Por: Redacción/
La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) concluyó la entrega de cuatro mil 324 becas en especie –consistentes en una tableta y acceso a Internet– a igual número de sus alumnos, como parte del Proyecto Emergente de Enseñanza Remota (PEER) que puso en marcha para continuar las labores académicas durante la contingencia por el coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19) en México.
Además otorgó 98 apoyos a beneficiarios de una segunda etapa y 48 más, condicionados a asignación de unidad de enseñanza aprendizaje, previo al reinicio de clases, este 11 de mayo, en modalidad remota, en concordancia con el PEER, creado como una salida temporal ante la pandemia que azota al mundo para permitir la continuidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje de la comunidad universitaria, destacaron los rectores de las sedes Cuajimalpa, Iztapalapa, Lerma y Xochimilco.
El Proyecto –aprobado el pasado 17 de abril por el Colegio Académico– fue una decisión necesaria para mantener el vínculo entre estudiantes y profesores, en un trimestre que será atípico, pero que “pensamos como la solución adecuada para poner en actividad a la Institución” en este periodo, expuso el doctor Fernando De León González, rector de la Unidad Xochimilco.
La Rectoría General en coordinación con sus cinco campus ha emprendido acciones para la operación de este trimestre dentro del PEER, entre ellas “la adquisición de tabletas –y una tarjeta SIM con 30 GB de Red, distribuidos en 10GB por mes– para quienes, por sus condiciones económicas, no tienen equipo de cómputo en sus domicilios, por lo que esto representa un soporte muy importante”.
Esa Unidad contrató licencias para teleconferencias hasta octubre, “cuando consideramos que podríamos tener labores de manera presencial” y el gran desafío ahora es que los estudiantes se motiven con los cursos a distancia, aunque una gran interrogante es lo que ellos y los docentes están viviendo por el confinamiento en casa y el pico máximo de contagios en estos días.
El PEER abre la oportunidad a muchos jóvenes de comunicarse vía remota y continuar su formación académica, ya que se trata de una estrategia incluyente al dotarlos de un dispositivo electrónico, declaró el doctor Mariano García Garibay, titular de la Unidad Lerma, donde se detectaron 162 estudiantes que requerían equipo.
La UAM ha preparado muy bien el desarrollo de esta iniciativa, que sigue adelante con base en un diagnóstico obtenido mediante un censo para identificar a quienes no tenían posibilidad de responder al PEER, lo que se resolvió dotándolos de los insumos necesarios.
Para el siguiente trimestre se podrá volver a las clases presenciales, mientras que esta beca en especie mejorará las condiciones de aprendizaje de los muchachos, ya que no se agota con la enseñanza remota, porque en adelante podrá ser un instrumento valioso para acceder a consulta directa con sus profesores y manejar tareas, entre otras opciones, afirmó García Garibay.
El doctor Rodrigo Díaz Cruz, rector de la Unidad Iztapalapa, señaló que con el PEER la Universidad reivindica su ser institucional como un instrumento de justicia que promueve la movilidad social; reconoce el valor de sus funciones sustantivas “y que, a pesar de las condiciones que vivimos, no se puede paralizar, por lo que es nuestra obligación promover prácticas docentes nuevas y fortalecer nuestras capacidades tecnológicas”.
El programa constituye un reto para el conjunto de la comunidad universitaria, ya que “entendemos las dificultades de algunos alumnos que no están suficientemente conectados o tienen inestabilidad en su Internet y por eso las becas en especie –que en ese campus sumaron 1,369– buscan solventar esos problemas e incluir al mayor número posible al trimestre 20-I de la mejor manera.
Al mismo tiempo favorece la vida colegiada, porque algunos docentes están aprendiendo de sus pares que pueden ser expertos para organizar los cursos vía remota, “algo que no es un mero paralelismo de la docencia presencial, sino que todos atienden estrategias y formas nuevas de transmitir los contenidos”.
Una vez de vuelta a las actividades normales debiera evaluarse o hacer “una suerte de etnografía o relatoría de las dificultades y las virtudes de las experiencias de académicos y alumnos con el PEER para, a partir de ella, corregir y fortalecer ideas sobre hacia dónde podemos ir caminando, en relación con la innovación docente en la Institución”, propuso Díaz Cruz.
El doctor Rodolfo Suárez Molnar, rector de la Unidad Cuajimalpa, expuso que el Proyecto abre un espacio de socialización distinto “que nos permitirá, por un lado, un conocimiento más directo de cómo están los miembros de la UAM y qué apoyos pueda necesitar cada quien en este momento, así como compartir de otro modo la crisis; esperaría que el resultado de esto fuera una comunidad más solidaria”.
El PEER puede servir también para “no tener que esperar en silencio la reflexión –sobre estos días de confinamiento y cómo los procesó cada quién– sino producirla conforme van ocurriendo las cosas, compartiendo miedos y enojos, siempre en el margen de un nexo universitario, ya que en este momento la UAM se debe más a su comunidad, que a sus funciones sustantivas”.
“El procesamiento institucional que se haga del otorgamiento del apoyo en especie es como si estuviéramos abriendo un laboratorio más”, sostuvo el doctor Suárez Molnar.
El PEER está basado en cursos mediados por tecnologías y permitirá a los alumnos desempeñar actividades de educación y presentar evaluaciones globales y de recuperación para aprobar una determinada unidad de enseñanza aprendizaje.
Los docentes estarán a cargo de los grupos y podrán elegir una herramienta de comunicación: correo electrónico, red social, audioconferencia, foro de colaboración, plataforma virtual o videoconferencia; una de almacenamiento –incluidos el correo electrónico, la nube y la biblioteca virtual– y una más de creación de tareas de edición de texto, presentaciones de software libre que no requiere licencia, publicación Web o, si se tiene licencia, cualquier software comercial conocido.
El Comité de Becas Especiales (CBE) de la UAM determinó una primera entrega de 4,324 apoyos a jóvenes de licenciatura: 1,354 de la Unidad Azcapotzalco y otros 168, 1,369, 162 y 1,271 de las sedes universitarias de Cuajimalpa, Iztapalapa, Lerma y Xochimilco, en cada caso. La segunda comprendió 34, nueve, 50, 35 y 18 equipos de cómputo, respectivamente.
No Comment