Por: Meztli Islas

En el marco del Foro sobre marihuana, el presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Roberto Gil Zuarth, se dijo que el actual modelo regulatorio “está provocando una distorsión en nuestra sociedad y tiene que ver con el mercado negro”.

“Es absolutamente falso que legalizando o regulando de manera diferente la marihuana, se va a acabar con la violencia. Eso es absolutamente falso” aseguró.

Gil Zuarth argumentó que “a lo único que podemos aspirar con un cambio regulatorio es a disminuir los efectos del mercado negro. Es decir, a disminuir los riesgos de quien tiene la intención de consumir, de enfrentarse al mercado de lo ilícito, enfrentarse a la obscuridad de lo ilícito, a la amenaza de extorsión de las policías por lo ilícito, a la clandestinidad de quien le vende la marihuana”.

En pocas palabras, dijo el senador, “si un objetivo ha de tener el cambio regulatorio en materia de marihuana o drogas, debe ser disminuir esto: los efectos violentos, el costo social del mercado negro, porque si hay alguien que quiera consumir va ir a buscar la marihuana”.

El senador explicó que la regulación que tiene la marihuana es “la mayor, la más dura respuesta que tiene el Estado frente a un comportamiento: la persecución penal. Prohibido consumir, prohibido vender”, con algunos matices y esa política, no ha logrado los objetivos, de encarecer el precio de la marihuana ni ha restringido la cantidad que se intercambia en el mercado.

Ejemplificó con los diferentes tipos de regulación que existen para productos como cigarros, cerveza, refrescos, entre otros productos, y cuyo objetivo de regulación es disminuir el consumo y reducir los costos sociales de éste.

“Cada regulación tiene un conjunto de equilibrios para tratar de lograr el objetivo final de reducir el consumo y reducir los costos sociales. Lo que busca una política pública es un equilibrio regulatorio entre fines, objetivos, medios, cómo alcanza esos objetivos y, tres, que la regulación no genere nuevos costos sociales”, dijo.

Roberto Gil reconoció que “mientras haya una sola persona dispuesta a consumir, una sola, hay mercado, y mientras haya mercado, hay la necesidad de regularla. Así de simple” y es obligación del Estado diseñar dicho marco.