Por: Redacción/
La precarización laboral en México es un problema estructural que se profundizó por la pandemia del COVID-19, cuya afectación al mundo del trabajo ha repercutido en la reducción de jornadas, desempleo, despidos y pérdida de ingresos, afirmó el doctor Abelardo Mariña Flores, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Los cambios cualitativos en este ámbito por el uso de las tecnologías basadas en Internet estaban en curso, pero en este momento se han agudizado, con impactos irreversibles, pues prácticamente llegaron para quedarse y los efectos de la enfermedad por el virus SARS-COV-2 han sido diferenciados según el tipo de ocupación: los asalariados formales han vivido esta etapa distinto que quienes están por cuenta propia y carecen de protección.
En comparación con países desarrollados, en México las secuelas han sido mayores para aquellos con ingresos medios, mientras “el gobierno federal aplica una estrategia para recuperar el poder de compra, regulando el outsourcing y propiciando la libertad sindical, elementos que modifican la contención salarial, la subcontratación ilegal en las empresas y el charrismo sindical, que han sido la piedra angular de la precarización del mercado laboral”.
En las últimas décadas, en el orbe se ha visto el descenso en las remuneraciones, excepto en naciones emergentes y China, donde el salario, que era un tercio del de México hacia el año 2000, ha registrado aumentos, detalló el profesor del Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco.
En este escenario, el Poder Ejecutivo ha sido criticado por no haber aplicado una política anticiclica, pues lo que viste más a un régimen es dar dinero a los trabajadores y. a las compañías, pero ese tipo de apoyos económicos causa gran déficit público que a la postre se debe pagar y con ello vendrían las políticas restrictivas.”
Los sectores más vulnerables han recibido más ayudas, dejándose de lado a las firmas pequeñas, por lo que es necesario brindar estímulos fiscales, sin volver a hacer rescates a grandes corporaciones como se hizo en 1982, algo “que todavía seguimos pagando y lo haremos por 20 años más, razón por la que la política fiscal debe ser focalizada y no poner en riesgo el equilibrio presupuestal de la administración”.
El proceso de caída del salario, al igual que la desregulación laboral, inició hace 40 años y continuó debido a la crisis de 2007 a 2008, en la que remuneraciones aceptables fueron sustituidas por plazas mal pagadas. Ese periodo instalado en América Latina comenzó a revertirse en México con la llamada Cuarta Transformación.
En los primeros meses de la pandemia, el Instituto Mexicano del Seguro Social IMSS reportó una baja en el número de afiliados “y hace seis se calculaba la pérdida de 11 millones, pero eso no se manifestó, pues se considera desempleada aquella persona que pierde su trabajo y está en busca de uno nuevo, por lo que en realidad lo que se reportó fue una disminución de la población económicamente activa”.
El académico de la UAM recomendó “ser muy cautos en las evaluaciones, ya que ahora enfrentamos una doble crisis –sanitaria y económica– sin precedente en la historia y la segunda ya venía desde finales de 2019 e incluso ya estábamos en recesión en marzo del año pasado”.
Los partidos de oposición en el mundo manejan el mismo discurso, al plantear que el suyo es el peor gobierno, aunque en México “no se reconoce que el sistema de Salud estaba hecho pedazos por las autoridades neoliberales, en particular en los tres sexenios anteriores y hace unos meses los respectivos ex secretarios del sector declararon que solucionarían la problemática del COVID-19 en 15 minutos”.
Además, el programa de inmunización “va en buenos términos, con 17 por ciento en la tasa de vacunación, mientras en Gran Bretaña está en cerca de 30 por ciento de la población”.
Para revertir la situación es indispensable reforzar el desarrollo de planes de mejora salarial, producción de alimentos, agroalimentos y vestido, sobre la base de la sustentabilidad, con el fin de dejar de ser una nación maquiladora que dirige 80 por ciento de sus exportaciones a Estados Unidos.
También deben dinamizarse el mercado interno y el emprendedurismo social, “no con la idea de que surja un Bill Gates, Steve Jobs o un nuevo Carlos Slim, sino como una herramienta” que favorezca el ingreso y el empleo.
El ciclo Monitor del trabajo en México: empleo y salario es organizado por el Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco de la UAM y la Sección de Comunicación de la Ciencia de la Coordinación General de Difusión de la Casa abierta al tiempo. En esta sesión, el doctor Mariña Flores participó en la mesa Efectos laborales de la pandemia.
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