- La aplicación fue diseñada por estudiantes de posgrado de la Unidad Cuajimalpa; este trabajo ha sido incorporado a un catálogo de la OMS que almacena investigaciones globales.
Por: Redacción/
Alejandra Del Prado Zetina, Ixzel Jiménez Zamora, Teresa Guadalupe Escamilla Paredes y Alma Delia Sánchez Carbajal, alumnas de la Maestría en Diseño, Información y Comunicación (MADIC) de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), desarrollaron la aplicación El Mercadito Web, dirigida a comerciantes del barrio de Tlatelolco y la colonia Jardín Balbuena de la Ciudad de México, con el propósito de incentivar las ventas a distancia.
Realizado con la asesoría de la doctora Rocío Abascal Mena, el trabajo fue presentado en la edición 23 de la Conferencia Internacional Humano Computadora (HCI, por sus siglas en inglés) e incorporado al catálogo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que almacena investigaciones globales relacionadas con la enfermedad COVID-19.
Uno de los retos del equipo fue involucrar alguna necesidad social y considerar el contexto de la pandemia y el confinamiento de las personas, además de unir el conocimiento en cuanto a la tecnología y la usabilidad, con la finalidad de lograr un prototipo basado en un enfoque del sistema interactivo denominado Diseño Centrado en el Usuario (DCU), explicaron en entrevista las estudiantes de la Unidad Cuajimalpa.
Por efecto de la contingencia sanitaria, micro, pequeñas y medianas empresas han tenido que cerrar y buscar alternativas; sin embargo, a la par de la crisis “ha surgido una nueva manera de mercadear a distancia y esta modalidad se ha convertido en una opción para las Pymes, rescatando los mecanismos tradicionales para regresar a lo local”.
Con esto “nos dimos cuenta de la importancia de voltear a ver a aquellos negocios que estaban pasando por situaciones difíciles”, pues si bien se vieron afectados de todo tipo, los pequeños y los informales enfrentaron mayores dificultades, al grado de que muchos no pudieron sostenerse, señalaron Jiménez Zamora y Del Prado Zetina.
Ante esta circunstancia “vimos que era un problema social relevante para abordar desde la Maestría” en lo que respecta a su solución, ya que se trata de un grupo no tan minoritario, como se constató después en un barrio que es muy grande y donde la gente tiene poco acceso y escasa familiaridad con las tecnologías, a diferencia de las grandes compañías, que emplean plataformas ya conocidas por los usuarios con una alfabetización digital mucho mayor.
En este caso “hablamos de la tiendita de la esquina, la pollería, la tortillería que suele haber en nuestros barrios” y de otros establecimientos cuyos propietarios no se habían enfrentado a la necesidad de aplicar la tecnología ni una red social o un dispositivo móvil para su actividad.
“Lo que hicimos fue acercarnos a un grupo de vendedores para saber cuáles eran sus conocimientos previos sobre tecnologías y si ya disponían de algún medio, dándonos cuenta de que en efecto algunos habían empezado a implementar grupos de WhatsApp, por lo que no eran ajenos a ellas” por completo.
El equipo de la MADIC pudo corroborar que existen redes de apoyo entre vendedores y vecinos, e incluso hubo casos en los que se generó una convivencia social y productiva a partir de este tipo de herramientas, que propiciaron el respaldo entre la comunidad, así que “estimamos conveniente empezar a investigar cuáles eran las carencias y los modos de acercarse entre unos y otros, más allá de tener la posibilidad de colocar sus productos, por lo que realizamos entrevistas con los dependientes de carnicerías, reparadoras de calzado y amas de casa que ofrecen artículos por catálogo”, entre otros.
Las alumnas detectaron que un factor que impactó el comercio durante la pandemia fue la baja en las ventas y la falta de asistencia para continuar llevando a cabo su trabajo, por lo que El Mercadito Web apunta a ser un instrumento de uso fácil e intuitivo para evitar incertidumbres en el usuario, al integrar ciertas formas tradicionales ya existentes y orgánicas como WhatsApp y Facebook.
Ante la urgencia de no parar las operaciones y evitar cierres, las jóvenes decidieron establecer contactos para publicitar la variedad y los precios de las mercancías, previo a la construcción de un entramado de vinculación para “poder cumplir con el requisito de tener un pedido completo a un precio justo, auxiliando en las ventas, al mismo tiempo que se cuida el ingreso familiar”.
A partir del diagnóstico de los requerimientos y las entrevistas “desarrollamos una propuesta de interfaz que permite diseñar prototipos para dispositivos móviles, con la meta de que funcionara, en todo tipo de aparatos, desde una computadora hasta un Smartphone muy básico”.
La idea es que la aplicación, que fue probada por todos los involucrados, sea compatible con cualquier móvil, pantalla o instrumento de comunicación de audio o telefonía. “Con El Mercadito Web buscamos contribuir a mantener las ventas en colonias o barrios a través de diferentes canales, concentrados en una sola interfaz gratuita y de usabilidad simple” que surgió “a partir de un catálogo de productos de cada local de frutas, verduras, carnes, pollo, chiles secos, entre otros, de manera que cada expendedor puede hacer el vaciado, pues son cajas muy básicas donde ingresan textos, precios o tener las funciones de apagar o encender si ya no cuentan con determinado artículo”.
El cliente puede navegar como en una especie de tienda digital, “por lo que fue denominado El Mercadito Web, pues, tal como se hace en la realidad, permite realizar recorridos ofreciendo una variedad de mercancías”, además de hacerse pedidos programados para que cada fin de semana se reciban, mediante entregas en motocicleta o bicicleta, en áreas no mayores de cinco kilómetros a la redonda.
Esto comprende un polígono de la zona para poder hacer servicios a domicilio e indica muy bien hasta qué manzana o qué calle de Tlatelolco abarca, así como en la colonia Jardín Balbuena de la Ciudad de México.
Las alumnas de la MADIC comentaron que la herramienta “tuvo muy buena aceptación entre los compradores” y, si bien la crisis de salud detonó el proyecto, éste “puede seguir ayudando a que los comercios incrementen las transacciones, en un contexto de regreso a las actividades económicas; aun cuando ha sido implementado a nivel local puede crecer y extenderse más allá de su ámbito”.
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