y los trabajadores humanitarios son blanco ilegal”.
Retratos tridimensionales de solidaridad
Para el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria del año pasado, más de dos millones de personas en todo el mundo participaron en una campaña #NotATarget en línea, para impulsar el cambio al contar historias de civiles en áreas de guerra y conflicto.
Este año la ONU y los socios humanitarios han lanzado una ‘petición viva’, pidiendo a los líderes mundiales que protejan mejor a los civiles y a los trabajadores humanitarios.
Se solicita a los ciudadanos globales que “firmen” la petición con sus selfies a través de un sitio web personalizado que transforma sus fotos bidimensionales en retratos tridimensionales de solidaridad.
Sus rostros forman parte de una instalación en la Sede de la ONU, y se mantendrán en su lugar durante toda la Asamblea General, que comienza el 18 de septiembre.
“Los miles de rostros que conforman la petición viva estarán en exhibición para recordar a los líderes mundiales su obligación legal de proteger a los civiles en el conflicto”, dijo Lowcock.
En 2008, la Asamblea General designó el 19 de agosto como el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria para crear conciencia y rendir homenaje a las personas que arriesgan sus vidas para proporcionarla.
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