Por: Redacción/

En víspera del inicio de la etapa de reconstrucción en la Ciudad de México tras el sismo del pasado 19 de septiembre, el modelo de desarrollo urbano que se necesita para hacer efectivo el precepto de justicia distributiva dentro del marco de derechos humanos previsto dentro de la Constitución de la capital del país, debe instrumentar las medidas necesarias para evitar que los segmentos de la población económicamente más favorecidos resulten beneficiados a costa de los grupos o sectores con menores ingresos, tal como sucedió con el Bando 2 puesto de Andrés Manuel López Obrador, aseguró Raúl Flores, vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD en la Asamblea Legislativa.

Al participar en el foro “La vulnerabilidad urbana de la Ciudad de México ante los sismos”, que contó con la participación de especialistas e investigadores de la UAM Xochimilco y de liderazgos del Frente Popular Francisco Villa, el diputado local señaló que la Ley de Reconstrucción, que en breve discutirán los integrantes de la ALDF, debe garantizar a quienes fueron afectados por dicho fenómeno natural la posibilidad de contar de forma equitativa con vivienda digna, de calidad, con los servicios básicos necesarios, siempre bajo el precepto de respeto al medio ambiente y a las zonas catalogadas como de conservación natural y ecológica, pues de otra forma los que mayores recursos tienen volverán a ser los “ganones”.

Desde el Foro de Corpus Christi, en el Centro Histórico de esta Ciudad, el perredista apuntó que dentro de esta etapa de reconstrucción tiene que haber un planteamiento de prioridades claro, donde sin duda se debe mandar a “fondo perdido” los predios, casas y comercios de las delegaciones del oriente de la ciudad que resultaron afectadas y después revisar la situación de aquellos que eran dueños de propiedades millonarias que fueron dañadas, pues de otra forma los fondos destinados para los afectados no alcanzarían y se volverían a favorecer los intereses de las grandes inmobiliarias a costa del resto los ciudadanos, que es lo que plantea Morena.

“Hay asociaciones vecinales impulsadas por Morena que conciben la ciudad tal como ellos la viven, que quisieran que el conservadurismo fuera el que perneara las condiciones de vida del grueso de la población, pretendiendo que la ciudad sea solo para gente con recursos económicos. Son los mismos grupos vecinales que no quieren se modifique el plan de desarrollo urbano y por ende tampoco los programas delegacionales”.

Por eso Raúl Flores subrayó que en la siguiente etapa de reconstrucción el Programa General de Desarrollo Urbano cobra un lugar preponderante, pues es el que va a poner fin a las irregularidades de la política urbana de López Obrador instrumentada a través del bando 2, pues va a permitir cambiar la visión vertical que permitió que la capital se poblara de desarrollos para clase media, que expulsó a cientos de miles de personas de su propia ciudad y que acabó con el sentido de pertenencia.

En su turno, Jesús Álvarez Flores, Maestro en Urbanismo, señaló que la ciudad no ha podido cumplir con el precepto de desarrollo sustentable debido a que la mancha urbana y los asentamientos humanos irregulares sigue atentando con la distribución equilibrada de los espacios destinados para vivienda y el desarrollo de actividades económicas, tomando zonas de valor ambiental para la construcción de centros comercial o para fines de depósito de desechos que contaminan y degradan el suelo.

“La ciudad se dirige al colapso por la sobreexplotación de los mantos freáticos, por la falta de una política que priorice los sistemas para captar agua de lluvia, por la multiplicación en la construcción de centros comerciales y por la proliferación de autos particulares. De ahí que la sociedad civil se debe convertir en la fuerza capaz de diseñar un modelo alternativo de ciudad cuya planeación esté sujeta a garantizar el acceso al abasto de agua, al tratamiento y manejo de aguas residuales para consumo humano, a captar agua de lluvia para evitar el desabasto del líquido”.

Como medidas inmediatas para modificar nuestras conductas con respecto a los recursos naturales y el medio ambiente, el especialista propuso desincentivar el uso de auto particular, implementar horarios escalonados en centros de trabajo, consolidar un sistema de transporte público masivo y optar por otras alternativas de movilidad más amigables como el uso de la bicicleta, respetar los terrenos señalados como áreas naturales, evitar la invasión ilegal de suelo de conservación y sobre todo transparentar los procesos para la autorización de cambios de usos de suelo.

Finalmente, José Tapia Blanco, investigador de la UAM Xochimilco, dijo que el terremoto del pasado 19 se septiembre dejó en claro que los habitantes de la Ciudad de México deben asumir que se encuentran viviendo en una zona de alta actividad sísmica, por lo que pidió tomar las medidas para evitar se repita una catástrofe como la que se vivió, en la que de alguna u otra forma un alto porcentaje de la población resultó afectada.

El académico aseguró que la actividad sísmica pasó de un aproximado de 2 mil eventos anuales de diferente magnitud en 2010 a unos 16 mil 2017, con intensidades cada vez mayores a siete grados, por lo que ante la realidad una ciudad cada vez más poblada los riesgos tenderán a aumentar, exigió a las autoridades realizar eficientemente su trabajo en el ámbito de administrar los bienes públicos de la ciudad y en adelante, antes de realizar grandes construcciones, realicen análisis fisiográficos y geológicos necesarios en el corto plazo, establecer nuevas áreas de densificación y actualizar el estado y composición de los suelos.

A los ciudadanos en general los conminó a recuperar zonas de riesgo para beneficio colectivo, establecer protocolos de seguridad, instrumentar protocolos de seguridad y poner el práctica sus conocimientos en primeros auxilios ante cualquier eventualidad.