Por: Redacción

Los migrantes, menores de edad y los indígenas son los grupos más vulnerables frente a la trata de personas. En México, 40 por ciento de las víctimas de este delito son infantes, y las ganancias que genera este fenómeno “son tan grandes que sólo el tráfico de drogas es más lucrativo en el submundo de las utilidades ilegales”, aseguró el secretario general de la Cámara de Diputados, Mauricio Farah Gebara.

En la presentación del libro “El fenómeno de la trata de personas. Análisis desde las ciencias penales y proyecto de reformas a la ley vigente en la materia”, de María Olga Noriega Sáenz y Alan García Huitrón, Farah Gebara dijo que la trata de personas “es grave y su ámbito de operación gigantesco debido a que se presenta en todo el planeta”.

Precisó que aunque nos falta mucho por hacer, se tienen identificados los factores de riesgo que suponen un peligro constante para las niñas, niños y adolescentes como son la discriminación, la exclusión, los entornos de violencia, las desigualdades estructurales, el trabajo infantil, la deserción, escolar y las carencias afectivas o emocionales.

Destacó que a nivel mundial, tan sólo de 2006 a 2012, el porcentaje de menores de edad víctimas de este delito se elevó de 13 a 33 por ciento, por lo que “si el objetivo es proteger y hacer posible el libre desarrollo de todas las personas, los Estados no están cumpliendo su función, por lo que tenemos que acelerar el paso”.

Mauricio Farah comentó que la precisión de las leyes es algo más que un trabajo bien hecho, porque si una norma tiene deficiencias éstas se traducen en impunidad e, incluso, en criminalización de las víctimas o en su revictimización, lo que es especialmente posible en cuanto a la trata, ante una eventual confusión con otros tipos penales.

Dijo que saber cuáles son los grupos más vulnerables y conocer sus factores de riesgo es una ventaja que debemos aprovechar para dirigir con precisión programas y acciones de prevención.

En el plano internacional, continuó, existe un patrón que establece que el traslado de las víctimas es casi siempre de países pobres a ricos. “Es claro que los tratantes saben dónde están las potenciales víctimas y dónde los que pagarán su explotación”.

Ante ello, enfatizó que los países desarrollados que señalan a las naciones en vías de desarrollo como las fuentes de trata no pueden pasar por alto un hecho indiscutible: “sin compradores no hay mercado”.

Por ello, puntualizó el secretario general de la Cámara de Diputados, “nuestro desafío en materia de prevención es evitar que se actualicen tanto las potenciales víctimas como los potenciales victimarios, que son extremos de una misma cadena”.

Expresó que la lucha contra la trata de personas será larga, lo que “no debe desanimarnos sino alentarnos a prepararnos para mantener el paso; sabemos que vamos detrás de antecedentes milenarios y que la trata es un fenómeno complejo, pero no podemos permitir que los siglos pasados hagan futuro y que la complejidad de la trata nos paralice. Es posible combatir nuestros rezagos con voluntad, inteligencia y acción colectiva”.

Acerca del libro, comentó es uno de los más completos e integrales que se han escrito sobre trata. La obra es relevante y, sin duda, será referente para la comprensión y el estudio del fenómeno y catalizador para la reflexión y la acción.

En su intervención, el quinto visitador general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Edgar Corzo Sosa, dijo que de acuerdo con cifras de procuradurías estatales, de un total de 2 mil 843 víctimas, la mayoría -87.9 por ciento- son mexicanas; sólo 8.4 por ciento de origen extranjero.

El 93.4 por ciento son mujeres y 6.1 son hombres; 26.5 por ciento son menores, y 71.7 por ciento son mayores de edad, detalló Corzo Sosa.

A nivel federal, expresó que de 706 víctimas, 696 son mexicanas, 10 son extranjeras y, en otros casos, no se les pudo identificar. Sin embargo, si se cuentan los casos objeto de averiguaciones previas y en los cuales interviene la delincuencia organizada, 54 por ciento son menores de edad, frente a 29 por ciento mayores de edad.

Estos datos, expresó, reflejan que “estamos obteniendo de las procuradurías estatales datos diferentes a los que se presentan a nivel federal, por lo que es importante abordar este asunto, y de ahí la importancia del libro.

En su intervención, la directora general adjunta de Igualdad de Género del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), María González del Castillo, comentó que si no se tiene bien tipificado el delito no se podrá dar la protección adecuada a las víctimas.

Dijo que el delito de trata de personas es la suma de violaciones a los derechos humanos, por lo que su atención requiere de un modelo serio y totalmente vigilado y tutelado. “Se tiene que dejar de lado el tema de la caridad, se tiene que hablar de la protección de los derechos humanos de las víctimas, de manera integral y eficiente”.

En su turno, la coautora María Olga Noriega Sáenz, exhortó a analizar el libro y las propuestas que plantea porque si bien “la ley del 2012 fue una norma importante, ya es caduca. El crimen organizado se ha encargado de nuevas formas de trata de personas, existen nuevas tipologías penales y nuevos comportamientos”, argumentó.

Comentó que se deben diferenciar los delitos porque muchas conductas se criminalizan, debido a que “nos apartamos del Protocolo de Palermo y de los instrumentos internacionales, porque fue difícil comprobar los medios cognoscitivos del delito y se metieron como agravantes, destrozando el tipo penal que da como resultado una gran impunidad”.

En el evento también participó la directora de Estudios Sociales de la Posición y Condición de las Mujeres y la Equidad de Género del Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (CEAMEG), Blanca Judith Díaz Delgado.