- “Una universidad sin investigación tiene sentido social, pero no explota en realidad su potencial, ya que no repercute en la formación de los estudiantes”, consideró el doctor Montaño Hirose, adscrito al Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa.
Por: Redacción/
El vínculo entre docencia e investigación es fundamental pues tiene repercusiones positivas en el funcionamiento de las instituciones de nivel superior, así como en el aprovechamiento y buena enseñanza de los alumnos de licenciatura, aseguraron los doctores Eduardo Peñalosa Castro y Luis Montaño Hirose, autores del libro El Encuentro de dos empeños: la educación superior y la investigación científica. Vicisitudes de un anhelo institucional, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“Una universidad sin investigación tiene sentido social, pero no explota en realidad su potencial, ya que no repercute en la formación de los estudiantes, ni en el reconocimiento y la formulación de respuestas a los grandes problemas que atraviesa el país”, consideró el doctor Montaño Hirose, adscrito al Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa.
El académico reconoció que dicho vínculo no es fácil y se da de manera parcial, al tratarse de dos actividades complejas que históricamente aparecieron en momentos desiguales y con diferentes intenciones, pues fue en 1810 en la Universidad de Berlín, Alemania, con Wilhelm Von Humbolt, donde por primera vez se empiezan a juntar en un nuevo concepto de institución que atraviesa el Atlántico, llega a Estados Unidos y de ahí a México, de manera tardía.
“En nuestro país este modelo apenas se desarrolló en 1974 con los inicios de la UAM, la primera universidad en México que junta la docencia y la investigación, actividades que implican destrezas y formas distintas de conocer la realidad”.
El doctor Peñalosa Castro, investigador del Departamento de Administración de la Unidad Azcapotzalco, expuso que al contar con un modelo Humboldtiano, más de 90 por ciento de los profesores de la UAM también hacen indagación, a diferencia del modelo napoleónico que se caracteriza por diferenciar dichas funciones, como es el caso de la UNAM, donde la enseñanza está concentrada en las facultades y la indagación en Institutos creados para tal propósito.
“La investigación es la base para construir el conocimiento, por lo tanto, en todas las universidades tanto públicas como privadas tiene que desarrollarse y debe ser valorada por las instancias que toman las decisiones, ya que en México existe un gran potencial, pero no se lleva a cabo tanto como en otros países”.
Dichos aspectos son abordados en la publicación que además cuenta con un análisis cuantitativo y cualitativo del modelo de la UAM en el que se incluyen testimonios de académicos, estudiantes y egresados que revelan datos como que 82 por ciento de los docentes realizan tanto la función académica como de investigación y que los alumnos valoran de manera especial tener a profesores investigadores.
“También se plantean siete roles de los mentores, desde el orientado totalmente a la enseñanza hasta aquel enfocado en la indagación y en el inter hay un balance de funciones que dependen de la experiencia del docente, así como del área en que instruya”, señaló el doctor Peñalosa Castro.
El ex rector de la Casa abierta al tiempo declaró que además se hace énfasis en la innovación –aspecto importante en la UAM– y se trazan algunos escenarios con base en la experiencia de otras instituciones.
Para el doctor Montaño Hirose, dicha obra podría resultar de interés para toda institución de nivel superior que tenga la visión de vincular la docencia y la investigación, característica de una universidad moderna.
Y es que en los años noventa del siglo pasado en México, una de las formas que asumía el Estado para que se renovaran las universidades era a través de incorporar la indagación, y la tendencia es que cada vez se incorpore más esta función, explicó.
“El gran reto es cómo solventar poco a poco el incremento de la matrícula, lo que significaría enfocarse en forma primordial a la enseñanza, pero sin descuidar el fundamento sobre el que se basa, que es el de una buena investigación, la cual nos asegura en cierta medida una mejor calidad de la docencia y ahí tenemos una disyuntiva, nos vamos sólo por la cantidad y la matrícula o tratamos de avanzar más gradualmente por la cantidad sin la pérdida de la calidad”, precisó.
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