- Si bien es un escenario complicado, declarar a México como un narcoestado, pone entre dicho su legitimidad como tal y al gobierno actual en un dilema de supervivencia.
Por: María Manuela de la Rosa Aguilar/
La seguridad nacional sin duda tiene múltiples aristas; México, como hemos visto, forma parte importante de la economía global, con poderosos socios comerciales, no sólo los Estados Unidos y Canadá, sino la Unión Europea y los países de Asía, y América Latina en menor medida, por lo que la suerte que corra es de interés global.
Por otra parte, si bien la seguridad pública corresponde al ámbito doméstico, cuando está rebasada, como es el caso, incide directamente en la seguridad nacional y por tanto, la vulnerabilidad del país hace de México un blanco no sólo posible, sino apetecible por parte de intereses del exterior, tema del que muy poco se ha hablado.
Asimismo, si bien es un escenario complicado, declarar a México como un narcoestado, pone entre dicho su legitimidad como tal y al gobierno actual en un dilema de supervivencia; máxime cuando ya se habla de la posibilidad real de que el mismo presidente de la República, en quien recae la jefatura de Estado y de Gobierno, sea juzgado ante tribunales internacionales.
No sólo la gobernabilidad, que ha sido cuestionada desde hace varios sexenios, sino la propia legitimidad del jefe de gobierno y en consecuencia de todo su gabinete, pero además del Congreso Legislativo, con una mayoría en el poder. Total riesgo para la seguridad nacional.
El argumento del terrorismo.
Este elemento es un motivo imperioso de intervención para los Estados Unidos, sobre todo después del ataque a las torres gemelas en el 2001, que cambiaron de una manera radical la manera de ver a la seguridad, tornándola como un riesgo global, que cambió no sólo el concepto, sino todas las medidas de protección, disuasivas y los protocolos para prevenir el terrorismo.
Si bien, la definición de terrorismo está directamente relacionada con la ideología, pues los terroristas lo son en la medida de que sus actividades terroristas sean motivadas por cuestiones ideológicas, ya sea de tipo religioso o político, como es el caso del grupo yihadista Estado Islámico de Irak y el Levante, Al Qaeda, Hezbollah, Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia o el movimiento Talibán. Pero, si se observa a los grupos criminales mexicanos como “socios” o en relación a los políticos, lo cual se ha mencionado de manera reiterada, ya que son muchos los señalamientos de su colaboración en las campañas políticas, estamos hablando aquí de un tema de ideología en principio, puesto que la política se encuentra inmersa dentro de este concepto. Y cuidado, esto podría dar el sustento. Aunque sabemos que los narcotraficantes y en general los grupos criminales buscan únicamente una ganancia económica. Sin embargo, a menudo se han unido a grupos terroristas, que también trafican drogas, armas y controlan importantes territorios de trasiego, sobre todo en Afganistán, sobre lo que está ampliamente documentado esto.
Y por otra parte, hay que ver la legislación mexicana, que tiene su propia definición de terrorismo, el artículo 139 del Código Penal Federal señala que se considerará un acto terrorista a quien “utilizando sustancias tóxicas, armas químicas, biológicas o similares, material radioactivo, material nuclear, (…) explosivos, o armas de fuego, o por incendio, inundación o por cualquier otro medio violento, (…) en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a éste para que tome una determinación”. Y aquí no vemos la premisa ideológica sine qua non, por lo que, como lo señala el propio Derecho Internacional, en determinado momento, puede tomarse como sustento legal la propia legislación del país en cuestión.
Así que, México no considera en su legislación la motivación ideológica, por lo que de tomar esta perspectiva, dado que forma parte de su legislación, la comunidad internacional podría hacer presión para que en México se respete el estado de derecho y dado que el terrorismo se considera una amenaza global, están dadas las condiciones para que se vulnere la territorialidad y soberanía que implica la seguridad nacional. Así de simple.
La ONU cuenta con 14 tratados con el fin de criminalizar los actos del terrorismo internacional, por lo que la Asamblea General ha tomado cartas en el asunto y ya no se acepta la justificación de actos terroristas con base en la autodeterminación de los pueblos y la legitimidad de medidas armadas de liberación, ya que se considera la tipicidad de las conductas terroristas como actos criminales, siendo una violación grave de los objetivos y principios de la ONU, puesto que tales conductas no se justifican bajo ninguna circunstancia, definiendo al terrorismo como “todo acto planeado y dirigido para aterrorizar a la colectividad, a un círculo determinado de personas o a distintas personas por motivos políticos”.
Es por eso que se plantea la necesidad de una persecución internacional del terrorismo. Aunque las reglas internacionales no deben sustituir a las competencias nacionales para la persecución penal de crímenes de esta clase, por lo que los Estados deben adoptar las normas internacionales en su legislación nacional. Y México por supuesto que está incluido en este mandato, siendo un miembro activo de la ONU.
Con mayor razón cuando ha sido señalado como un destino para los terroristas que buscan refugiarse para evadir su búsqueda, como es el caso de integrantes de ETA que han sido localizados en nuestro país, que también recibe en su frontera sur a Maras Salvatruchas, o Guardias Revolucionarias Islámicas que se detectaron en un jumbo de carga iraní que despegó de México hace unos días, o los que se rumora salieron de Querétaro hace una semana en un avión del gobierno venezolano.
Pero, qué decir de los asesinatos diarios con lujo de violencia, donde destazan los cuerpos, los deshacen en ácido, incluso cometen actos de canibalismo y estas atrocidades cada vez son más frecuentes. Terrorismo, de la peor manera para someter a la población, sin que estos criminales sean castigados.
Grupos criminales en México
La seguridad pública que ha permeado a la nacional está amenazada por los múltiples grupos de la delincuencia organizada que operan en todo el territorio nacional. Actualmente hay al menos 150 grupos criminales en México, los principales son: el Cártel Jalisco Nueva Generación; El Cártel de Snaloa, La Nueva Familia Michoacana; El Cártel del Golfo; y el Cártel del Noreste.
Y si bien todo el país sufre las consecuencias de la impunidad con que imperan estas organizaciones, son 7 los estados en que más actividades se registran e inciden con mayor número de organizaciones delictivas: en la ciudad de México hay 51; Guerreo 15; Veracruz y Morelos 13; Chihuahua 12; Estado de México y Sinaloa 11. Así que cada vez crece la violencia en México, sin que nadie se salve, aunque por años se ha insistido en que esto se debe a la lucha por el control de los territorios entre bandas, el hecho es que la impunidad es tal que cualquier ciudadano puede ser víctima, sin distinción de nada, para muestra, el asesinato vil de dos sacerdotes jesuitas en la sierra de Chihuahua.
Curiosamente hace un mes el gobierno mexicano canceló el espacio de estacionamiento que tenía la DEA para un avión King Air, lugar que estaba destinado desde 1990, para el traslado de agentes de la agencia norteamericana que participaban en misiones contra los cárteles de la droga.
Se ha visto el poder inmenso que tienen los cárteles y su influencia en todos los ámbitos de la vida nacional e internacional, lo cual se comprende si vemos que son capaces de obtener ganancias hasta por casi 30,000 millones de dólares al año, lo que les da la capacidad de comprar prácticamente todo lo que deseen.
En México ya se ha vuelto casi normal que aparezcan decapitados colgados para terror de la ciudadanía. Cada año mueren de manera violenta más de 10 mil personas y la cifra va en aumento. Es difícil conocer el número con certeza, ya que muchos asesinatos no son denunciados, otros tantos pasan inadvertidos, porque los cuerpos son desaparecidos y el miedo generalizado que existe ante los delincuentes ha logrado que crezca su seguridad, sobre todo por la impunidad que les permite seguir cometiendo múltiples delitos, que difícilmente serán investigados, por una parte debido a la gran cantidad de trabajo acumulado que tienen los juzgados y por otra, la corrupción que impera, donde es más peligroso denunciar que quedarse callado.
Nunca antes como ahora se había visto tal permisividad con los delincuentes, incluso de manera pública y abierta, nunca un presidente de la República se hbía exhibido al convivir con familiares de narcotraficantes.
La seguridad, a la deriva.
América Latina en el ajedrez geopolítico.
Las hegemonías continúan su rumbo. Lo hemos visto con la invasión de Rusia a Ucrania, que tiene un gran valor estratégico para consolidar la posición de Rusia en Europa. China se ha mantenido prudente, aunque sabemos que juega con Rusia, como parte del bloque oriental. Pero Vemos como el bloque occidental, liderado por los Estados Unidos y Europa podría verse vulnerado, puesto que en América Latina están surgiendo cada vez más gobiernos de izquierda que simpatizan con Rusia, China y Cuba, satélite debilitado de la extinta URSS. Pero precisamente vemos como el sueño de Putin es consolidad su dominio en el mundo.
Vladimir Putin tiene de su lado, al menos le expresan su beneplácito, los gobiernos de Chile, México, Cuba, Argentina, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Perú, Bolivia Honduras, y recientemente Colombia, donde acaba de ganar las elecciones el ex integrante del grupo guerrillero M-19, Gustavo Petro. Aunque ya se ha visto la experiencia del triunfo de la guerrilla en Cuba y en Nicaragua.
Tal vez por el creciente fortalecimiento de la izquierda en el continente, el presidente López Orador, de México, continuamente desafía al gobierno del presidente Joe Biden, quien como diplomático experimentado, ha mantenido prudencia y prefiere mandar a sus enviados para negociar en privado con el mandatario mexicano. Los hechos hablan por sí mismos, porque por ejemplo, la frontera de los Estados Unidos es resguardada por el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional y los miles de migrantes que están ahí en espera de una visa norteamericana, siguen bajo el auspicio mexicano.
Así que la izquierda comienza a ganar fuerza en América Latina, la cual es apoyada y muy favorecida por el presidente mexicano, contrariamente a sus intereses económicos y de hegemonía natural por su situación geográfica, poniéndose en la mira del gobierno del norte. Mas aun cuando surgieron rumores de que en un avión venezolano se trasladaron cientos de migrantes, a quienes se les otorgaron residencias y el traslado en ese avión de guerrilleros, aunque no se mencionó su procedencia.
Y un tema preocupante es el anuncio del presidente Daniel Ortega de Nicaragua, de haber invitado a tropas rusas y de otorgar el permiso para que busques de guerra rusos atraquen en puertos nicaragüenses. Esto podría ser un movimiento preliminar para que el ejército ruso establezca bases militares en ese país, como ya los tiene en Cuba. Y ciertamente esto es un desafío a los Estados Unidos, porque si bien los misiles rusos pueden atravesar el Atlántico, con mayor razón si desde Nicaragua apuntan hacia el norte, lo que para México también sería un potencial riesgo a su seguridad.
Lo dicho, la seguridad nacional, en riesgo.
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