Por: Redacción/
En México existen propuestas urbanísticas de profesionales, pero ha faltado la voluntad política para llevarlas a cabo, destacó el doctor Alberto González Pozo, investigador del Departamento de Teoría y Análisis de la Unidad Xochimilco nombrado Profesor Distinguido de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) el 25 de octubre pasado.
No obstante el avance de la arquitectura mexicana es necesario trabajar en la descentralización, en particular en la capital del país, de donde las oficinas de varias dependencias salieron en la década de 1970 para ser reubicadas en otros estados, aunque esa cantidad debió ser mayor para lograr ciudades medias relevantes.
En el actual y significativo proceso nacional de metropolitanización, la desconcentración avanza, aun cuando falta más por hacer debido al ritmo de crecimiento, un detonador de la expansión inmobiliaria al que se suman la falta de agua y la alta sismicidad, precisó en entrevista.
González Pozo pertenece a la generación 1957 de arquitectos de la Universidad Nacional Autónoma de México, año en el que un terremoto derribó el emblemático Ángel de la Independencia y varios inmuebles, con lo cual “empecé a fijarme que estos fenómenos son serios”.
Al recordar que los reglamentos de construcción fueron mejorados después del sismo de 1985, contribuyendo a incrementar los niveles de seguridad subrayó que el 7 de septiembre pasado no se registraron afectaciones semejantes a las de hace 32 años, en cierta medida porque “muchas edificaciones se reconstruyeron o se hicieron con otras normas”.
En 1963 el académico fue parte de un equipo de expertos mexicanos y extranjeros que participó en la reconstrucción de Managua, Nicaragua, luego de un movimiento telúrico que casi destruyó el centro, por lo que hubo propuestas para reubicarla “porque ahí volvería a caerse todo”.
En Juchitán, Oaxaca, debiera efectuarse un diagnóstico para determinar las medidas para su rehabilitación, recomendó el autor o coautor de planes de desarrollo urbano y conservación que ha intervenido los centros históricos de San Luis Potosí y San Miguel de Allende, así como contribuido en programas de preservación de la Antigua Basílica de Guadalupe, las catedrales de Oaxaca y capitalina, y el Hospicio Cabañas de Guadalajara, entre otros espacios.
El ex presidente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) recordó con cariño su colaboración en la reparación de vecindades después del temblor de 1985, de manera particular la de Pensador Mexicano, en el Barrio de la Santa Veracruz, “donde nací”, y declaró su proclividad a atender asuntos poco tratados en la arquitectura, “esos de los que no se están ocupando”.
Respecto del proyecto de investigación sobre las chinampas de Xochimilco que desarrolla, el también integrante del grupo de especialistas que elaboraron los expedientes para la declaratoria de esa zona como Patrimonio Mundial de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –propuesta en 1986 y aceptada en 1987– expuso que en 2005 la Delegación respectiva comenzó a interesarse en la recuperación de la cultura alrededor de este tipo de terrenos.
Así inició el proceso para la catalogación del área y en 2016 fue publicado un libro, por lo que “ahora sabemos que quedan alrededor de 3,500 chinampas que siguen cultivándose en Tláhuac, Xochimilco y San Luis Tlaxialtemalco, entre otros puntos, y que entre 15,000 y 17,000 son potencialmente rescatables”.
Esos sistemas de cultivo han sido fuente de alimentación para la capital y por ello “no deben perderse”, sobre todo porque desde las décadas de 1970 y 1980 comenzaron a formarse en varios estados profesionales capaces en esa disciplina, lo cual habla bien de las instituciones de educación pública.
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