Por: MUGS / Redacción
Se estima que la energía global para el tratamiento hídrico residual se incrementará 44 por ciento entre 2006 y 2030, según el Informe sobre el Desarrollo Mundial del Agua de la Organización de las Naciones Unidas, refirió en la UNAM Sharon Velásquez Orta, del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Newcastle, en Inglaterra.
En este contexto, aludió a que 750 millones de personas en el orbe no tienen acceso al recurso. Por tal motivo, la egresada de la UNAM trabaja en un proyecto enfocado a disminuir la contaminación ocasionada en este proceso.
Al respecto, explicó, tratar de manera aerobia los lodos activados es un sistema convencional usado en la limpieza de líquidos excedentes. Por ello, el objetivo de su investigación es sustraer nutrientes y carbohidratos de microorganismos fotosintéticos y producir bioetanol, en principio, pero también biogás y biodiésel para aplicarlo en instalaciones y limpiar masas acuosas.
Al impartir la charla Propuesta técnica-económica para la producción de biocombustible a partir de microalgas en una planta piloto, informó que en 2011 las emisiones de bióxido de carbono (CO2) resultantes del tratamiento de líquido potable y sobrante en el Reino Unido fue de 0.9 por ciento de la huella de carbono total.
Las microalgas que crecen en esta solución residual tendrían una productividad de 505 mg L-1 de lípidos, destacó la investigadora. Existen algunos ejemplos de tratamientos en lagunas de alta tasa, sistema de canales y fotobiorreactores. Por ello se sabe que su combinación con bacterias en tanques de aireación sería efectiva para incrementar las eficiencias de este proceso y reducir las emanaciones de CO2.
Usarlas sería una ventaja, porque estos organismos registran un alto rendimiento, se regeneran en horas, se pueden cultivar en tierra no fértil con agua excedente de mar y tienen una gran cantidad de lípidos, carbohidratos y proteínas (todos del 20 al 50 por ciento en peso seco). No obstante, hay desventajas, como que los costos y beneficios son inciertos y se requiere la adición de nutrientes para conseguir cantidades altas de microalgas.
Biorrefinerías en México
Una biorrefinería desarrolla un proceso industrial en el que la biomasa es convertida en una serie de productos energéticos, materiales o químicos. En las fases primarias se da un pretratamiento y separación, en las secundarias, se observa la conversión de biomasa a los productos finales.
En México hay algunas industrias de este tipo. Por ejemplo, la planta de biodiésel de sebo animal, con capacidad de un millón de litros por mes, en Nuevo León. Hay otra iniciativa de bioenergía en el mismo estado que busca aprovechar el biogás de relleno sanitario para producir siete megavatios de energía eléctrica. Sonora tiene una más, abocada al bioetanol de algas verdeazules.
La producción del último comburente resulta atractiva en la nación, pues existen diferentes microorganismos fotosintéticos en el agua residual, aprovechables como materia prima; los métodos empleados para este fin son conocidos, pero pueden mejorar con investigación continua, expuso.
Nuestro país cuenta con la geografía y el clima adecuado para establecer una biorrefinería que explote este recurso, concluyó Velásquez Orta.
No Comment