Por: Redacción /

La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) tiene aspectos indudablemente técnicos muy complejos, pero no se trata sólo de un acuerdo estrictamente comercial, sino de uno de naturaleza política, afirmó el maestro Enrique Pino Hidalgo, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Durante la Semana de la Economía 2017, el académico del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa indicó que ante la propuesta de renegociación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es necesario plantear los escenarios, los alcances y las opciones que tiene México.

El acuerdo suscrito en 1994 es un instrumento jurídico sujeto al derecho económico internacional, así como a las leyes que rigen Canadá, México y Estados Unidos, lo que le confiere un estatuto constitucional. “El Tratado no es más que un contrato entre tres países a propósito de crear condiciones, requisitos, procedimientos e instancias que faciliten, en la medida de lo posible, el flujo de mercancías y bienes, capital, personas e inversiones”.

Aunque en un inicio este conjunto de normas y procedimientos tuvo como fin reducir al máximo los obstáculos que impedían el flujo de mercancías y capital, en la actualidad uno de los actores más fuertes ha decidido cambiar las reglas del juego.

“Estamos viviendo un proceso de resurgimiento de las políticas proteccionistas asociadas a un nacionalismo conservador e incluso de corte racista en Estados Unidos”, precisó Pino Hidalgo.

El profesor-investigador dijo que el TLCAN no obedece a aspectos estrictamente técnicos, ya que al tratarse de una de las potencias mundiales más importantes la dimensión política pesa mucho y el lugar y la relación de los actores son decisivos.

“Estamos hablando de una negociación compleja, puesto que los tres interlocutores se caracterizan por una marcada asimetría, ya que no tienen el mismo poder económico, comercial ni mucho menos financiero, es decir, están tratando tres actores profundamente dispares y desiguales”.

En la ponencia El neoproteccionismo de Donald Trump y el curso de las negociaciones del TLCAN el docente expuso que otro de los problemas presentes es el rasgo de confidencialidad pactado, lo que ha generado opacidad en los flujos de información y una gran incertidumbre, pues más allá de las propias instancias firmantes se carece de elementos precisos sobre lo que se está acordando.

Ante ese panorama, el especialista en economía internacional y arquitectura financiera indicó que el futuro está rodeado de incertidumbre frente a posibles fallas en la negociación, lo que puede generar consecuencias severas en todas las ramas de la producción.

Las debilidades de representación gubernamental mexicana en las negociaciones se deben a la vulnerabilidad de la economía por ser exageradamente dependiente, ya que tiene comprometidas sus exportaciones en 81 por ciento con el vecino del norte y un mercado regional dominado por el poder monopsónico (predominio de un solo comprador) de Estados Unidos.

Por lo anterior, el académico indicó que los gobiernos tendrán que priorizar y poner en primer término a las empresas y productores nacionales y defender el empleo en cada país para evitar un impacto mayor ante los posibles ajustes del tratado.