- La situación de esos menores que hacen el recorrido solos, se ha complicado cada vez más por la política de contención de los gobiernos estadounidense y mexicano
Por: Redacción/
El número creciente de niños y adolescentes que viaja sin la compañía de adultos desde América Central rumbo a Estados Unidos ha ocasionado una crisis humanitaria en México, ya que la capacidad de atención por parte de las autoridades migratorias ha sido rebasada, aseguró la maestra Jazmín Sánchez Estrada, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La situación de esos menores que hacen el recorrido solos, se ha complicado cada vez más por la política de contención de los gobiernos estadounidense y mexicano, que en los hechos violenta los derechos humanos de quienes se trasladan.
“Teníamos la sensación de que las cosas cambiarían debido a la protección que la ley otorga, pero en la realidad eso no ha sucedido”, ya que la vigilancia de la Guardia Nacional en la frontera sur impide el uso de la llamada Bestia, lo que obliga a los desplazados a identificar rutas más peligrosas en su búsqueda por reunirse con familiares, lo que ha rebasado las capacidades de las instancias oficiales y la sociedad civil.
Debido a que Estados Unidos continúa regresando a la mayoría de la gente en éxodo que intenta ingresar desde México, éste “ha pasado de ser un territorio de tránsito para convertirse en expulsor de indocumentados” y el fenómeno con los infantes se da por la inseguridad, la falta de condiciones para una vida digna en sus lugares de origen o porque quienes se quedaron al frente de ellos ya no quieren cuidarlos, precisó Sánchez Estrada.
Por tanto “debemos cambiar nuestra percepción, pues quienes migran no lo hacen por placer o porque huyan por un delito que hayan cometido, sino por la aspiración legítima a una vida mejor”.
La legislación mexicana prevé una serie de beneficios para ellos, incluida la posibilidad de asilo, en tanto que la figura de refugiado no es vista aún como un derecho, lo cual obliga a incorporarla en la normatividad con esa perspectiva.
“Es lamentable que los centroamericanos reciban maltrato por parte de los agentes de migración que los pueden privar de la libertad, vulnerando sus garantías individuales y en ocasiones no se reporta esa retención a las embajadas”, puntualizó la jefa del Departamento de Derecho de la Unidad Azcapotzalco de la UAM.
El doctor Jorge Guillermo Cedeño León, docente de la Universidad del Guayaquil, Ecuador e integrante del Centro Observatorio Internacional de Derechos Humanos-Ecuador (COIDH), comentó que el marco jurídico internacional señala que el refugio es la ayuda que corresponde a ciudadanos del mundo por sucesos funestos en sus países.
En América Latina, el asilo político es concedido sólo a los perseguidos por causas de esta índole, pero en todos los casos los sujetos tienen la categoría de migrantes y muchas veces no pueden aprovechar las asistencias en materia de educación por la barrera del idioma o por ignorancia.
“Los tres millones de ecuatorianos que viven en Estados Unidos requieren de apoyo social y jurídico, pues en la práctica desconocen sus derechos o los procedimientos para solicitar una visa humanitaria o de trabajo”.
La estudiante Paula Metztli Duque Fuentes refirió que la migración ha estado presente desde los inicios del género humano por las necesidades de vida y Estados Unidos o Canadá, por ejemplo, están conformados por hombres y mujeres llegados de diversas partes del planeta.
En 2018, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calculó que en el orbe 272 millones de individuos migraban al año y de esa cifra 48 por ciento es población femenina, en tanto que el éxodo infantil alcanzaba los 50 millones.
Juan Alberto Arroyo Jiménez, matriculado en derecho y activista del COIDH, refirió que más de 258 millones de personas viven fuera de su país en condiciones de hacinamiento, realizando actividades remuneradas clandestinas y riesgosas, sin gozar de subvenciones sociales ni de libertades.
“En 1999, por la crisis económica de Ecuador salieron más de 950 mil habitantes con destino a Venezuela, Italia y Estados Unidos; el Ministerio de Gobierno reportó que 77 mil viajaron hacia México en 2020, de los cuales sólo 23 mil retornaron”, concluyó.
Los ponentes participaron en el Ciclo de conversatorios: Retos actuales de los derechos humanos: Ecuador-México, organizado por la Casa abierta al tiempo y el Centro Observatorio Internacional de Derechos Humanos-Ecuador.
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