Por: Redacción/
Estudiantes de la próxima generación del Posgrado en Diseño que imparte la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) participarán en un proyecto de restauración filológica del paisaje cultural de Chiapa de Corzo, Chiapas, que comenzará en el área central donde se encuentra el árbol histórico La Pochota, informó el doctor Saúl Alcántara Onofre.
El académico de la Casa abierta al tiempo expuso que la intervención de los alumnos de la línea Planificación y Conservación de Paisajes y Jardines de dicho programa de estudios ha sido uno de los resultados de la reciente Declaratoria de Salvaguardia de Árboles Históricos y Urbanos, que forman parte del acervo cultural de ese pueblo chiapaneco.
La iniciativa –anunciada el pasado 19 de marzo– fue promovida por el ayuntamiento municipal constitucional de Chiapa de Corzo y el Colectivo Ciudadano para la Salvaguardia de las Expresiones Originarias A. C. (COSAEO A.C) para la protección, cuidado, asistencia técnica, reglamentación y revalorización de ese espacio.
El presidente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios ICOMOS –por sus siglas en inglés– México y miembro titular del Seminario de Cultura Mexicana señaló que las especies consideradas en el pronunciamiento –que fue acompañado por la Unidad Azcapotzalco, ICOMOS México y el Seminario– son 13, nueve históricos y cuatro urbanos, entre ellos La Pochota, a la que los cronistas atribuyen 450 años de edad.
Por sus características, este ejemplar nativo se distingue por su valor histórico-cultural, estético, singularidad y excepcionalidad botánica por tamaño, forma estructural, color y antigüedad, así como por el carácter notable que le confieren su origen, edad y desarrollo, que forman parte del paisaje cultural.
La Declaratoria –única en América Latina y amparada en un marco legal completo– implica el compromiso del gobierno a la salvaguardia, la tutela y la protección de las plantas –que han sufrido mutilaciones, aplicación de concreto en las raíces, incendios, barandales y vegetación exógena– así como a la creación de custodios vigilantes del pueblo de Chiapa de Corzo que velarán por la vida del ejemplar, garantizando el suministro de agua ni nutrientes.
El siguiente paso será contar con un reglamento que imponga sanciones a quien dañe el patrimonio y dé “operatividad a la Declaratoria, al establecer las áreas de amortiguamiento para cuidar la autenticidad y la integridad, por ejemplo, que las podas dependan de arboristas certificados y las intervenciones de arquitectos de paisaje”.
El doctor Alcántara Onofre destacó la sensibilidad del alcalde de la localidad, Jorge Humberto Molina, quien además de promover el pronunciamiento ofreció que en el año y medio que resta de su gestión buscará recursos estatales y federales para poner en marcha el proyecto paisajístico, cuyo gran objetivo es “dar otros cien años de calidad de vida a La Pochota, retirando todos aquellos elementos a su alrededor que lo deterioran y ponen en riesgo”.
Una primera etapa consistirá en retirar la vegetación exógena que le rodea y roba nutrientes, agua y oxígeno para posteriormente proponer “una gran imagen urbana de todo el conjunto” y después trabajar en otros sitios donde hay otros ejemplares históricos; se trata de un esfuerzo paisajístico que “esperamos se pueda intervenir físicamente en obra el próximo año”.
Con la realización de este proyecto “tendríamos básicamente todo lo que se tiene que hacer en un sitio cultural y natural de estas características, es decir, una declaratoria, un reglamento y una propuesta de restauración filológica, no una que conduzca al daño de la integridad, la autenticidad y los valores universales que tiene este sitio”.
La UAM puede hacer este tipo de intervenciones porque “contamos con un marco conceptual y metodológico bien establecido” y porque también “tenemos experiencias extraordinarias, entre ellas lo que hicimos en el Castillo de Chapultepec, el Archivo General de la Nación y La Alameda Central de la capital del país”.
El investigador de la UAM recordó que México cuenta con una Ley Federal de Monumentos Arqueológicos desde 1897, cuando empezó a tutelarse el patrimonio cultural, sobre todo dirigido a paisajes relictos como las zonas arqueológicas.
En 1934 fue dictada otra ley sobre protección y conservación de monumentos arqueológicos e históricos, poblaciones típicas y lugares de belleza natural, que era fundamental porque protegía parques, jardines, florestas y apantles, entre otros elementos.
Sin embargo, hubo “un retroceso gigantesco con la Ley Federal de Patrimonio Cultural de la Nación de 1970”, que dejó fuera las zonas típicas y los sitios de belleza originaria, y una nueva normativa de 1972 tampoco los contempló, por lo que desde entonces habían quedado en la indefensión total, hasta ahora.
Desde la UAM, ICOMOS, el Seminario de Cultura Mexicana y la sociedad civil esta Declaratoria establece un precedente muy importante en la nación para empezar a difundir estas iniciativas con el fin de catalogar más árboles y garantizar el acervo natural.
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