Por: Redacción/
“El genocidio es deliberado y premeditado y requiere una preparación que toma tiempo. Esos preparativos deberían dar tiempo para que el mundo actuara. Desgraciadamente, algunas veces la comunidad internacional no ha puesto atención a las señales de alerta y no ha actuado con decisión. En vez de impedirlo, a menudo reaccionamos demasiado tarde”, dijo este viernes el Secretario General de la ONU.
En un evento para marcar el 70º aniversario de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, António Guterres señaló que después de los juicios de Nuremberg el mundo fracasó a la hora de evitar los genocidios de Camboya, Srebenica y Rwanda.
“Hoy, 70 años después de adoptarse la Convención, la gente todavía es masacrada, violada, sus casas son incendiadas y sus tierras confiscadas sólo por ser quien es”, recalcó.
Guterres indicó que ni la modernidad ni la era digital nos protegen del genocidio y que sólo las acciones de los Estados pueden hacerlo.
Marco legal
En este contexto, afirmó que la Convención provee el marco legalpara esos esfuerzos e instó a los 45 miembros de las Naciones Unidas que no lo han hecho, a adherirse a ese instrumento.
“Impedir y castigar el genocidio es un deber, una responsabilidad y una obligación de toda la comunidad internacional”, puntualizó el Secretario General.
María Fernanda Espinosa, presidenta de la Asamblea General de la ONU, hizo eco a Guterres deplorando las atrocidades ocurridas en la historia de la humanidad.
“Existen episodios en nuestra historia tan dolorosos y tan contrarios a la naturaleza humana que es casi imposible hablar de ellos sin sentir absoluta vergüenza y consternación.”
En el mismo tenor, el asesor especial de la ONU para la Prevención del Genocidio, Adama Dieng, se refirió al momento de la adopción de la Convención como uno de esperanza y lamentó que el evento del 70º aniversario no fuera una ocasión de celebración debido a las masacres ocurridas en ese periodo.
Dieng sostuvo que el mundo cuenta con las herramientas y el marco legal para la protección de los derechos humanos.
“Sin embargo, no podemos alegrarnos en esta conmemoración, los genocidios que tuvieron lugar después de la adopción de la Convención en Camboya, Srebrenica y Rwanda pudieron haberse evitado. Y actualmente no sólo seguimos siendo testigos de tensiones étnicas y religiosas en varias regiones del mundo, sino que también ha habido un peligroso aumento de escenarios que requieren nuestra atención urgente”, advirtió.
Nuevas alarmas
Citó entre otros, el extremismo de diferentes naturalezas en la República Centroafricana, Iraq, Sudán del Sur y Siria, así como los abusos cometidos en Myanmar, Nigeria o el norte del Cáucaso.
Dieng mencionó además la ola de populismo que alientan el racismo, la xenofobia y los discursos y crímenes de odio, y la denigración de los migrantes en Estados Unidos.
“Todo esto debería hacer sonar las alarmas. Sin embargo, el nivel de complacencia es todavía muy alto”, advirtió.
Ante esta situación, subrayó la necesidad de combatir la intolerancia por parte de las sociedades en su conjunto y llamó a los Estados signatarios de la Convención a renovar su compromiso contra el genocidio y a los no signatarios a acceder al instrumento y ratificarlo.
“Si bien no podemos cambiar los fracasos del pasado, podemos, al menos, aprender de ellos y esforzarnos para evitar crímenes atroces en el futuro. No es una tarea fácil, requiere dedicación, perseverancia y una voluntad incuestionable”, concluyó Dieng.
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