Por: Redacción/
Si bien las embarazadas están en situación de riesgo ante infecciones en general, la irrupción del COVID-19 representa una preocupación mayor por ser un padecimiento nuevo, afirmó la doctora Rosario Cárdenas Elizalde, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El periodo de gestación representa una trasformación fisiológica y metabólica que afecta la parte inmunológica, y estos cambios hacen que el organismo sea más susceptible a alguna enfermedad, por ejemplo, “en 2009 el brote de influenza AH1N1 incrementó en México la mortalidad materna durante el embarazo, por lo que una de las primeras indicaciones ahora ha sido considerar a las mujeres en este estado en condición de mayor vulnerabilidad”, señaló la académica del Departamento de Atención de la Salud de la Unidad Xochimilco.
Sin embargo, hasta el momento no se ha encontrado que exista una transmisión intrauterina del coronavirus, es decir, que el producto presente contagio si la madre lo adquirió ni se ha asociado a un peligro mayor de aborto, muerte prenatal o secuelas en el desarrollo fetal, ya que “aún son pocos los estudios sobre el tema, debido a que estamos en el transcurso de la pandemia y la información ha sido limitada, no está homologada y los reportes parecen indicar que no es especialmente grave para las embarazadas”.
No obstante, lo que está claro es la relevancia de que los grupos vulnerables al COVID-19 se mantengan aislados para reducir la exposición y evitar futuras secuelas, por lo que “las medidas de prevención que debe adoptar una mujer gestante son las mismas de cualquier persona: aislamiento social, lavado de manos frecuente, distancia segura de los demás, higiene en el hogar, buena alimentación e hidratación”.
Las proyecciones del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR) estiman en cerca de 260 mil los sucesos obstétricos en el país entre abril y junio, así como en un millón 150 mil la demanda de consultas de control prenatal y en casi 200 mil las citas durante el puerperio, ante lo cual “sería ideal que quienes planean tener un hijo acudan antes a los servicios para diagnosticar anemia, infecciones u otros males susceptibles de controlarse”, en virtud de que una consejería propicia una mejor atención en dicha etapa.
La especialista consideró que la auscultación prenatal temprana, oportuna y suficiente es primordial, dado que las complicaciones asociadas al embarazo, parto y puerperio están entre las causas principales de morbilidad y mortalidad en las mujeres en edad reproductiva.
También es necesario que cuenten con el cuidado requerido desde el inicio de la gestación, por lo que en el actual panorama, la Secretaría de Salud emitió el Lineamiento para la prevención y mitigación de COVID-19 en la atención del embarazo, parto, puerperio y de la persona recién nacida, dirigido a profesionales del sector, gerentes de servicios y público (https://tinyurl.com/ya3jc9ay)
Este documento establece las medidas que deben implementar las unidades médicas y hospitalarias a lo largo del territorio nacional para dar continuidad a la vigilancia en materia de salud materna y perinatal a toda gestante que se encuentre asintomática, con sospecha o diagnóstico confirmado de COVID-19, incluyendo a quienes estén en aislamiento domiciliario.
“Hay que revisar la condición de exposición al virus; realizar pruebas que permitan detectar si sufrió la enfermedad, aunque no haya registrado síntomas, y hacer un seguimiento después del embarazo, tanto a ella como al hijo”, lo que aportará información valiosa en el tiempo, “porque ahora mismo la pandemia está en curso y vamos a tener que reunir la totalidad de datos estadísticos en los niveles nacional e internacionales para sistematizarlos”, precisó Cárdenas Elizalde.
En cada país existen variaciones en los grupos de edad afectados y en el caso mexicano una buena parte de los fallecimientos se ha presentado en edades tempranas, así que el monitoreo permitirá encontrar los perfiles que predominan en la sociedad para ratificar o no “que la presencia de comorbilidades es el factor que influye en la severidad del padecimiento, tanto en mujeres gestantes como en el resto de la población”, concluyó la doctora en estudios de población y salud internacional por la Universidad de Harvard.
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