Por: Redacción/

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para los Migraciones (OIM) piden a Ecuador y Perú que garanticen que los venezolanos que necesitan protección puedan ingresar al país, aunque no tengan pasaporte. Más de 5000 personas siguen abandonando Venezuela a diario.

Miles de venezolanos han recibido como un mazazo la noticia de que Ecuador y Perú les exigirán un pasaporte para entrar al país.

La ruta que conecta Colombia y Perú, pasando por Ecuador, es una de las más usadas por los que huyen de la inseguridad y la escasez en Venezuela. Hasta ahora, los venezolanos podían cruzar las fronteras con su cédula de identidad y la Tarjeta Andina, un documento migratorio regional. El pasado 18 de agosto, Ecuador comenzó a exigir un pasaporte y Perú comenzará a pedirlo este sábado.

El Alto Comisionado para los Refugiados y el director de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han emitido un comunicado en el que muestran su “preocupación” por estas medidas. “Reconocemos los crecientes desafíos asociados con la llegada a gran escala de venezolanos. Pero sigue siendo crítico que cualquier nueva medida continúe permitiendo que los que necesitan protección internacional puedan llegar a un lugar seguro y pedir asilo”, dice Filippo Grandi. Más de 2,3 millones de venezolanos viven en el extranjero. 1,6 millones han salido desde 2015 y un 90 por ciento de ellos se ha quedado en América del Sur.

Según las cifras de ACNUR, unos 5000 venezolanos abandonan cada día su país. Entre 2700 y 3000 cruzan a diario de Colombia a Ecuador. “Si no hay posibilidad de proceder, habrá más gente que va a quedarse en Colombia. Pedimos a los Gobiernos de la región solidaridad y su apoyo. Necesitamos un enfoque regional, integral para responder a las necesidades de los venezolanos y el apoyo de la comunidad internacional”, explica Yukiko Iriyama, la representante adjunta de ACNUR en Colombia. “En este momento, en Venezuela es muy difícil obtener pasaporte porque cuesta mucho y el trámite es muy largo. A veces no hay papel y tinta para producir pasaportes”, detalla.

A ACNUR le preocupa que la gente que ha abandonado su país “por inseguridad, violencia, falta de comida y medicinas o falta de medios para ganarse la vida” no pueden regresar y para poder llegar a un lugar seguro podrían “tomar rutas con muchos riesgos si hay una imposición de pasaporte”. “Pueden ser víctimas de traficantes, de reclutamiento forzado de niños por parte de grupos armados ilegales o de violencia sexual y de género”, detalla Iriyama. Los casos de niños no acompañados y las familias en la que no todos los miembros tienen pasaporte son especialmente vulnerables.

Un camino lleno de dificultades

Enrique Godoy consiguió llegar hasta Tumbes, Perú, antes de que entraran en vigor las nuevas restricciones. En Valencia, Venezuela, él y sus familiares vendieron sus pertenencias para juntar dinero para emprender el viaje. Llegaron a Colombia, donde tiene familia, y se quedaron una semana para probar suerte. “En Colombia la situación ya está difícil por la cantidad de venezolanos que hay y no hay empleo”, relata en una entrevista con la OIM.

A Colombia han llegado 870.000 venezolanos y el Gobierno recientemente ha entregado a 442.000 un permiso temporal que les permite trabajar y acceder a la sanidad y la educación públicas.

Enrique y su familia decidieron seguir la marcha. “Se nos estaba agotando el dinero, pero los colombianos nos ayudaron muchísimo. Nos dieron comida, nos daban 10.000 o 20.000 pesos (entre 3 y 6 dólares)”, recuerda.

Así fueron avanzando, en autobuses o gracias a colombianos que los llevaban en sus carros. No siempre encontraron un techo para dormir. “A muchas ciudades llegábamos de noche. En Tunja (Colombia), llegamos unos 40 venezolanos en un camión. No había terminal y tuvimos que quedarnos en la calle. Colocamos nuestros colchones y nos quedamos hasta la mañana siguiente”, relata.

Finalmente llegaron a la frontera entre Colombia y Ecuador. Ellos sí tenían pasaporte. “Sellamos el pasaporte y la Tarjeta Andina y cambiamos 100.000 pesos por lo que nos dieron 55 dólares. Con ese dinero pagamos el pasaje hasta Quito, pero allí se nos agotó y no sabíamos qué hacer”.

Estuvieron dos días en la terminal de Quito. Vendieron sus celulares y con lo que les dieron por ellos y un dinero que les enviaron unos familiares lograron reunir el pasaje hasta Huaquillas, en la frontera con Perú.

Una vez que cruzaron la frontera, otros venezolanos les hablaron de la OIM. “Nos dieron comida, almuerzo y nos facilitaron el pasaje para llegar a Tumbes”, cuenta.

En Perú hay 420.000 venezolanos. En las últimas semanas, han cruzado la frontera unos 2000 al día. Desde este sábado también se les exigirá pasaporte. “Nuestros estudios dicen que entre un 70 y un 80 por ciento de los venezolanos que han llegado a Perú tienen pasaporte”, explica José Iván Dávalos, el jefe de la misión de la OIM en Perú.

“Tenemos que acompañar al Gobierno y velar porque no haya tráfico ilícito de migrantes u operen mafias con fines de explotación sexual o laboral”, explica Dávalos tras conocerse la decisión del nuevo requisito. A los que cruzan la frontera, la OIM les ofrece alojamiento temporal, comida y se facilita transporte a mujeres embarazadas o con niños pequeños hasta las poblaciones donde estén sus familiares o donde puedan regularizar su situación.

Embarazada de ocho meses

Lucy Montañez, de 23 años, llegó embarazada de ocho meses a Perú tras viajar durante más de un mes. Salió el 17 de julio de Aragua, en Venezuela, junto a su madre.

Asegura que, aunque en su país podía hacerse los chequeos del embarazo, no conseguía el hierro, el calcio y las vitaminas que necesitaba. “Se lo daban a las mujeres que estaban mal y como mi embarazo ha sido estable no recibí las pastillas”, cuenta. “Cuando llegué a Colombia me revisó una ginecóloga de la Cruz Roja y me dieron mis vitaminas, me dijeron que si me quedaba me podían seguir controlando el embarazo”. Pero Lucy y su madre querían llegar hasta Perú, donde confían en que sea más fácil encontrar trabajo. Tras cruzar Colombia, a base de caminar y de viajes en “aventón” y en camión, llegaron a Ecuador. En Quito, se quedaron en un refugio en el que les facilitaron el pasaje hasta la frontera con Perú. “En ese recorrido, toda la plata que habíamos reunido en un descuido nos la robaron y nos quedamos sin nada. No teníamos como trasladarnos para entrar a Perú”, recuerda Lucy. “Un taxista nos preguntó si íbamos para el Cebaf (Centro Binacional Integrado de Atención de Frontera) y nos trasladó sin cobrarnos nada”.

Ahora se encuentran en Tumbes, pero su destino final es Lima. “A mi mamá le han dicho que hay mucho trabajo y espera conseguir algún empleo. No tenemos un lugar al que llegar y esperamos a ver si alguna organización nos ayuda a que alguien nos reciba mientras encontramos trabajo”.

Desde la OIM, señalan que la realidad laboral de Perú no es fácil. “El acceso al trabajo ya antes de la llegada de los venezolanos era difícil. Con la llegada de los venezolanos, hay la percepción en algunos sectores de que vienen a quitarles el trabajo, lo que no es cierto. Hay un índice de desempleo muy alto y una economía informal muy fuerte. Los venezolanos están engrosando la economía informal y no es fácil ni para las personas con formación”, explica Dávalos.

Para regularizar su situación, Perú les ofrece la posibilidad de solicitar asilo o de acogerse al Permiso Temporal de Permanencia (PTP), un documento que les permite residir en el país durante un año, así como trabajar, estudiar y acceder a servicios de salud. El Gobierno ha anunciado que reduce el plazo para pedir el PTP, del 30 de junio de 2019 inicial al 31 de octubre de este año. Perú es el país donde se han presentado más solicitudes de estatus de refugiado: 127.000, de un total de 299.000 en todo el mundo, según los datos de ACNUR.

Las primeras impresiones que tiene Lucy de Perú son buenas. “Nos gusta que las personas andan tranquilas por la calle. Donde vivíamos en Venezuela, a las seis de la tarde no podías estar fuera de tu casa porque había mucha gente que robaba y aquí a esa gente la gente anda transitando”, dice. “Además, aquí se consiguen las cosas, medicinas, comida. Allá en Venezuela ahorita no se consigue o es extremadamente caro”.

Cumbre regional

Ecuador ha convocado a una cumbre de 13 países del continente, incluido Venezuela, para buscar acciones conjuntas a la salida masiva de venezolanos.

“Felicitamos la iniciativa de esta cumbre regional y la OIM y ACNUR estaremos ofreciendo apoyo técnico”, dijo la representante de ACNUR en Colombia.

La agencia de la ONU para los refugiados centrará sus peticiones en cuatro puntos:

Acceso: Hay venezolanos que necesitan protección internacional como refugiados y los Estados deben garantizarles el acceso y permitirles solicitar asilo.
Derechos básicos: Los Estados deben considerar otorgar un estatuto legal alternativo de protección a los venezolanos que les permita trabajar y acceder a la salud y la educación.
Enfoque regional: Los Estados deben mantener la hospitalidad y la generosidad al recibir a los venezolanos. “Deben entender que los venezolanos fueron muy generosos con los migrantes y refugiados durante décadas”, recuerda Iriyama.
Apoyo internacional: con 2,3 millones de venezolanos que han salido del país desde 2014 se necesita más apoyo de la comunidad internacional. Es la salida de población más grande la historia reciente de América Latina.
En marzo, ACNUR solicitó 46 millones de dólares de los que han recibido casi la mitad. La OIM pidió 32 millones y ha obtenido un 32% de los fondos. Desde marzo, las salidas han aumentado considerablemente por lo que estas agencias, junto a otros organismos, harán una nueva petición.