Por: Redacción/
El debate entre los candidatos a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México se llevó a cabo, en general, de manera previsible, ya que “ninguno ofreció soluciones profundas o específicas ni estrategias de largo plazo contundentes para resolver las problemáticas de urbanismo, sustentabilidad, seguridad y justicia”, señaló el doctor Víctor Alarcón Olguín.
El profesor-investigador de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) opinó que los efectos reales en la población podrán observarse en los próximos días en las encuestas, aunque “considero que las preferencias ciudadanas no tendrán una afectación significativa en torno a algún personaje, sin embargo aún faltan dos encuentros más de este tipo” que se realizarán los días 16 de mayo y 20 de junio.
En entrevista el docente del Departamento de Sociología de esa sede universitaria refirió que Claudia Sheinbaum, candidata por la coalición Juntos Haremos Historia, respondió en forma adecuada los ataques de los otros aspirantes, por lo que “su desempeño no quedó afectado, salvo algunos comentarios sobre la ineficacia de su labor como jefa delegacional o como secretaria de medio ambiente”.
Mikel Arriola, candidato por el Partido Revolucionario Institucional, presentó una agenda mucho más agresiva en materia de seguridad, “incluso habló de incluir al ejército e incrementar la video-vigilancia en la ciudad, situación compartida por los demás participantes en el panel de discusión”.
En consecuencia, Arriola podría perder algunos puntos “por la forma tan específicamente agresiva y conservadora con la cual dio a conocer sus propuestas”.
Esta oportunidad fue desaprovechada por Alejandra Barrales, debido a que ostentaba las más altas expectativas entre los punteros para la jefatura de gobierno, mientras que Mariana Boy, contendiente del Partido Verde Ecologista de México, destacó dentro de los representantes minoritarios por mantener un discurso mucho más articulado y consistente”. La postulante independiente Lorena Osornio “pagó el precio de la falta de experiencia al presentarse en este tipo de espacios”.
Esta discusión no es un indicador sustantivo de modificación de tendencias “ni creo que obligue a la candidata puntera, Sheinbaum, a modificar algún tipo de discurso o estilo de presentación”, por lo que los siguientes debates se desarrollarían en estas mismas características.
Alarcón Olguín consideró que el debate pudo ser más ágil si se hubieran hecho preguntas o alusiones directas a los propios candidatos, más que estar mediadas por un moderador. “De cualquier manera sí fue mejor que el formato tradicional de intervenciones secuenciadas y poco ilustrativas”.
Si bien este es un espacio de expresión abierto y equitativo “me parece que se puede ir reduciendo para permitir que los punteros sean los que realmente profundicen en sus propuestas”, con lo cual el público podría beneficiarse de un mayor contraste o comparación de las ofertas, concluyó el experto en democracia e instituciones políticas.
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