Por: Redacción/
El presidente de la Cámara Diputados, Edgar Romo García, afirmó que la sociedad reclama a los políticos y servidores públicos la generación de acuerdos, ya que para la democracia es fundamental no utilizar las mayorías de manera unilateral, sino forjar alianzas a través del diálogo.
En su conferencia magistral ofrecida en el Taller Avanzado de Oratoria, consideró que de nada sirve un discurso sin convicción y en el cual no creamos; es indispensable la negociación parlamentaria para lograr consensos. “Ya no son ni los tiempos ni los momentos para emplear las mayorías”.
Estimó que, desafortunadamente, la figura del Poder Legislativo está muy demeritada y devaluada. “La gente no cree en sus diputados. No hemos sabido comunicar lo que hacemos todos los días, por lo que resulta necesario debatir y argumentar sobre lo que creemos y nuestro mensaje sea verdadero y aporte a la sociedad”.
Sostuvo que un gobierno y una sociedad que trabajan en conjunto, logran cerrar muchas brechas; por ello, “tenemos que generar acuerdos por medio del debate. Tenemos que ceder y ser más tolerantes unos a otros”.
Consideró que “a nadie le conviene tener un gobierno débil, porque la sociedad también sería débil; sin embargo, para generar alianzas se debe aprender a escuchar las ideas de los demás y ser incluyentes e, insisto, sin oratoria no hay diálogo”.
Resaltó que para tener la habilidad de debatir es necesario saber de lo que se habla, lo que hace indispensable estudiar, conocer, aprender y fomentar el hábito de la lectura, a fin de poder fijar posturas y desarrollar ideas con sentido y responsabilidad, que es el aspecto más importante de una idea, pues entre más comprometida sea una propuesta, más probable es su éxito.
Otro punto relevante, dijo, es la inclusión, que significa “escuchar a todas las voces y estar convencidos de que México no somos uno mismo, sino que lo conformamos todos, a través de visiones y problemas distintos, que deben atenderse con soluciones diversas”.
Romo García manifestó que luego de generar los acuerdos a través del debate y el diálogo parlamentario, “la cereza del pastel” será poder medir el impacto que tienen las leyes en la sociedad, y ello será posible a través de una reciente reforma al Reglamento de la Cámara de Diputados, por la cual se creó el Sistema de Evaluación de Diputados.
Reconoció que los espacios de expresión son una aportación para elevar el debate de las futuras diputadas y diputados. “Deseo que quienes lleguen a estar en esa alta tribuna honren a nuestro México con argumentación, técnica y conocimiento de causa”.
Finalmente, expresó su satisfacción por que muchos ciudadanos, principalmente jóvenes, se preparen para adquirir mayor capacidad de argumentar, debatir y de poder convencer, ya que es una herramienta que les será muy útil.
Al impartir la conferencia “Consensos y acuerdos”, el secretario de Servicios Parlamentarios de la Cámara de Diputados, Juan Carlos Delgadillo Salas, se pronunció por que el debate, interno o público, reconozca la igualdad entre todos los legisladores, independientemente de su origen, grupo parlamentario y procurando equidad. “Que no se deje a nadie fuera del principio de la democracia parlamentaria”.
Indicó que la oratoria y el debate en esta Cámara representan el momento de defender una propuesta, hacerla valer con un sentido práctico, concreto y directo. Sin embargo, expuso, “lo difícil está en las reglas que los propios legisladores han impuesto para que el trabajo parlamentario avance, como son los tiempos máximos y el número de oradores en pro y en contra”.
En los últimos 20 años, dijo, en el Congreso han permanecido los amplios consensos; ninguno de los grupos parlamentario que ha ostentado ser el mayor representado tradicionalmente o en la regularidad se impone a los demás. “La práctica nos ha dejado que es preferible lograr el consenso del mayor número posible de las fracciones para que una legislación sea lo más legitima posible”.
Mencionó que el tribuno parlamentario no existe sólo en el Pleno ni en las comisiones, sino en el día a día en los pasillos y ganando los debates. “Un gran negociador debe ser un gran orador, pero debe permanecer la capacidad política para convencer y poder persuadir con diplomacia”.
Delgadillo Salas agregó que no se pueden ganar debates cotidianos ni ser un gran orador a partir de la intolerancia. Se tiene que reconocer la postura del adversario, “en ello, estriba la posibilidad de lograr algún acuerdo, así como el liderazgo para encauzar la posición hacia una confluencia común y se debe tener la capacidad de dominar el debate y llevarlo hacia donde se perciba que es posible el acuerdo”.
Sugirió a los jóvenes “no enfermarse de certeza del pleno dominio sobre el tema”, de saberlo todo o creerlo así, “pues los temas hoy más que nunca son más complejos. Deben leer de todo, discutir, argumentar y articular razonamientos lógicos. Hagan de la palabra su razón de existir, la defensa de la palabra y de expresarse libremente de manera escrita y hablada; que los sentimientos sirvan para que ganen razones y que siempre prevalezcan estas últimas. La mejor forma de ganar una negociación, debate o lograr un acuerdo, siempre será mejor con razones”.
Con la conferencia magistral “La felicidad es el motor de la productividad”, Claudia Flores señaló que en 2012 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad, debido a que “países con personas alegres son naciones resistentes y cuando los gobiernos ponen atención a la felicidad de las personas ayuda para evitar guerras, a la recuperación social de los desastres naturales y al desarrollo económico del país”.
Refirió que el tema que contrarresta la felicidad, es el estrés; sin embargo, reconoció que éste aparece cuando está en juego algo muy importante para cada uno, ya que el éste da energía para estar a la altura de los problemas, circunstancias o desafíos; “sin estrés no hay energía y es la respuesta de querer estar en contacto y ayuda a aprender de las experiencias”.
Se pronunció por la creación de un índice de la felicidad mexicano, que permita cambiar la historia y el rumbo del país. De acuerdo a diversos datos, expresó, se puede deducir que “un país estresado es feliz, con sentido y alegría. El que seamos felices representa crecimiento y eleva el PIB”.
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