Por: Montserrat Sánchez Maldonado
Desde la primeras horas de la madrugada del domingo, mexicanos provenientes de distintos estados de la República como Puebla, Querétaro, Oaxaca, Guanajuato, Veracruz, entre otros, se reunieron en El Caracol, ubicado en el municipio de Ecatepec, Estado de México, para poder presenciar la misa que oficiaría el Obispo Líder del Vaticano.
Cobijas, bufandas y chamarras, eran algunas de las prendas que la mayoría de la gente portaba desde la entrada de Plaza las Américas, en donde los elementos de seguridad les daban instrucciones acerca de cómo llegar al acceso que marcaba su boleto de entrada.
Fue hasta las nueve de la mañana aproximadamente, que las filas comenzaron a avanzar hacia la entrada principal del Caracol, mientras la gente hacía el recorrido de la fila, miembros de la Policía Municipal comentaron que siguieran abrigados, ya que de acuerdo con el clima, hasta las 12 del día iba a permanecer la sensación térmica de cero grados.
Para entrar en calor, varias congregaciones comenzaron a sacar sus guitarras y así dieron inicio al canto, el cual hizo que la gente pronto se animara y se uniera a ellos.
Mientras seguía el recorrido, los vendedores ambulantes ofrecían desde el típico recuerdo hasta los “kleenex, por si llora de la emoción”. Asimismo, los encargados de seguridad anunciaron que el acceso sería negado a aquellas personas que no retiraran “el palito de la bandera”, lo que provocó que a lo largo de las calles se fuera acumulando la basura.
Mientras las personas eran guiadas por el personal de seguridad para ocupar sus asientos, se podían escuchar las porras emitidas por el público ahí reunido: ¡Viva el enviado de Dios!, ¡Se ve, se siente, el Papa está presente! y ¡El que no brinque es ateo!.
Algunas comunidades religiosas aprovechaban el momento en el que aún no iniciaba la misa, para poder tomarse la foto del recuerdo.
El Papa Francisco Bergoglio, llegó al recinto, a las 11:40 de la mañana, en donde no se demoró en iniciar la ceremonia religiosa.
Con cantos, oraciones y lecturas de la Biblia, el pontifície, encabezó la misa, en donde además, pidió a los feligreses, liderar iniciativas que conviertan a México en una nación de oportunidades, así como progresar en el misterio de Cristo.
Por otro lado, mencionó que “la Iglesia nos invita a ser mejores, a revivir y recuperar la alegría que todos tenemos, a vestirnos con la dignidad del padre. Dios, nuestro señor, sabe de hogar, pan partido y compartido, es el padre nuestro, no el padre mío”.
Asimismo, ante el periodo de cuaresma que se acerca, y el cual definió como la temporada precisa para ajustar los sentimientos, las injusticias que atentan contra el sueño de Dios, mencionó las tres tentaciones que sufrió el hijo de Dios.
“En primer lugar destaca la riqueza, la cual perjudica cuando se trata de adueñarnos de bienes que son para todos, de tener el pan a base del sudor del otro, ese pan que tiene sabor a dolor y sufrimiento no lo debemos de tener.
En segunda instancia, está la vanidad, esa consiste en la búsqueda de prestigio en base a la descalificación continua contra los que no son como uno mismo.
Por último, se encuentra la peor, que es el orgullo, que es pensarse en un plano de superioridad, aquél que reza por no ser como los demás”.
De igual forma, en el mensaje del Papa, espera que “en la tierra del sabor guadalupano, no haga llorar a hombre y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte, y en donde no sea necesario migrar a otros países”.
Antes de terminar la ceremonia, el Obispo de Roma, pidió oración por nuestros gobernadores, para que sigan mejorando las oportunidades de desarrollo, mientras que la gente comenzó de nuevo a corear frases como “¡El señor siga con el Papa, quien nos lleva por caminos de justica!”
Una vez concluido el acto religioso, se contó con la presencia del cantante de Pedro Fernández para dar fin al segundo día de acciones del Papa en México.
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