Por: Redacción/
Investigadores del Instituto de Biología (IB) de la UNAM estudian la presencia en nuestro país del síndrome de nariz blanca, una enfermedad que provoca alta mortalidad, de hasta 95 por ciento, en las colonias de murciélagos insectívoros que hibernan. Desde que se reportó por primera vez (2005-2006) ha provocado la muerte de millones de quirópteros en Estados Unidos y Canadá.
Esos mamíferos brindan un servicio ecosistémico fundamental para los humanos, pues al alimentarse controlan plagas. Su decremento se reflejará en el aumento de los insectos que dañan cultivos y, en consecuencia, en un impacto negativo en la producción de alimentos, además de lo que puede implicar la pérdida de una especie o de poblaciones enteras de diversas especies de murciélagos.
Ángel Rodríguez Moreno, del Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica del IB, refirió que aunque se desconoce si la enfermedad –exclusiva de murciélagos– está presente en nuestro país, las probabilidades de que así sea son considerables. Por ahora, la investigación financiada por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) se encuentra en la fase de validación de modelos y análisis de muestras biológicas.
Uno de sus objetivos es predecir la posible ruta de entrada de esta afección a nuestro territorio.
De forma adicional, la Conabio encargó a la UNAM la evaluación de dos especies más de murciélagos: Myotis carteri y Myotis albescens, ambas de distribución muy restringida. La primera vive en la costa de Jalisco, Colima y Michoacán; el equipo de universitarios logró capturar un ejemplar en una sola localidad de Jalisco.
La segunda es originaria de una pequeña fracción de la selva alta de Chiapas; de ella no se ha podido hacer captura, pero sí se obtuvo el registro ultrasónico. En ambos casos se hará la evaluación de sus poblaciones para conocer su estatus de conservación.
Nariz blanca
El científico explicó que el síndrome se denomina nariz blanca por su manifestación física, una especie de algodoncillo alrededor de la nariz de diversas especies de murciélagos; también se presenta en orejas, alas y boca.
La produce un hongo del género Geomyces, quecrece preferentemente entre los cuatro y los 14 grados centígrados y que, al parecer, fue introducido a nuestro continente desde Europa (en donde no es tan mortal) por la actividad espeleológica. Su contagio es directo, de animal a animal.
Los murciélagos, explicó el experto, almacenan grasa antes del invierno. Durante la temporada de temperaturas más bajas comienzan su hibernación, pero el hongo provoca que no sólo la interrumpan, sino que hagan uso de ese almacenamiento y que tengan que salir a buscar alimento; mueren de frío y hambre.
La mortalidad en las colonias de hibernación es arriba de 90 por ciento; prácticamente quedan erradicadas. En EU hay entre nueve y 10 especies de quirópteros afectadas por el hongo. Por ello, la Conabio encargó a los expertos de la UNAM el proyecto, que pretende modelar y predecir, mediante variables ecológicas y ambientales, la situación en México.
Ya se predijo con éxito la presencia del síndrome en la costa oeste de la Unión Americana. Para nuestro país las zonas de riesgo se encuentran en el norte del territorio nacional, y en el Eje Neovolcánico, advirtió Ángel Rodríguez.
Nuestro territorio es hogar de más de 137 especies de murciélagos, divididos en ocho familias; una de ellas, la de los vespertelionidos, es la que está siendo afectada, y dentro de ella, el género más aquejado es el de los Myotis. Por ello, el proyecto abarca 14 especies de miotidos y a Eptesicus fuscus, que habitan de ambos lados de la frontera.
El equipo de la UNAM no sólo tiene definidas las áreas de trabajo en sitios con altitud superior a los mil 500 metros y bajas temperaturas de Baja California, Sonora, Coahuila, Michoacán, Tlaxcala, Puebla, Querétaro y Estado de México, sino que ya comenzó la toma de muestras en seis cuevas de Chihuahua y el mismo número en Nuevo León.
“La información que generamos es nueva y nos permitirá tener herramientas para hacer propuestas de manejo, conservación y medidas precautorias a fin de evitar que el síndrome llegue a México, y si ya llegó, tener el menor impacto posible”, concluyó Rodríguez Moreno.
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