Por: Redacción
Los avances científicos realizados por la Facultad de Química (FQ) pueden hacer de este mundo uno más habitable, pues esta ciencia tiene las fórmulas para preservar el medio ambiente y el aire que respiramos, así como las respuestas para hacer más sustentable y saludable nuestra vida, afirmó el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.
Durante la presentación del libro conmemorativo “Historia de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su primer siglo: 1916-2016”, destacó que en esta ciencia hay un sinfín de oportunidades de desarrollo y señaló que su existencia es resultado de una larga historia de esfuerzos realizados por sus fundadores, de la pasión de sus alumnos y académicos por impulsarla; sin ello sería imposible concebir el progreso de la nación.
Graue, quien estuvo acompañado del Premio Nobel de Química, Mario Molina, y del también químico y Premio Príncipe de Asturias, Francisco Bolívar Zapata, aseguró que la química es una ciencia inacabable, una de las más multidisciplinarias y sin la cual resultaría inconcebible el desarrollo de la medicina, la biología, las ingenierías, la tecnología o la física.
En el auditorio B de la FQ comentó el libro, que relata cómo hace 100 años Juan Salvador Agraz fundó la primera escuela de química en México, en un pequeño laboratorio, en el edificio de Tacuba.
El camino para lograr este objetivo lo inició en 1913, cuando presentó al entonces presidente Francisco I. Madero una iniciativa para su creación, pero se vio retrasada por las luchas revolucionarias en las que el país estaba inmerso.
“Eran épocas de inestabilidad política, de escasez, desempleo y carencia educativa, con un 80 por ciento de analfabetas, y parecería que la escuela de química no era asunto prioritario”, recordó el rector.
En diciembre de 1915, evocó, el proyecto cristalizó. Félix Palavicini nombró a Agraz director fundador de la Escuela Nacional de Química Industrial, que al año siguiente abrió sus puertas a los estudiantes.
Hoy, la FQ ofrece cinco licenciaturas, participa en siete posgrados y es sede de la especialización en Bioquímica Clínica. Decenas de miles de estudiantes se han formado en sus aulas, 277 profesores trabajan de tiempo completo y cuenta con siete edificios, 156 laboratorios y 66 salones en su infraestructura.
“Es motivo de orgullo para la Universidad Nacional Autónoma de México. Su oferta académica y cultural, sus avances en investigación, sus importantes programas de educación continua, los nuevos ímpetus hacia la vinculación, sus distinguidos egresados, como Mario Molina y Francisco Bolívar Zapata y sus académicos comprometidos, son muestra de lo que ha logrado con el trabajo constante por su superación”, aseveró.
Ante el secretario General de la Universidad, Leonardo Lomelí; exdirectores y profesores eméritos, Graue Wiechers subrayó que todo aniversario, además de ser un recuento de logros, también es un llamado a reflexionar sobre lo que queda por alcanzar. Ésa, añadió, es la historia del saber, de la ciencia y de la Universidad.
En tanto, Mario Molina habló del acento que el libro pone en el futuro de la química y la relación que existe entre la inversión en la investigación y el desarrollo económico de los países.
“Continuemos trabajando duro para el progreso de la sociedad, motivando a nuestros estudiantes a que sigan investigando con creatividad y que sigan ayudando al progreso económico de nuestro país, que tanto lo necesita; aportando mucho a esta disciplina que es importante para el progreso de la civilización”, sostuvo.
Su paso por la FQ, prosiguió, fue una “extraordinaria vivencia”, por lo que deseó otro centenario de vida a la entidad universitaria.
Para el profesor emérito César Rincón Orta y la profesora de carrera, Helgi Jung Cook, la obra conmemorativa hace un recuento desde que la Facultad inició con 70 alumnos –40 hombres y 30 mujeres– y hoy atiende a más de siete mil; También refiere su crecimiento en número de carreras e infraestructura.
Rincón Orta compartió anécdotas del ambiente inicial de la escuela en Tacuba: las novatadas, las guerras de agua contra los ferrocarrileros –debido a que la vía pasaba a un costado–, así como las travesuras que los hombres cometían al espiar, desde un vidrio roto del laboratorio de Metalurgia, a las alumnas, quienes tenían un patio exclusivo.
Finalmente, el director de la FQ, Jorge Vázquez Ramos, comentó que el surgimiento de esta escuela, en una época en la que parecía imposible, fue con el fin de apoyar al incipiente sector industrial.
Con su consolidación, agregó, se reforzó también su vinculación con el sector productivo, que quedó demostrado en su involucramiento en procesos como la nacionalización de la industria petrolera.
En los últimos 40 años la FQ ha sido un bastión de la investigación de vanguardia, sin olvidar su misión de formar a miles de estudiantes y vincularse con el sector productivo.
“Nuestra historia, escrita en este hermoso libro del centenario, demuestra que somos capaces, que sabemos ir de la mano con el futuro”, concluyó Vázquez Ramos.
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