• Muchos ya están hartos de la virtualidad, los cuidados, la distancia y de no poder trabajar como antes, también se han multiplicado los estados de ansiedad por frustración, cansancio y pérdida de ilusión.

Por: Redacción/

Debido a la pandemia del COVID-19 persisten todavía angustia y cierta ambivalencia, “pues aunque una parte de mí teme contagiarse otra quiere retornar de manera presencial” a la Institución, ya que “los profesores queremos ver las caras de los jóvenes y convivir con ellos”, señaló el doctor Carlos Fernando Ortiz Lachica, académico del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

“Hay muchas razones por las que es difícil tener un retorno seguro; quizá cuando la mayor parte de la población tenga las dos dosis de vacuna podamos hablar de eso, pero puedo ver una tendencia a ya volver, aun cuando se sabe que algunos estudiantes viajan de dos y media a tres horas de ida y otro tanto de vuelta a sus hogares”.

Al participar en el 1er Coloquio de Educación Virtual de la UAM 2021. Los efectos de la pandemia en la docencia de la UAM-I y los retos ante el regreso a la nueva normalidad comentó que también existen aquellos que están muy a gusto dando clases “en chanclas y con bermudas”, pues es normal que se tengan emociones contradictorias, por lo que es importante tratar de mantener la imparcialidad y comprender ambas posiciones.

Lo cierto es que durante estos más de 15 meses de crisis sanitaria, los temas frecuentes planteados por quienes han consultado el Programa de Orientación y Apoyo Psicológico de la Coordinación de Servicios Integrados para el Bienestar (Cosib) han sido el duelo, la depresión por haber perdido a un familiar, amigo o vecino cercano, así como la pérdida de salud, trabajo y no poder continuar con las clases in situ.

En este lapso se ha dañado mucho y los alumnos están preocupados por los problemas técnicos, porque en muchos casos hay hogares donde varios deben compartir una sola computadora o teléfono; otra cuestión sensible ha sido la convivencia, que casi había desaparecido, enfatizó Ortiz Lachica en la ponencia Efecto de la pandemia y pospandemia en los aspectos psicosociales en el alumnado y profesorado, moderada por el doctor Pablo Gustavo Damián Matzumura, docente del Departamento de Biología de la Reproducción.

En estos tiempos de Zoom el estado de los consultantes es de frustración, apatía, cansancio, desorientación y falta de la ilusión, además de desinterés, desgano o, como describe la Organización Mundial de la salud (OMS), de fatiga pandémica, que se refleja al no soportar ya la virtualidad, las medidas de prevención contra la el contagio del virus y por no trabajar como antes, multiplicándose la presencia de ansiedad, describieron Maricarmen Díaz Maroto y Lidia Ponce Espina, colaboradoras del Programa.

“La doctora María Elena Medina Mora, directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha referido estudios que revelan el aumento de la enfermedad mental hasta en tres veces en el contexto actual, pero la inversión en salud no se corresponde, por lo que la mayor parte de las personas no han recibido la atención necesaria”, añadió Ortiz Lachica.

De ahí que la terapia en línea ofrecida por la UAM haya tenido éxito, pues si bien habitualmente el servicio ha estado dirigido a la comunidad universitaria, ahora atiende a todo aquel que lo solicite.

El doctor Carlos Contreras Ibáñez, adscrito al Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa, afirmó que, sin embargo, no hay forma de retornar a actividades presenciales hasta que lo decida el Colegio Académico de la UAM, con base en análisis previos y los datos que arroje la Encuesta Epidemiológica que se está levantando.

En breve habrá un micrositio en la Rectoría General y en las cinco unidades universitarias para informar a la comunidad de manera transparente los elementos, acciones y programas que se implementarán para el retorno seguro, ya que “no sólo regresamos y listo, sino que habrá muchos proyectos para preparar la vuelta escalonada”, subrayó.

La salud mental, al igual que la física, es algo que se cultiva, “que podemos procurar, como si se cosechara la semilla de lo que será nuestro futuro y sensación al volver o no después de esta situación a la escuela”.

Una de las reflexiones de mayor importancia en psicología comunitaria es el sentido de comunidad y sus afectaciones durante la emergencia sanitaria, en la cual los medios virtuales no parecen haber sustituido adecuadamente el acto de estar juntos.

La educación ha sido uno de los ámbitos más aquejados y lo sigue siendo, incluso con la aplicación de las vacunas, pues los alumnos se encuentran con poca motivación y los bajos niveles de aprendizaje “no son los que quisiéramos, puesto que se ha perdido el sentido de estar en la escuela”.

La implementación del Proyecto Emergente de Enseñanza Remota (PEER) fue indispensable para continuar con el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero claramente cada persona lo vivió de manera distinta por las diferencias existentes en el acceso a internet o por la nula experiencia de algunos académicos en el ámbito digital.

Las condiciones fueron rebasadas por la realidad, pues “estábamos en línea y nos faltó esa discusión grupal porque nos cayó de sorpresa todo esto; por tanto, necesitamos perfeccionar esa parte del trabajo y, como se ven las cosas, no regresaremos todos pronto”.

Entonces, “dado que seguiremos en esta modalidad un buen rato es recomendable recuperar la mediación tecnológica, es decir, las señales no verbales, la simulación ambiental de cuánto estamos en grupo y escuchamos el sonido del pájaro, como cuando había compañeros en el pasillo o un alumno llegaba tarde al salón de clases. Es necesario recuperar este control común de lo que está pasando en un grupo y la educación a distancia puede emular algo de eso, pero el sentido de comunidad es central para sentir que pertenecemos a algo”, concluyó Contreras Ibáñez.