Por: Redacción/
Resulta relevante entender la lógica de la evolución de la familia en México para propiciar esquemas de intervención sobre el comportamiento de ese núcleo de la sociedad desde diferentes perspectivas, señaló el maestro Carlos Hernández Gómez, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Durante el Tercer Coloquio Interdivisional sobre estudios de familias. Familias y discurso hegemónico realizado en la Unidad Xochimilco, el economista expuso que si bien la psicología es un elemento fundamental, hay otros factores que explican las distintas formas de cohesión dentro de esos grupos de personas.
Esas otras connotaciones tienen impacto en los modos de organización y se dan desde los órdenes sociológico, territorial, urbano, así como del diseño, la salud y la movilidad, refirió el director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de esa sede académica.
La maestra Luz Virginia Carrillo Fonseca, académica del Departamento de Producción Económica, sostuvo que la forma como se educa al interior de la parentela permite el desarrollo de la personalidad del individuo y tiene amplia influencia en su grupo social.
Por tanto, dijo, es menester establecer mecanismos que fomenten el avance y la potencialización de las condiciones de libertad de pensamiento, aun a costa de modificar los modelos vigentes de familia, la cual representa la piedra angular de la sociedad moderna cuyo beneficio no es sólo la reproducción y la crianza, sino la capacidad de mantener y restablecer el tejido comunitario sobre el que se asientan las instituciones públicas actuales.
Al dictar la ponencia Las familias y la educación: propuestas conceptuales, la académica planteó que el concepto se ha modificado a lo largo del tiempo por factores económicos, políticos, culturales y teológicos. Una de los primeros tipos de organización es la consanguínea, que está relacionada con la parte biológica y el reconocimiento de la paternidad. En ella los individuos con más antigüedad en el grupo –los abuelos– tienen la mayor jerarquía.
En la sindiásmica la unidad entre varones y mujeres se reduce a una sola pareja que vive acompañada de sus hijos; el varón podía ser polígamo y su descendencia debía de ser criada por él, mientras que ellas estaban sometidas a los designios de él y su papel se reducía a la crianza de los hijos.
La organización monogámica recupera el interés de mantener una sola pareja con la cual procrear y se crean los primeros contratos sociales atribuidos a las formas más básicas de la religión. La poligámica depende de la región geográfica y el periodo histórico, en ella existen varios cónyuges y las obligaciones con los hijos permanecen.
Son reconocidas dos formas de este tipo de familias: la poliandria, que permite a las mujeres tener varias relaciones con varones y la poliginia que es un matrimonio polígamo según el cual él puede contraer matrimonio con más de una, ésta última se mantiene hasta la actualidad y es símbolo de estatus entre los practicantes, que por lo general se ubican en la zona asiática occidental y en África.
La matriarcal es la organización más común en periodos de guerra, hambruna, crisis económica o conflictos políticos, en la cual las mujeres adquieren el liderazgo el control de los grupos y parentela, pero cuando los varones regresan recuperan de nuevo el poder.
La organización patriarcal ha sido la más común y de mayor influencia a lo largo de la historia. En sus inicios el varón era el único facultado para ostentar cargos de poder o de trabajo, mientras que la fémina tenía un estatus de protegida pero carecía de garantías individuales. Actualmente existen regiones rurales en las que aún se conservan este tipo de tradiciones.
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