- John Ackerman no es militante ni simpatizante de Morena. Es más, ni tiene una credencial de este partido político. De acuerdo con información entregada por la unidad de transparencia de Morena, no existe un documento que acredite la militancia deJohn Mill Ackerman Rose.
Por: Israel Mendoza Pérez-@imendozape/
Desde el púlpito de sus teorías políticas, John Mill Ackerman Rose tiene al partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) catalogado como un instituto político antidemocrático. Su afición por golpetear al partido fundado por el presidente Andrés Manuel López Obrador es insaciable. El académico mueve sus intereses de manera bipolar: es un obradorista abierto y declarado, pero repudia a Morena. Esta dicotomía ya comienza a generar incomodidad y molestia en los pasillos de Palacio Nacional, pues Ackerman se ha convertido en el opositor más cruel y mordaz de Morena.
El desprecio a este partido-movimiento por parte de Ackerman supera los pleitos perredistas de antaño. A final de cuentas eran choques internos entre corrientes ideológicas de militantes; sin embargo, John Ackerman no es militante ni simpatizante de Morena. Es más, ni tiene una credencial de este partido político. De acuerdo con información entregada por la unidad de transparencia de Morena, no existe un documento que acredite la militancia deJohn Mill Ackerman Rose.
El académico ha llamado a la actual dirigencia de Morena encabezada por Mario Delgado como proclive al corporativismo y a las viejas prácticas políticas indeseables. Eso es lo más actual, hace unos meses atrás, en otro de sus arrebatos —vía Twitter— cuestionó a los senadores y les sugirió remover al coordinador parlamentario Ricardo Monreal.
En sus opiniones vertidas como propagandista, Ackerman va más allá y califica a Morena como “un partido minoritario de oposición consumido por grillas y tribus internas”. El opositor de Morena con máscara de obradorista critica lo que desconoce y lo exhibe en sus puyas perversas. A él no le costó cimentar a Morena. Ese trabajó lo llevó a cabo López Obrador desde 2011. Ahora lo torpedea Ackerman, al menos de 2018 a 2020 tampoco se tiene registro de aportaciones de Ackerman a Morena o de mantener una comunicación a través de documentos entre la dirigencia de Morena y el presentador de televisión. Es un silencio mutuo.
Entre sus críticas agrias arrolló en el camino la simpatía de la que gozaba la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval a los ojos del Presidente. Su consorte y su cuñado Pablo Amílcar Sandoval se encuentran en un autoexilio de la cercanía de López Obrador. La desaparición de las mañaneras de Irma Eréndira es uno de los termómetros para determinar qué secretario se encuentra aún entre las querencias del inquilino de Palacio.
John Ackerman le hace daño a Morena. Le escupe a la creación de Andrés Manuel López Obrador y los morenistas lo toleran. Su objetivo es terminar con la reputación del partido y sus dirigentes actuales. Apuesta a que el partido pierda y él mantenerse como el intelectual que vaticinó lo que se advierte para los comicios del 6 de junio: La caída de Morena.
Según él, la dirigencia de Morena “se aferra la vieja estrategia de recurrir a cuestionables perfiles externos”. Ackerman crea encono e intrigas alrededor de los liderazgos de Morena y vive una impunidad alegre. El problema es que también es síntoma de que Morena se descompone con rapidez.
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