Por: MUGS / Redacción
De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT), cada año más de mil millones de viajeros visitan un destino internacional, lo que ha hecho de este sector una actividad económica de primer orden, que aporta nueve por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) global y seis por ciento del total de exportaciones.
Por su dinamismo, es uno de los pilares fundamentales para conseguir un futuro más sostenible en el planeta a través de una actividad más responsable a nivel individual, lo que permitiría alcanzar un cambio colectivo para lograr un desarrollo incluyente y sostenible, apuntó Ilia Alvarado Sizzo, académica del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM.
Con motivo del Día Mundial del Turismo, que se conmemora este 27 de septiembre, resaltó la importancia de que los gobiernos de las naciones con mayor actividad en el rubro, como México, planeen una estrategia con un beneficio social más amplio y con menos impacto ambiental.
Sin embargo, se concibe como una forma de consumo –de espacios, servicios y cultura, lo que finalmente puede conducir a la degradación de los propios recursos turísticos–, “la única manera de cambiar esa tendencia es por medio del establecimiento de planes de gestión eficientes y campañas de sensibilización dirigidas hacia los viajeros, de otra manera podría tener grandes efectos negativos”.
El lema de la celebración en este 2015 es Mil millones de turistas, mil millones de oportunidades, e incluye un llamado hacia el turismo comunitario, el cual busca que esta actividad “deje de pertenecer a las grandes corporaciones y se fomente de manera organizada por las comunidades para que sean las beneficiadas de los recursos económicos que se generan”.
Este cambio, dijo, debe darse con el respaldo del propio gobierno, pues “la comunidad puede tener la iniciativa, pero necesariamente debe ir acompañada de un plan de gestión apoyado por la autoridad”.
En México, como en otros países, la mayor parte de las ganancias derivadas son para capitales extranjeros. Este sector genera empleos, pero a nivel servicios, y lo que propone el turismo comunitario es invertir esa tendencia.
Además, abundó, nadie mejor que las comunidades para el cuidado del patrimonio y del medio ambiente local; así, esta actividad podría lograr mayor impacto social y económico.
Con motivo de la conmemoración, la OMT hizo señalamientos que los visitantes deben considerar para practicar un turismo sustentable: respeto a las culturas locales, comprar en sus negociaciones, ahorrar energía, utilizar el transporte público y proteger el patrimonio.
Ilia Alvarado comentó que, de acuerdo con la clasificación internacional de los principales países receptores de turismo e ingresos por esta actividad, México se ubica en el décimo lugar en llegadas de visitantes internacionales y en el 22 en divisas por turismo global. “Eso indica que se encuentra dentro de los principales destinos a nivel mundial”.
Tan solo en 2013 llegaron al país 24.2 millones de turistas extranjeros, mientras en 2014 fueron 29.1 millones. Además, el sector aporta 8.4 por ciento del PIB nacional, lo que lo convierte en la tercera actividad económica más importante.
A escala mundial, prosiguió, genera nueve por ciento del PIB, seis por ciento del comercio internacional y 30 por ciento de las exportaciones están vinculadas, mientras que uno de cada 11 empleos se relaciona con este sector. “Es dinámico e involucra a muchos subsectores, no sólo son hoteles, sino también restaurantes, transporte, gastronomía, incluso tiendas de comercio al por menor y artesanías, entre otros”.
La universitaria destacó que el de tipo cultural cobra fuerza; alrededor de 40 por ciento de los viajes internacionales están relacionados con esa modalidad, tendencia que también se refleja en México. En ese rubro “tenemos mucho que ofrecer, pues contamos con una riqueza histórica que abarca monumentos arquitectónicos de las épocas prehispánica y virreinal, principalmente, así como 27 sitios inscritos en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco y 83 pueblos mágicos”.
De igual manera, existen unas 180 zonas arqueológicas abiertas al público que pueden aprovecharse como destinos culturales alternativos al turismo de sol y playa.
Por último, resaltó la necesidad de repensar el paradigma del turismo internacional. “Corresponde a la esfera académica plantear las problemáticas que se presentan y, de alguna manera, trabajar en conjunto con la administración para proponer soluciones y lograr una actividad sustentable, sostenible y benéfica para las comunidades receptoras y para los propios espacios turísticos”.
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