Por: Redacción/
La aparición cada vez más acelerada de enfermedades emergentes, como la COVID-19, podría ser consecuencia de la invasión de nuevos ecosistemas que antes no habitábamos, afirmó Víctor Hugo Anaya, académico de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) unidad Morelia, de la UNAM.
Ante este panorama, se debe impulsar la ciencia, específicamente áreas que contribuyan a entender la relación que hay entre los nuevos padecimientos con la modificación del clima y del entorno, además de impulsar el desarrollo de antibióticos y antivirales, recomendó.
“Adquirir enfermedades transmitidas por animales no es un fenómeno nuevo, pero estos eventos se están acelerando. Al llegar a nuevas zonas nos volvemos blanco de microorganismos, pues modificamos la dinámica propia de las poblaciones de virus y animales”, explicó el doctor en biología y especialista en biología experimental y biomatemáticas.
De igual manera, el cambio climático ha permitido que virus y bacterias estén en zonas donde antes no existían, pues sus vectores pueden trasladarse a otras regiones y contagiarnos, como ha ocurrido con el Zika o el chikunguña, dijo en la videocharla “Covid-19: un fenómeno con retraso”.
“En algún momento nuestra especie supuso que había dominado a la naturaleza y no es así; hay una rama relativamente nueva entre la ecología, la medicina veterinaria y la epidemiología que estudia estas zoonosis, enfermedades que los animales nos transmiten cuando invadimos sus espacios naturales”.
Lecciones de la COVID-19
Anaya resaltó que la pandemia de COVID-19 deja varias lecciones: la necesidad de consolidar los sistemas de salud o implementar uno internacional que pueda reaccionar de manera más rápida; elaborar programas económicos emergentes para afrontar estas contingencias; y trabajar para abatir afecciones como obesidad y problemas cardiovasculares, entre otras.
Asimismo, precisó que la enfermedad del coronavirus es un fenómeno “con retraso”, pues sus efectos no son inmediatos: del momento en que un individuo se contagia al que presenta síntomas, transcurren de 10 a 15 días, “lo mismo ocurre con las estadísticas que nos presentan, pues no reflejan lo que hicimos hoy, sino lo que ocurrió hace dos semanas”.
Al respecto, Luis Felipe Rodríguez Jorge, investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, señaló que hay todo un mundo por estudiar de las bacterias, y a una escala 10 veces menor, los virus, y los priones, también 10 veces inferiores a los virus.
En astronomía prácticamente todos los fenómenos que se observan son con retraso. “La luz del Sol tarda ocho minutos en llegar, y si el Sol se apagara, nosotros seguiríamos viendo luz por ocho minutos”, concluyó.
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