Por: Redacción/
Existe una evidente relación entre la inversión que las naciones realizan en investigación científica, la generación de riqueza y la posibilidad de que sus especialistas obtengan un Premio Nobel, indicó Bertil Andersson.
De visita en la UNAM, el miembro del patronato (board of trustees) de la Fundación Nobel aclaró que se debe invertir no sólo para obtener dicho galardón, sino para el futuro, pues el conocimiento implica riqueza.
Ante jóvenes reunidos en el auditorio Alberto Barajas Celis, de la Facultad de Ciencias (FC), resaltó que la Universidad Nacional debe estar orgullosa de que por sus aulas hayan pasado los tres mexicanos ganadores de este premio: Alfonso García Robles (Nobel de la Paz, 1982), Octavio Paz (Literatura, 1990) y Mario Molina (Química, 1995).
El también presidente emérito de la Universidad Tecnológica de Nanyang explicó que “los ganadores del Nobel son probablemente proporcionales a las inversiones de los países, al menos en términos brutos”.
Antes de la Primera Guerra Mundial la nación que obtuvo más premios Nobel fue Alemania, después de la Segunda Guerra, Estados Unidos e Inglaterra. “México tiene tres, no todo el panorama es negativo”, resaltó el biólogo.
Hace 25 años las naciones asiáticas atravesaban por una situación peor que la vivida hoy en muchos territorios latinoamericanos, pero Corea y China apostaron por el conocimiento e investigación, decisión que las llevó al desarrollo, destacó.
“El conocimiento es un área que florece y eso debe emocionar a los latinoamericanos, porque ustedes ven que las cosas pueden cambiar”, dijo en la conferencia magistral ¿Cómo ganar un Premio Nobel?
En el evento, organizado por la Coordinación de Innovación y Desarrollo y la Facultad de Ciencias, Andersson enfatizó a los jóvenes universitarios que lo que se premia son las ideas innovadoras y no sólo los doctores en ciencias duras, tal es el caso de Koichi Tanaka, galardonado en 2002 en el área de Química. “Todos aquéllos que innoven o pongan su mayor interés en el trabajo pueden ser considerados”.
La Fundación Nobel se creó con la herencia de Alfred Nobel, químico, ingeniero, inventor y fabricante de armas sueco, que si bien amasó su fortuna al crear la dinamita, decidió cambiar las cosas al determinar en su testamento la instauración de los premios para reconocer los grandes aportes alrededor del mundo, sin considerar nacionalidad.
La Fundación, precisó, no es la encargada de decidir quién o quiénes son acreedores al reconocimiento, sino comités de expertos que deben valorar los descubrimientos clave para la humanidad: la Real Academia de las Ciencias de Suecia (Física, Química, Economía), el Instituto Karolinska (Medicina), la Academia Sueca (Literatura) y el Comité Noruego del Nobel (Paz).
Cada año, detalló, se reciben al menos 400 nominaciones que son evaluadas detalladamente por los comités, que de 1901 a 2018 han reconocido a 904 personas (54 mujeres y 850 hombres), al entregar 590 premios.
La más joven en recibirlo es Malala Yousafzai, quien al momento de ser reconocida con el Nobel de la Paz tenía 17 años; y el más longevo es Leonid Hurwicz, quien tenía 90 años al recibir el Nobel en Economía.
“No crean que todo el mundo desea o acepta el premio. Hay quien lo ha rechazado, como Jean-Paul Sartre, en 1964, cuando fue nombrado ganador en Literatura; también Le Duc Tho, quien rechazó el Nobel de la Paz en 1973”.
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