Por: Redacción/
Uno de los aprendizajes más importantes de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México al enfrentar la pandemia del COVID-19 ha sido responder de manera coordinada –como sector local y a nivel regional– para mitigar los efectos de la enfermedad, señaló la doctora Oliva López Arellano en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Una vez iniciada la Fase Tres de la contingencia –cuando ya se tenía un contagio generalizado y resultaba imposible rastrear los casos y sus contactos– “tuvimos una mirada metropolitana” frente a una población de nueve millones de habitantes y de 22 millones, si se suman los de la zona conurbada que transita por la urbe, declaró la titular de la dependencia capitalina.
A partir de esta etapa “pasamos de la estrategia que consistió en la Jornada Nacional de Sana Distancia a afinar un conjunto de dispositivos muy relevantes y que se mantienen, por ejemplo la reconversión de nosocomios –con camas y ventiladores– que si bien inició en febrero era sustancial garantizar la capacidad, dados los antecedentes en Italia, Francia o China que nos mostraron que un punto crítico era la asistencia a pacientes graves”
Aunque se sabe que 80 por ciento de los infectados padecen síntomas leves o moderados, “aquellos que se complican y requieren un cuidado asistido representan puntos críticos”, subrayó al participar en el ciclo virtual Aportes del Departamento de Atención a la Salud en el contexto de la pandemia por COVID-19, convocado por la citada sede universitaria.
También pudo identificarse de manera temprana el riesgo de saturación de las salas de urgencia por jóvenes con cuadros moderados, pero que desplazarían a quienes necesitaban vigilancia intensiva especializada, ante lo cual se desarrollaron dos mecanismos “muy potentes para desafiar” la crisis: el servicio SMS 51515 COVID-19 y la reconversión hospitalaria, que si bien involucró a todo el país, en el Valle de México agregó la experiencia de todas las instituciones y sanatorios, aun los privados, en “el proceso gradual de incorporar la infraestructura existente y hacer ajustes en términos de equipamiento”.
La académica de la Casa abierta al tiempo dijo que primero se abrieron cuatro sitios COVID-19, luego cinco y después 11. algunos de ellos híbridos “que entraron en el momento más intenso del primer pico, que fue en mayo”.
El SMS permitió que los enfermos leves y moderados se quedaran en sus domicilios y la readaptación de las instalaciones ayudó a que los graves dispusieran de espacios de recepción en urgencias y de camas con ventilador en las unidades médicas.
Otro dispositivo puesto en marcha y que continúa es la Agencia de Protección Sanitaria, que simultáneamente capacita comercios, locales, mercados, funerarias, asilos y todas las áreas públicas de concentración de personas para reducir la intensidad de los contagios.
En el Sistema de Transporte Colectivo Metro, donde hay una importante colaboración de la ciudadanía, se han implementado la regulación de flujos; la reducción de aforos; el incremento de trenes y corridas, y el cierre de estaciones, lo que “ha permitido anticiparnos a situaciones críticas de saturación y brindar una respuesta de atención aceptable”.
La doctora López Arellano mencionó que el tránsito del resguardo domiciliario generalizado al modelo de Semáforo Epidemiológico ha consistido en un plan gradual de apertura, porque “sabemos que el derecho a la salud y su protección es prioritario, pero existen otras garantías que deben respetarse y corresponden al trabajo y a una vida digna”.
Más de 60 por ciento de los capitalinos está en condición de vulnerabilidad, en pobreza o vive al día, por lo que para este sector ha sido muy difícil o imposible quedarse en casa, debido a lo cual las actividades ya no pueden mantenerse cerradas, planteándose modificar la estrategia –que ya redujo la cifra de infectados– y pasar a la semaforización para avanzar en la construcción de una nueva normalidad.
La circulación del virus está presente, pero ha disminuido un poco su velocidad de propagación, así como la positividad en cuanto a las pruebas que se han realizado de la enfermedad respiratoria grave y de la ocupación, tanto de general como de intubados.
Este nuevo momento debe enfrentarse reforzando los mecanismos que ya se tienen y fortaleciendo las capacidades territoriales, “porque ahora hay que buscar e identificar las zonas de mayor contagio y avanzar en el seguimiento de contactos para amortiguar un segundo pico, que es probable que suceda.
El Semáforo Naranja en que se encuentra la capital del país implica una “apertura gradual, ordenada y paulatina” en la que se van a abrir actividades para la incorporación de la gente a la vida laboral y que son básicas para la ciudad, sobre todo en materia económica.
Durante la emergencia sanitaria “ocurrió algo que es aspiración de muchos de nosotros: funcionar como sector unificado y zona metropolitana, lo que es trascendental”, finalizó la funcionaria, al ofrecer la conferencia El sistema de salud en la Ciudad de México.
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