Por: Redacción
En México se desperdicia cada año el 37 por ciento de los alimentos que se producen, es decir, 10 millones 341 mil toneladas, los cuales podrían proveerse a siete millones de mexicanos, y evitar que terminen formando parte de los residuos sólidos urbanos en los tiraderos que provocan contaminación del suelo y agua al infiltrarse.
Con la pérdida de estos alimentos también se desperdician los recursos utilizados en su producción como tierra, agua y energía, incrementandose inútilmente las emisiones de gases de efecto invernadero.
Por ello, la diputada Nelly del Carmen Márquez Zapata, del PAN, impulsa un punto de acuerdo que exhorta al Ejecutivo federal a que, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), elabore un plan de manejo para los desperdicios alimentarios.
La finalidad es prevenir y atender la contaminación del suelo, agua y atmosférica que provocan los rellenos sanitarios y vertederos a cielo abierto, así como para que la Semarnat asesore a los estados y municipios en la implementación de dicho programa de manejo.
También pide que la dependencia diseñe y promueva ante las dependencias competentes el establecimiento y aplicación de incentivos económicos, fiscales, financieros y de mercado, que tengan por objeto favorecer la valorización, gestión integral y sustentable de los residuos y desperdicios alimenticios, de acuerdo con la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos.
La propuesta señala que, a pesar de que existen acciones como los Bancos de Alimentos que permiten recuperar y distribuir una parte de los desperdicios alimentarios, una gran parte se convierte en basura, es decir, residuos que no tienen ningún manejo y que, al recolectarse y depositarse en tiraderos a cielo abierto o al ser vertidos en los rellenos sanitarios sin control, contaminan el suelo y agua al infiltrarse.
Esto genera que los acuíferos, ríos y aguas superficiales, así como el suelo, concentren sustancias nocivas para la salud de la población y el equilibrio de ecosistemas aledaños a dichos tiraderos.
“El hambre sigue siendo uno de los desafíos más urgentes del desarrollo, pero el contraste es que el mundo produce alimentos más que suficientes; sin embargo, un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia en todo el planeta”, indica el punto de acuerdo.
Precisa que ésto ocurre a lo largo de toda la cadena de suministro, desde la producción agrícola inicial hasta el consumo final en los hogares.
La propuesta destaca que según la FAO, se ha estimado que aproximadamente el 6 por ciento de las pérdidas mundiales de alimentos se dan en América Latina y el Caribe. Cada año, la región pierde o desperdicia alrededor del 15 por ciento de sus alimentos disponibles.
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